VALÈNCIA. Aaron Samuels y Brian Holling son los fundadores de Collide Capital, un proyecto nacido en Estados Unidos para impulsar ideas empresariales de base tecnológica lideradas por personas pertenecientes a colectivos aún minoritarios en el mundo startup, especialmente negras. Su propuesta de valor es contribuir a crear comunidades.
Esta filosofía podría contrastar con el hecho de que Bank of America haya sido una de las grandes corporaciones que han aportado capital al fondo de 66 millones de euros de dólares que acaban de constituir, junto a otros gigantes como Alphabet (Google), Amazon o Twitter. Pero debe interpretarse en la buena dirección, "queremos pensar que es una buena señal", dicen.
Aaron Samuels estudió en la Universidad de Stanford y vive en Los Angeles. La base de operaciones de Brian Holling se encuentra en Nueva York y en su carrera aparecen títulos en Harvard y varios años de experiencia en Goldman Sachs. Se trata, por tanto, de profesionales familiarizados con el conocimiento de excelencia y la élite de los negocios. Están convencidos de que faltan piezas por encajar en el ecosistema de innovación tecnológica.
-No dudo de las buenas intenciones de las grandes corporaciones que han aportado al Fondo I de Collide pero, ¿veis riesgo de que la sensibilidad social se asocie a la innovación como una especie de socialwashing? En los grandes eventos globales, el discurso de los gigantes tecnológicos se parece cada vez más al de las ONG.
- Aaron Samuels: ¿Sentimos que algunas de las grandes corporaciones que invierten en Collide lo hacen como socialwashing o impactwashing? La respuesta es que tal vez sí, o tal vez no. A menudo, trabajar con ellas significa hacerlo con personas que están en su seno muy comprometidas con conseguir un uso mejor de sus recursos. En ocasiones, es la poca gente negra de esas organizaciones la que se relaciona con nosotros, o mujeres que están encontrando su camino para navegar a través de sus estructuras corporativas.
-Invirtamos la perspectiva. A propósito de esos 66 millones para el Fondo I, habladme sobre cómo la sensibilidad social se está convirtiendo en una vía para atraer inversión a proyectos innovadores.
- Brian Hollins: Nos gusta pensar que ese dinero no lo hemos captado en seis meses, sino a lo largo de la última década. Los dos hemos dedicado ese tiempo a crear comunidad, generando acceso a los recursos, y debe ser así también en nuestros siguientes pasos. Cuando venimos a un lugar como València, empezamos a ayudar, sin pensar en recibir nada a cambio. Eso es lo que buscan nuestros inversores, trabajan para impulsar gente que en su ADN busca añadir valor a los otros. En el largo plazo suelen tener más éxito, porque esos emprendedores se convierten en referentes y se crea un círculo virtuoso maravilloso. Estamos en un mercado muy competitivo, el capital es una commodity y, si al final lo único que proporcionas es capital, no estarás en las compañías de más éxito.
-¿Cómo encaja esa visión con el mundo de los negocios? El conocimiento y los valores varían según sociedades.
- Brian Hollins: Aaron y yo hemos tenido el privilegio de trabajar en grandes corporaciones como Goldman Sachs y hemos ido a universidades como Harvard y Stanford. Hoy un 1% del capital va a emprendedores negros. No todo el mundo puede ir a Stanford o Harvard, de modo que es la gente de esas universidades, de esas grandes corporaciones, la que puede aterrizar ese conocimiento en esas comunidades. Esa es la oportunidad que tenemos. Lo llamamos Collide Capital porque creemos estar en la intersección entre los ecosistemas más competentes del mundo. Pueden crearse compañías en esa intersección entre academia, industria, cultura… en los próximos diez años pensamos que ahí estarán los mejores emprendedores.
-Aaron has fundado Afrotech y Brian has participado en la creación de BLCK VC, do s de los mayores ecosistemas tecnológicos de personas negras. ¿Cómo se crea un vehículo de inversión en empresas tecnológicas partiendo de una comunidad?
