VALÈNCIA. Aunque la fama de excéntrico la tiene Elon Musk, no es el primero que pensó que en un momento determinado el hombre tendría que trasladar su residencia a otro planeta si quería garantizar la supervivencia de la especie. Y aunque las primeras sondas enviadas a Marte dieron como resultado un planeta árido e inhóspito para la raza humana, otras exploraciones posteriores vieron que podría darse un caldo de cultivo propicio para reproducir en él otra Pangea como plan B.
Mientras que el planeta Tierra tiene más similitudes con Venus en su composición general, a los científicos les parecen más convincentes los parecidos de Marte para su colonización. Elon Musk también piensa así, convencido de que podrá mandar humanos a Marte antes de 2026. Lo hará a través de la nave espacial Starship que están desarrollando en SpaceX, la empresa con la que el fundador de Tesla está articulando su aventura planetaria.
Pero en una carrera por la conquista del espacio como la que en su tiempo libraron los cosmonautas rusos con los astronautas americanos, ha sido el empresario británico Richard Branson el primero en realizar un viaje espacial a bordo de su avión cohete Unity, desarrollado este en Virgin Galactic, la empresa con la que el magnate espera ofrecer vuelos espaciales suborbitales en un futuro. Se quedó a las puertas del espacio, en una travesía que apenas duró una hora.
Aunque corto, el viaje convierte a Branson en el primero de los nuevos pioneros del turismo espacial en probar sus propias naves, anticipándose a Elon Musk y Jeff Bezos, el otro megamillonario en liza también con su propia empresa espacial: Blue Origin. Ni Bezzos ni Musk reconocen a Virgin Galactic el mérito de haber llegado al espacio y sostienen que el nombre del número 1 en el turismo espacial está todavía por ver.
Teniendo ya avanzado el vehículo para viajar al espacio, faltaba pensar en cómo amueblarlo para dar la bienvenida a sus nuevos visitantes, que serán de todo menos pobres. Voyager es el nombre del primer hotel espacial que quiere construir la compañía Orbital Assembly Corporation, la cual se presenta como “la primera empresa de construcción espacial a gran escala del mundo”. Una sala de cine, bar, restaurante, gimnasio o spa son algunos de los servicios que, según determinadas fuentes, ofrecerá el Voyager. Nada, a simple vista, que se aleje demasiado de lo que cualquier turista podría encontrar en un crucero. Pero, mientras llega el momento de poder “brindar gravedad” lo que ofertan en la tienda de la página web de Orbital Assembly Corporation son artículos de merchandising.
Pero no es solo en EE.UU. donde los emprendedores parecen estar volviéndose locos con el futuro espacial. Empresas como la alemana Horizn Studios presentó hace tiempo una edición limitada de la maleta M5 con el logo de la NASA y la futurista Horizn One. Sería la maleta ideal para meter el equipaje de los astronautas o turistas del futuro. Elaborada con fibra de carbono y grafeno, Horizn diseñó esta maleta contando con la colaboración de Alyssa Carson, la aspirante a astronauta más joven del mundo.
Desde que comenzó la carrera espacial, los astronautas han seguido una dieta a base de alimentos deshidratados y, posteriormente, liofilizados. Una técnica que permite una larga conservación sin necesidad de refrigeración y que, además, reduce el tamaño de los alimentos. O sea, que en el espacio, placeres gastronómicos los justos. De aquí el detalle que tuvieron en Pizza Hut al enviar a la Estación Espacial Internacional una pizza sellada al vacío. Aunque de dimensiones minúsculas, la estrategia publicitaria fue gigantesca.
En cualquier caso, está por ver cuál será la dieta que tendrán que aplicar los turistas espaciales y que de sentido al restaurante proyectado por Voyager.
Para que los potenciales turistas vayan entrenando y sepan como se desenvolverían en planeta rojo surgen proyectos como el de Astroland, este ya en España. Ubicada en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria, Astroland Agency se presenta como “la primera agencia interplanetaria nacida en España”. Entre otras cosas, dicen estar llevando a cabo el primer proyecto de investigación privado para ensayar la vida en el planeta rojo. Para ello han creado una estación subterránea análoga a Marte, un espacio denominado Ares Station en el que reproducen “las duras condiciones de la vida en Marte”. Se trata de “una estación científica” construida en el interior de una gran cueva, con una altura de hasta 50 metros y 1,2 km de largo. “Está en un entorno idílico y aislada del contacto humano. Está equipada con todo lo necesario para testar todas las tecnologías y capacidades de rendimiento humano para que diez personas puedan sobrevivir en Marte”, aseguran.
Pero como las estimaciones de David Ceballos, CEO de Astroland, sitúan en 10-15 años el horizonte temporal para que podamos ir a Marte con más facilidad, mientras tanto va desarrollando otros proyectos que le den de comer en la tierra. Lo último ha sido la realización de un prototipo de vivienda inteligente y sostenible ideada a raíz de la pandemia. Bautizada como CyberHut la vivienda ofrece garantías para sobrevivir a catástrofes naturales y emergencias sanitarias como la que hemos vivido. Miguel Ángel Revilla, presidente de la comunidad cántabra y el consejero de Industria, Javier López Marcano, fueron los encargados de inaugurar el prototipo del que dijeron convertir a Cantabria en “referencia mundial” en el desarrollo de los hogares del futuro.
CyberHut se caracterizaría por ser una vivienda segura, saludable (monitoriza y corrige la calidad del ambiente y las constante vitales de los ocupantes), sostenible, inteligente, flexible (personalizada a cada ocupante y adaptable a cada momento de su actividad, ya sea ocio, descanso, trabajo o entrenamiento, con estancias móviles) y autónoma (genera su propia energía y acumula el excedente, produce sus alimentos y capta, recicla y almacena el agua..), entre otras virtudes.