VALÈNCIA. La compañía valenciana Elios Car Wash ha invertido 1,5 millones de euros en una planta en Carlet (Valencia) para fabricar sus puentes de lavado de diseño propio para coches. La empresa, puesta en marcha por Antonio, José y Bernat Vanaclocha, ha decidido trasladar sus instalaciones de Alzira a su pueblo natal con la intención de producir hasta 60 máquinas el próximo año.
Así lo explica Antonio Vanaclocha, quien en 2018 fundó la compañía junto a sus dos hermanos para aprovechar toda la experiencia en empresas referentes del sector. Un espacio en el que esperan seguir creciendo, al menos, en los próximos cinco años. La planta, de 3.000 metros cuadrados, se ha ubicado en el Polígono Ciutat de Carlet, donde también están asentados parte de sus proveedores.
Su misión, dentro de un sector donde todavía quedan opciones para nuevos actores, era la de crear un puente de lavado que aunara calidad y tecnología que hicieran al cliente final elegir directamente su marca como garantía de un resultado óptimo para su coche, además de proporcionar a sus compradores sistemas con un menor coste y gasto energético.
Los fundadores acumulan más de 15 años de experiencia en la empresa valenciana Istobal, la única con la que comparten la fabricación 'made in Spain. La compañía ha crecido en facturación en el último año un 110% y espera, en el próximo lustro, duplicar al menos la producción. Además, cuenta con una plantilla de una decena de personas.
Su puente de lavado cuenta con unidades repartidas por España a través de la venta directa. Tras consolidarse con un distribuidor en Francia, también han dado el paso a Portugal y próximamente llegarán a Arabia Saudí con una primera instalación. La compañía, que pasó por Lanzadera, también está en contacto con varias petroleras para poder acceder a sus instalaciones a través de las subastas.
"Conforme nos asentamos en España, los distribuidores ven la calidad y se dan cuenta del alto margen de beneficio respecto a otras compañías", señala Vanaclocha. "Respecto a un puente de alta gama, somos 20.000 euros más económicos".
"Nos interesa que la máquina tenga la máxima calidad posible y que el cliente esté satisfecho. Además de generar el menor consumo eléctrico y tener el mejor secado", recalca, aunque reconoce que también es una cuestión de precios. "En nuestro puente, los secados son de acero inoxidable, mientras que suelen ser de chapa galvanizada o de plásticos. Los compradores ven que la calidad del tratamiento que hace el cepillo y el secado es muy bueno y a un precio competitivo", señala el cofundador.
En un mercado liderado por compañías españolas y alemanas, también buscan que la relación con el cliente no sea dependiente. "Hay marcas que tienen una filosofía en la que, para reponer componentes, tienes que ir a morir en ellos. Nosotros intentamos que el cliente tenga el acceso a comprar los componentes en otros lados. Pueden elegir con quién quiere trabajar y eso es clave para acceder al mercado extranjero", recalca.