- Aaron Samuels: Para mí un ecosistema es un lugar en el que suceden grandes cosas por accidente, pero sólo puede ser así con un diseño muy inteligente. Cuando creamos Afrotech, observé lo que estaba pasando en Los Ángeles en 2014 al aparecer Silicon Beach, vi lo que sucedía en Austin cuando la comunidad tecnológica se integró en South by Southwest Festival (SXSW), en Nueva York, en Washington DC, donde veíamos florecer estas comunidades tech. ¿Por qué no algo así para la comunidad negra alrededor de la tecnología? ¿Y si la ponemos en el mismo lugar, no físico, sino en términos de mindset, para crear un círculo virtuoso de inversión en talento? Y la respuesta fue: sí, ese modelo funciona. Puedo encontrar ese espíritu en gente como Margarita Albors [presidenta de la Fundación Social Nest, presente en la conversación].
-¿Qué resultados avalan esa estrategia?
- Aaron Samuels: Nuestra primera gran conferencia se celebró 2016, que es cuando conocí a Brian. Él estaba creando BLCK VC, y reunimos a 800 personas. Con el tiempo fue creciendo, al siguiente año tuvimos 2.500 personas, luego 4.000, 10.000 y en la más reciente hubo 25.000 asistentes en Austin. Pero no es el número de participantes lo importante. Hemos visto múltiples ventas de empresas exitosas en la comunidad Afrotech, y esas personas empiezan a volver. Un ejecutivo senior de una de las principales corporaciones que invierte en el fondo me dijo: “conseguí mi trabajo en esta compañía hace cinco años cuando entré en Afrotech, y vengo todos los años a contratar a gente, porque aquí es donde puedo encontrar talento tecnológico negro”. No se trata únicamente de invertir en compañías pensando en los exits, sino también de todos los efectos colaterales que suceden cuando se produce la inversión.
-¿Qué debe tener una comunidad para convertirse en un ecosistema de innovación tecnológica?
- Aaron Samuels: Lo primero que se requiere para ser una comunidad de éxito es disponer de un mindset orientado a dar primero, tiene que aparecer lista para ofrecer antes de recibir. Entonces, se crea ese tipo de prosperidad y fortalece a todos en el ecosistema. Lo primero que hacemos al comenzar todas las conferencias de Afrotech es pedir a la gente que se levante, se presente a los demás y ofrezca algo en lo que está trabajando. Eso da la oportunidad de conectar. Durante la conferencia miles de personas se aproximan y se dicen: “te puedo ayudar en eso”.
-¿Está afectando la polarización social, ideológica, política, que estamos viviendo en las sociedades occidentales a la innovación tecnológica y a la promoción de nuevas ideas?
- Aaron Samuels: De alguna forma, invertir en innovación puede discurrir a través de ideas muy diferentes e ideologías, porque cuando algo funciona todo el mundo se beneficia. En muchas ocasiones, cuando la polarización entra en escena no se trata de si la innovación es buena o mala, sino la mayoría de las veces de quién es el beneficiario de los recursos. Hablamos mucho de cómo nos aseguramos de que se les da una oportunidad a todos los que son capaces de crear una compañía innovadora de la siguiente generación. Porque habitualmente los mejores recursos no se despliegan necesariamente para las mejores personas, sino para para aquellos que tienen privilegios y crecen porque tienen buenas conexiones.
-Imaginemos que un emprendedor tiene ideas de ultraderecha y acude a Collide. ¿Está afectando esa polarización a la inversión en innovación?
