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entrevista a josé luis pérez pont

"En el Consorcio de Museos nada se regularizaba por escrito, todo eran acuerdos de pasillo"

7/10/2016 - 

VALENCIA. Hace cinco meses que José Luis Pérez Pont se puso al frente del Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana, un tiempo en el que ha abierto cajones y cajas, en concreto las de los miles de libros editados por la institución en los últimos años y que este fin de semana se repartirán por miles para celebrar el 9 d'Octubre. Con un proyecto para cinco años que pretende "resetear" el ente, comienza el proceso de llenar de nuevo contenido esos cajones que todavía no ha terminado de revisar. 

-En su llegada al Consorcio de Museos hablaba de una gestión deficiente, ¿qué ha encontrado?
-Descoordinación, falta de comunicación entre los propios departamentos del Consorcio, de una estrategia común... Me llama mucho la atención la improvisación de las acciones que se llevan acabo. Yo me presento con un proyecto de gestión, lógicamente la totalidad de ese documento no se va a poder llevar a cabo en cinco meses ni en un año, pero sí hay una gran cantidad de cosas que en tres meses estaban realizadas, como las convocatorias públicas. Me interesan las iniciativas que presten un servicio social a la ciudadanía y al sector cultural y artístico valenciano. Todos somos conscientes de que ha habido grandes carencias a este nivel. Poner en contacto a los directores de los Museos de Bellas Artes no es descubrir la penicilina, es de sentido común, pero no se hacía.

-En la presentación de su proyecto destacaba los sobrecostes en la factura de la luz, ¿la improvisación se daba en la propia gestión del centro? 
- Sí. He percibido una falta de cariño al espacio, cosas tan insignificantes como que una de las puertas de entrada tiene el vidrio cuarteado desde hace años y no se había llamado al seguro. Todo ese tipo de decisiones están teniendo que pasar por la propia dirección, el gerente anterior no se dio nunca cuenta. No es un coste añadido, es una cuestión de gestionar con cariño los recursos que son de todos. Tenemos un almacén de peanas y vitrinas en Pedralba que cuesta casi 1.000 euros al mes. Ahora vamos a limpiar una de las salas del Centro del Carmen y traer ese material y así lo tendremos disponible. ¿Por qué pagamos en Pedralba un almacén? Son cosas que no entiendo.

-Tras cinco meses en el cargo ha asumido la programación y compromisos de la anterior etapa, ¿cumplirá con todo lo ‘heredado’?
-Yo asumo y he asumido íntegramente la programación del anterior director hasta diciembre de 2016, más allá de eso no había programación cerrada. Lo que sí hay son un par de proyectos aprobados como resultado de una convocatoria pública que se llevarán a cabo el año que viene. Estoy revisando absolutamente todo, lo que está en marcha se ejecuta pero nada más. Por ejemplo, el que se pague la colaboración en la guía de las galerías [de arte contemporáneo] del año pasado lo he tenido que gestionar yo y se ha hecho ahora, también hemos tenido que gestionar el pago de la obra de Abierto Valencia del año pasado, una cosa que sucede en septiembre de 2015 y, cuando llego yo en abril de 2016, no está resuelto.

"La vía ahora son las convocatorias públicas, me conozcas o no"

-¿Se ha hecho?
- Sí, ya está resuelto. En este caso hay que tener claro que el Consorcio de Museos no está para subvencionar, no es la misión. Para eso está la Conselleria de Cultura y, en concreto, la Dirección General de Cultura y Patrimonio, que es quien tiene competencias en esa línea. Lo que hacemos es dar apoyo a través de producción artística, comisariado e investigación, pero no subvenciones para que una asociación, la que sea, pueda funcionar.

-Se están revisando acuerdos y facturas, ¿se revertirá alguna cuestión más?
- No. Realmente, acuerdos formales prácticamente no hay, si algo ha tenido de malo, de bueno en este caso, es que nada en el Consorcio se regularizaba por escrito, todo eran acuerdos de pasillo y compromisos verbales, eso hace que no tenga ninguna validez. Lo que tengo claro es que, cuando he llegado aquí he asumido todo aquello que estaba contratado, pero no una exposición que Felipe Garín haya apalabrado por el pasillo o durante una inauguración a alguien. Eso no me sirve. Ha habido gente que se ha puesto en contacto conmigo para esto pero, ¿está aprobado? No. La vía ahora son las convocatorias públicas, me conozcas o no, te cruces conmigo en una inauguración o no. Buscamos igualdad de oportunidades y de acceso.

-Trabaja con el Ayuntamiento de Valencia en un nuevo convenio que vaya más allá del área de Cultura, con Bienestar Social, Igualdad y Educación, ¿qué nos puede avanzar? 
-La situación es muy alentadora y positiva porque hay una total sintonía en los objetivos que manifiesta el Ayuntamiento y el plan de trabajo que he diseñado para el Consorcio, de manera que, además de la concejalía de Cultura, hay otros departamentos interesados en este nuevo modelo. Proyectos que tratan cuestiones de relectura de género o de carácter inclusivo abren la puerta a la colaboración de otros departamentos. Cualquiera de estos puede participar en lo presupuestario y a nivel de contenido.

