Hoy es 21 de noviembre
GRUPO PLAZA

vals para hormigas  / OPINIÓN

El truco del tren Alicante-Málaga 

15/05/2024 - 

Uso al menos una vez a la semana una línea interurbana y me sigo preguntando por qué las estaciones de autobuses son lugares tan sórdidos. Todas. Incluida la actual, y no sé si todavía eventual, de Alicante, en la que ciertos personajes con los que te sueles cruzar tienen ese aspecto de prestamista de casa de apuestas o de comercial de Alibabá al que le puedes pedir cualquier producto, que sabes que lo va a sacar de un maletín que, a su vez, ha aparecido de una chistera. Nada que ver, en cualquier caso, a la antigua, la que actualmente ocupa el Espacio Séneca, en la que te podías encontrar con especies evolutivas que no habían entrado en los libros de Darwin. En aquella época, casi antes de la invención de la rueda, entre la calle y los murales de Gastón Castelló siempre se interponía un muchacho que se rascaba los tobillos antes de pedirte dinero para ir a Málaga. Como un portero de hotel de Manhattan, pero sin librea. Y sin Central Park. Y sin hotel. Y sin Manhattan. Cada semana, con frío o calor, te pedía algo de suelto para el billete a Málaga. Eran tiempos duros, en los que no había un enlace directo con la capital andaluza por AVE, no como ahora, claro.

AVE directo entre Málaga y Murcia. El anuncio de Renfe, lanzado el pasado lunes, también parece sacado de una chistera, pero de un mago de esos a los que les ves el truco antes de que se les caiga la varita de las manos por torpes. Entre seis y siete horas tarda el ferrocarril en cubrir un trayecto que, necesariamente, debe pasar por Madrid. Sin escalas, eso sí. Bastante más que salir de casa, tomarte un café, subir al coche, dirigirte hacia Granada, hacer parada en algún mesón de la zona para comer, emprender el camino de nuevo, previa revisión de los neumáticos por si acaso, y perderte al llegar a la Malagueta porque el GPS se ha enredado. Si encima pretendes hacer acopio de un buen cargamento de zurrapa de lomo en Antequera, ni te cuento. Tardaba menos la ardilla que, según los clásicos greco-latinos, cruzaba la península de árbol en árbol sin tocar el suelo.

Vamos a dejar de lado la imprescindible reivindicación del Corredor Mediterráneo. Sí, imprescindible. Vamos a dejar de lado también lo de las paradas de ese recorrido en Orihuela y Elche, que estoy tratando de llevarme bien con todos mis vecinos. Vamos a quedarnos con el potencial usuario de ese servicio. Seguro que hay estudios relacionados con el asunto, pero desde que lo oí, aparte de la risa que me entró, no dejo de preguntarme quién va a ser el pasajero medio de esos vagones. Parece mucho más lógico el reciente anuncio del trayecto directo entre Valladolid y Alicante. Castellanos que sospechan que el agua del Mediterráneo no está tan fresquita como la del Tormes, si es que todavía se puede uno echar a nadar en el Tormes. Pero entre Málaga y Alicante, y Murcia, salvo la gente que tenga familia en una de las ciudades, o turistas ocasionales que quieran visitar la Feria malagueña (vamos a dejar también de lado la oferta cultural de la ciudad andaluza y de Murcia, frente a la alicantina), el Bando de la Huerta o las Hogueras, no parece que vaya a producirse un aluvión de reservas. No sé qué se busca con esta oferta, salvo que parece uno más de los desvaríos que asaltan a Renfe desde que perdió el monopolio. O que el muchacho de los tobillos finalmente consiguió tener un cargo de responsabilidad.

@Faroimpostor

next

Conecta con nosotros

Valencia Plaza, desde cualquier medio

Suscríbete al boletín VP

Todos los días a primera hora en tu email


Quiero suscribirme

Acceso accionistas

 


Accionistas