VALÈNCIA. Es verano y los parajes naturales se preparan para recibir un aluvión de visitantes durante el fin de semana. Los hermosos parajes naturales de los municipios valencianos han sido durante mucho tiempo un atractivo para residentes y turistas por igual. Sin embargo, la creciente afluencia de visitantes en estas áreas ha planteado desafíos significativos en términos de sostenibilidad, conservación y experiencia del usuario.
La irrupción de la pandemia ha acentuado aún más la presión turística sobre dichas áreas. Las restricciones en los desplazamientos internacionales y la aplicación de cierres perimetrales han contribuido a este escenario, al tiempo que han destacado los beneficios de participar en actividades al aire libre y establecer contacto directo con la naturaleza. Esta concentración en espacios concretos está generando problemas de movilidad, así como un exceso de personas en lugares que no están preparados para tal fin, lo que repercute de forma negativa en la conservación del territorio.
La masificación de los parajes naturales es una corriente que se está dando de forma creciente y ya son muchos los ayuntamientos que han decidido aplicar medidas para frenar esta tendencia. Los visitantes se encuentran al llegar a su destino con tasas, restricciones de aforo y controles en los aparcamientos. Y es que estas han sido las soluciones a los disturbios en la flora y la fauna de estos paisajes naturales en situaciones de elevada afluencia de público.
Uno de los enfoques clave ha sido la implementación de sistemas de reserva en línea para acceder a ciertas áreas naturales. Esta medida no solo permite a las autoridades monitorear la cantidad de visitantes, sino que también brinda a los usuarios la oportunidad de planificar su visita de antemano, distribuyendo así la afluencia a lo largo del día. Los visitantes interesados en explorar parajes naturales protegidos deben registrarse en línea, lo que garantiza un acceso controlado y una experiencia más sostenible.
Además la página web permite informar de las instrucciones del personal de los parques nacionales, así como instar al visitante a que recoja sus propios residuos y los traslade a los puntos de recogida habitual en las inmediaciones de sus domicilios.
Los municipios valencianos están invirtiendo en infraestructuras sostenibles para mejorar la experiencia de los visitantes sin dañar los ecosistemas. La construcción de áreas de descanso con instalaciones adecuadas, senderos bien señalizados y puntos de observación estratégicos son ejemplos de cómo se puede equilibrar el turismo con la conservación.
"A futuro, muchos ayuntamientos se están planteando la creación de áreas recreativas que permitan las visitas con un mayor control", explica el alcalde de Sot de Chera, Tomás Cervera.
Además, en algunos municipios han optado por aplicar tarifas de entrada o de aparcamiento. A su vez, en algunas de aquellas zonas que no contaban con aparcamiento se les ha dotado de uno para evitar los estacionamientos en zonas naturales y el desgaste que conllevan.
El fenómeno de la masificación en parajes naturales no es exclusivo de la Comunidad Valenciana, pero su belleza y diversidad hacen que la región sea particularmente vulnerable. La afluencia de viajeros en municipios como Sot de Chera, Bolbaite, Gilet o Tuéjar aumenta notablemente, sobre todo, en sus ríos y cascadas, que sufren las consecuencias de ello.
El alcalde de Sot de Chera explica que la aplicación de tasas a los visitantes es una forma de que “la gente que vaya a disfrutar del lugar contribuya al entorno”. Su municipio pasa de no más de 2.000 habitantes a 4.500 en verano. Sin embargo, Cervera aclara que los recursos de los que dispone son los suficientes para la población habitual y debe “lidiar con el aumento de visitantes con esos recursos”. Es por ello por lo que se cuenta actualmente con dos campas y un aparcamiento para vehículos, que tanto residentes como visitantes externos deben abonar.
El caso de Sot de Chera no es una excepción, de hecho en el Parque Natural de la Sierra Calderona, perteneciente al municipio de Gilet, se ha llevado a cabo un proyecto para crear una vía verde y de esta forma frenar el impacto antropomórfico en el espacio natural. El principal objetivo del proyecto es lograr la ordenación racional de los usos del territorio y minimizar el impacto generado por la afluencia de visitantes
La misma situación se da en el famoso Azud de Tuéjar, un tesoro natural que atrae a numerosos visitantes en época estival. En concreto, en el paraje natural del Azud se cobra 5 € por el aparcamiento en el Azud, a excepción de aquellos vehículos que pagan el impuesto de circulación en Tuéjar. Carlos Tarazón, alcalde del municipio, aclara que “es una forma de compensar un poco el coste que tiene para el Ayuntamiento”. Y añade que “la gente del pueblo no tiene por qué asumir el coste del mantenimiento y de la limpieza de un paraje que no disfruta”.
La corriente se repite en Bolbaite, perteneciente a la comarca de La Canal de Navarrés. Tras la pandemia, el ayuntamiento decidió no retirar la restricción de aforo para acceder a su río. De esta forma se fomenta el bienestar del paraje, tal y como argumenta el ayuntamiento. De hecho, entre las medidas para mejorar la accesibilidad se ha creado un acceso web donde reservar entradas con antelación para acceder al área recreativa.