-La justificación del Ayuntamiento era su imposibilidad de asumir la cuota de 150.000 euros, ¿cuál será la participación económica?¿Irá en los presupuestos de 2017? 
-Hace mucho tiempo que ningún ente consorciado aporta 150.000 euros. No se le pide una cantidad a ninguno, cada uno aporta una determinada cantidad conforme a su capacidad y al tipo de vinculación que quiere tener. Lógicamente siempre reciben más de lo que aportan, de lo que se trata es de sacar el mayor rendimiento. Con el Ayuntamiento de Valencia no se ha hablado en ningún momento de dinero, sino de la forma de relación. El dinero lo tienen que valorar ellos y proponerlo. Estamos planificando, efectivamente, la acción para 2017.

"hay una total sintonía en los objetivos que manifiesta el Ayuntamiento y el plan de trabajo que he diseñado"

-Sorprendió a muchos cuando, tras anunciar que abandonarían La Gallera, dijo que seguían trabajando para mantenerla de la mano de algún sponsor… 
- Estoy trabajando en esas gestiones porque a raíz de hacer el anuncio hubieron algunas entidades que manifestaron interés en poder generar algún tipo de colaboración o de uso compartido, fórmulas que permitan seguir haciendo esa actividad y sumar usos complementarios. Si lo conseguimos seremos felices y si no, con toda la dignidad, dejaremos el lugar. Vamos a priorizar siempre el apoyo a artistas antes de los espacios. Las conversaciones son con entidades públicas y privadas, lo estamos intentando todo.

- ¿Se sumará algún espacio al Consorcio?
-Lo que más me interesa es ampliar al ámbito territorial de acción, más que de salas en sí. Salir de las tres capitales. Tienen que agilizarse e intensificarse las relaciones con municipios como Elche, Alcoi o Xàtiva. Para todo eso se requiere dinero, por eso hay que recortar de otros gastos.

-El Centro del Carmen está en proceso de conversión en centro de arte contemporánea, ¿cómo se hará para no entrar en competencia con el IVAM?
-Hay diferencias enormes. El Centro del Carmen no es un museo, no tiene colección, por lo tanto son situaciones como punto de partida diferentes. Nosotros desarrollaremos tres líneas de trabajo de ámbito valenciano: de apoyo a la creación joven, a artistas de media carrera y revisión de artistas en activo con larga trayectoria. No sé si ese trabajo le corresponde al IVAM, pero nunca lo ha hecho. Se trata de dar la mejor oferta a la ciudadanía y turistas, lo que permitirá que Valencia sea de nuevo un polo de atracción para visitantes locales, estatales y, como en otro tiempo, internacionales, porque el IVAM fue capaz en su día de atraer visitantes a nivel internacional. Eso se perdió hace mucho tiempo. No planteamos un trabajo en términos de competencia sino de suma.

-En cualquier caso se está 'vendiendo' el nuevo Centro del Carmen fuera de Valencia y ya se han generado proyectos con Es Baluard o el Reina Sofía. En este proceso, ¿hay confusión?
-Existe una mesa de coordinación en la que participa el director del IVAM, del Museo de Bellas Artes y yo junto con el Secretario Autonómico y la Directora General, en la que se trabaja para que haya una coordinación expositiva. El objetivo es trabajar en equipo. El propósito es común, hacer una gran oferta cultural.

-Su proyecto incide mucho en los procesos, con las convocatorias públicas. Más allá de la propia programación, ¿cómo se verá en ésta la 'huella' de José Luis Pérez Pont?
-Soy una persona que no tiene ningún tipo de interés por el ego y que no tiene ninguna necesidad de hacer ejercicios de vanidad. No vengo a dejar una huella personal, me interesa el trabajo y la posibilidad que ofrece una institución cultural como el Consorcio de Museos. No vengo a que se me recuerde, eso es un ejercicio de egolatría al que renuncio.

-Teniendo en cuenta que este año se ha aplicado un recorte al presupuesto original por parte del Ministerio de Hacienda, ¿cual es la previsión para 2017?
-Espero una mejora, pero no sé de cuanto. Existe un compromiso de incremento, ligero. El Consorcio es una herramienta eficaz para poder realizar una acción cultural en toda la Comunitat Valenciana, de manera que no estamos hablando solo del Centro del Carmen, ¿cuánto presupuesto haría falta? Eso no tiene fin. En su momento llegó a tener 7 millones, ahora es de algo más de 2 millones. Es limitado.

-La sala Contrafuertes se dedicará siempre a proyectos de carácter social, ¿cómo se integra artísticamente en el proyecto de centro de arte contemporáneo?
-En un centro de cultura contemporánea existe la posibilidad de crear programas públicos que están más allá de la excelencia del objeto, de la obra de arte, estamos hablando de trabajar con la cultura viva. Lo que más me entusiasma es hacer un trabajo en el que las personas que están haciendo iniciativas de orden social y cultural puedan interrelacionarse en este espacio.

-¿Cuál es el éxito para el Consorcio de Museos una vez finalice su mandato? 
-El éxito será que la cultura se convierta en una herramienta de transformación social, en un agente dinamizador activo e integrado en la vida cotidiana de la ciudadanía. Hemos vivido un tiempo de letargo larguísimo en el que la gente ha dejado de pensar, con lo que el gran éxito es que cada persona pueda generar un discurso crítico e independiente.

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