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la primera sede del museu de la mar abrirá en el primer semestre del 2023 

En las entrañas de La Casa dels Bous

19/11/2022 - 

VALÈNCIA. Parece que nunca llegaría el momento, pero el Museu de la Mar de València, uno de los proyectos expositivos más ambiciosos de la Concejalía de Cultura, empieza a dislumbrar el inicio de su actividad en los próximos meses. La Junta de Gobierno de ayer aprobó una modificación del proyecto a raíz de unos descubrimientos arqueológicos que se han documentado y protegido, y han obligado a alzar unos metros la construcción de la nueva edificación que acompaña la rehabilitación de la mítica Casa dels Bous del Cabanyal.

La Junta de Gobierno también puso una fecha para la finalización de las obras: 31 de enero. La contrata tendrá que entregar entonces las llaves de un conjunto que combina un proyecto museográfico y divulgativo, otro de conservación arqueológica, y otro de actividades culturales.

Ayer, la concejala Gloria Tello visitó las obras con varios técnicos de su departamento para ver el avance de las obras y comprobar que, en este caso, cada dato y cada historia que se descubre del espacio, supone un nuevo reto. Es el caso de la Casas de Les Tenyidores, un microbarrio de 36 casas de poco más de veinte metros cuadrados que estuvo ocupado hasta la riada del 57. En la adecuación de estos espacios, se han podido presevar los elementos más significativos y la edificación íntegra de tres de ellas, y la planta del resto.

Ya en lo relativo a la propia Casa dels Bous, se ha encontrado un segundo reloj de sol que estaba bajo una capa de alquitrán y que se sitúa en la fachada opuesta al otro emblemático. Según algunos estudios, se trataría de uno de los relojes de sol más antiguos conservados en la ciudad y marcaría la hora de vuelta de las barcas. Las marcas horarias son piezas cerámicas y el conjunto es muy colorido.

Dos cabezas de toros, que presidían la fachada principal y que habían sido adulteradas, también se han restaurado y se pondrán en valor. En el interior del edificio, que ha sido establo, pero también oficinas y hasta un pub, se ha recuperado el techo original, que estaba tapado por cañizo. El forjado, que no estaba en el proyecto original, separará una planta baja para la exposición permanente y una primera planta de exposiciones temporales.

En todo caso, el nuevo edificio servirá como cafetería y también como centro cultural. Y la explanada, que precisamente ayer inspeccionaba una agente cultural de las artes escénicas, puede ser un espacio ideal para el teatro de calle.

El conjunto de La Casa dels Bous que se está armando tiene un valor patrimonial incalculable para el barrio del Cabanyal. Es memoria viva del oficio de los pescadores, que llegaron a sacar las barcas directamente a la arena a esa altura de la ciudad, cuando la playa no había retrocedido tanto. Las visitas guiadas quieren enfocarse en la divulgación de cómo las faenas marítimas son un pilar fundamental en la identidad de València. Y, por otra parte, es una memoria que se agota. El barrio, en plena transformación, también está viendo desaparecer una parte de su historia delante de sus ojos. El proyecto del Museu de la Mar, tantas veces prometido, viene a ser el símbolo de una resistencia.

La primera sede de un proyecto a largo plazo

Fue en 2016 la primera vez que se proyectaron tres sedes diferentes que abarcarían el proyecto del Museu de la Mar. La Casa dels Bous será la primera en ver la luz, aunque una vez se entreguen las obras, faltarán otros dos pasos. Por una parte, la propia musografía, que ya se ha iniciado en paralelo y cuenta con piezas apalabradas. Se espera que el vecindario también aporte donaciones de objetos relacionados con la pesca, una inercia que se espera conseguir una vez el edificio esté terminado. Este proceso se estime que también esté terminado a lo largo del primer trimestre de 2023. Por parte, la gestión del espacio, que no forma parte de la batería de centros culturales cuya gerencia se ha licitado.

El reloj de sol recuperado tras la capa de alquitrán. Foto cedida por la Concejalía de Cultura de València.

De las otras dos sedes, aún no se sabe nada más que los deseos de lo que quieren ser. Las Atarazanas, en su caso, tienen el gran muro de su declaración como Bien de Interés Cultural, algo que impide una salida fácil para los trabajos de climatización necesarios para albergar las piezas que se esperan en ella. El equipo del consistorio ha encontrado una solución: que la climatización llegue por el subsuelo, pero eso supondría una inversión de varios millones de euros que, en principio, ahora se encuentra a la espera de posibles fondos europeos.

Por otra parte, el Varadero de La Marina de València era la tercera sede y ha sido un toma y daca que ahora se encuentra en un punto de inflexión: la cesión (o no) del espacio del actual consorcio en liquidación al Ayuntamiento. Si se diera, el camino estaría allanado. En todo caso, una y otra situación hace entender que el Museu de la Mar, completo, es un proyecto a muy largo plazo.

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