VALÈNCIA. Más de treinta años después de su nacimiento, el Teatre Escalante protagonizaba el titular que nunca habría querido firmar: cierra sus puertas el público. Un informe del arquitecto de la Diputación de València, institución de la que depende el proyecto aunque no es propietaria del inmueble, determinaba en 2016 la clausura de su antigua sede a causa de unos graves daños estructurales que obligaban a una profunda rehabilitación. El edificio, ubicado en la calle Landerer y convertido en uno de los pilares del circuito teatral local, se quedaba sin actividad de manera abrupta, con un cierre que hasta hoy se mantiene. De aquellos años tan solo quedan algunas señales del pasado, como unos carteles que recuerdan la programación de entonces, de una sede a la que no van a volver.
Desde que bajara la persiana, el Teatre Escalante ha seguido existiendo como marca, bajo la que ha seguido programando una oferta de teatro dirigido al público infantil y juvenil, aunque sin sede estable. El Teatre el Musical (TEM), el Teatre Martín i Soler de Les Arts o la nave 3 de Ribes, que este mismo viernes renovaba a través de la Junta de Gobierno Local su convenio de colaboración, son algunos de los escenarios que en estos años han cedido sus instalaciones a la Diputació de València para el desarrollo de sus actividades, un modelo forzado que va camino de cumplir una década de itinerancia.
Tras años de dudas con respecto a su futuro, no fue hasta 2021 cuando se puso encima de la mesa una solución que entonces se presentaba como definitiva. El área de Teatros de la corporación provincial, entonces liderada por Glòria Tello (Compromís), anunciaba la construcción de un nuevo edificio en el entorno de la avenida Cortes Valencianas que serviría de sede para el teatro y su escuela. El ambicioso proyecto fijaba un coste inicial -que más tarde se actualizó- de cinco millones de euros y se ponía como objetivo la licitación del concurso de proyectos para antes de elecciones. Sin embargo, llegaron los comicios, cambió el color del gobierno y la licitación no se llegó a publicar.
La patata caliente, por tanto, pasó al nuevo equipo de gobierno, con el área de Teatros ahora liderada por Rocío Gil (Partido Popular), que un primer momento asumió el proyecto heredado como propio: el Escalante tendría una sede de nueva construcción. El camino parecía claro entonces, sin embargo, estas primeras declaraciones, que realizó el pasado mes de septiembre, han caducado en menos de un año. El futuro del Escalante vuelve a redefinirse, ahora con un destino que parece definitivo. “No se trata de buscar la solución más rápida, sino de buscar la solución idónea y estamos convencidos de que la hemos conseguido, racionalizando el gasto y acortando notablemente los plazos para que el Escalante, no más allá del 2027, sea una realidad”.
Estas palabras las firmó este mismo miércoles la vicepresidenta segunda y responsable de Proyectos Técnicos de la Diputació, Reme Mazzolari, quien, acompañada de Gil, anunciaba un giro de timón para el proyecto, que fijará su sede definitiva en uno de los espacios del Instituto Valenciano de Audiofonología (IVAF). Precisamente esta es una de las tres opciones que se pusieron sobre la mesa hace años, aunque finalmente se decantaron por la construcción de un nuevo espacio. El cambio responde, de acuerdo al gobierno, a varias cuestiones, entre las que, claro está, se encuentra el presupuesto y los plazos, pues al tratarse de un espacio existente las obras de adecuación se podrán realizar con un margen de tiempo sensiblemente menor.
Así pues, la nueva previsión fija el presupuesto para adecuar el espacio en aproximadamente tres millones de euros y una apertura de puertas que podría llegar en 2027. Pero para llegar allí hay que transformar el inmueble por dentro, para lo que la Diputació de València prevé adjudicar el proyecto a lo largo de próximo año, un primer paso para, después, poner en marcha las obras necesarias, que se calcula pueden durar unos seis meses. Entre las actuaciones previstas, tal y como han avanzado, está el incremento de la altura de la caja así como de la superficie del escenario. De igual forma, también se prevé habilitar los espacios exteriores ajardinados del IVAF para acoger representaciones al aire libre.
Ubicado en la calle Juan de Garay de Valencia, junto al hospital Doctor Peset, el edificio que se va a convertir en la sede definitiva del Teatro Escalante está formado por tres plantas y un sótano. El salón de teatro tendrá 472 metros cuadrados, una sala que cuenta con 338 plazas, mientras que el sótano es de más de 300 metros. Además cuenta con distintas estancias que servirán tanto de despacho como para llevar a cabo actividades relacionadas con el proyecto educativo del Escalante. Aunque la falta de sede ha supuesto un duro golpe para el proyecto, en estos años ha seguido funcionando sin espacio estable. De hecho, con más de una alegría, pues hace unos meses recibió la Medalla de Oro de la Academia de las Artes Escénicas de España, al tiempo que en estos años se ha solucionado la falta de estabilidad de la coordinación artística, que tras años de cambios de caras, asume ahora la gestora cultural Marylène Albentosa. Comienza, pues, la nueva cuenta atrás para abrir el Teatre Escalante.