- Aaron Samuels: La innovación requiere riesgo. La cuestión no es si resulta arriesgado invertir en gente de color o en determinados sectores, sino cómo nos aseguramos de que el riesgo está distribuido de una manera justa a través de todos los innovadores y del espacio. Porque si sólo inviertes en un sector, en una parte del mercado, eso verdaderamente hiere a la innovación de todo el conjunto. No deberíamos desalentar el riesgo, sino asegurarnos de que hay diferentes tipos de inversores en el ecosistema que entienden que hay diferentes comunidades y que los recursos deben llegar a los distintos espacios de talento que existen.
- Brian Hollins: Hay datos suficientes hoy que muestran que invertir a través de ecosistemas enteros, a través de una diversidad de emprendedores, genera mejores retornos. De modo que es una buena idea invertir de forma diversa. Ese concepto no era muy popular en el pasado y hoy se entiende mucho mejor. Está forzando a la gente a mirar más allá, a ecosistemas en los que quizás no tenían mucha exposición.
-No sé si todos los inversores tienen esa forma racional de reflexionar.
- Margarita Albors: Es por lo que resulta tan importante incrementar la sensibilidad hacia los sesgos. Todos los tenemos, ya sean conscientes o no. Hay estudios que muestran que incluso las inversoras invierten menos en emprendedoras que en hombres, siendo ellas mismas mujeres. Al final tiene sentido invertir en aquellos que se encuentran más cerca de los desafíos, ellos son los que lo están viendo, los que los entienden y ponen más pasión en solucionarlos.
-El 10% de los unicornios están encabezados por mujeres hoy en día, según INNOVEIT, y sólo el 16% de las startups tienen un líder femenino.
- Aaron Samuels: En Estados Unidos, menos del 2% de los fondos procedentes del capital riesgo van a las mujeres, pero si el 10% de los unicornios están liderados por emprendedoras, lo que nos dice ese dato es que tenemos que dedicar más dinero a ellas, estamos invirtiendo de forma pobre. Y puedo decir lo mismo de la gente de color. Hay muchos datos de que gente infrarrepresentada habitualmente sobresale en relación con el mercado. Si estás preocupado por los retornos, probablemente deberías invertir más dinero en esas comunidades.
-Es el momento del año ideal para hablar de las tendencias en innovación social para 2023.
- Brian Hollins: Me gusta pensar en la noción de ‘interseccionalidad’. Hace 10 años, podías construir un proyecto en una esquina, en un silo. Hoy los mejores emprendedores se encuentran en la intersección de comunidades y entienden la importancia de contar con gente que llega con diferentes backgrounds, tipos de vida, razas, géneros, sectores, experiencias. La mejor compañía no puede ser la creada por un emprendedor y sus 10 mejores amigos, sino por él y las mejores personas procedentes de otros sitios que potencialmente pueden poner esas ideas juntas.
- Aaron Samuels: Añadiría que todo esto será más global. La globalización es increíblemente importante, especialmente ahora en la era postvacuna del Covid. Hemos aprendido cosas en la pandemia como el trabajo en remoto, la interconectividad digital, los nómadas digitales, y muchas de estas tendencias nos permiten crear compañías más globales de una forma más rápida. Hace 10 o 20 años, cuando hablabas de una compañía global, te referías a una gran corporación multinacional, ahora tienes una compañía global con un 5% del equipo. Esto se está convirtiendo cada vez más en la norma y menos en la excepción. Dirigir tu compañía en múltiples tipos de moneda y de lenguajes se está convirtiendo en una nueva tendencia en todo el ecosistema startup y da una ventaja cuando tienes un mindset global desde el principio.
- Brian Hollins. València es un tremendo ejemplo de esto. Estamos aquí porque vemos una oportunidad única para València. Es una ciudad que tiene un equilibrio trabajo-vida. Hace cinco o diez años tenías que vivir en Barcelona o en Nueva York para establecer tu compañía, hoy puedes venir a una ciudad como esta, puedes disfrutar de ir andando al trabajo y de tu forma de vida y al mismo tiempo construir un negocio increíble. Creemos que hay un potencial desbloqueado que está listo para ocurrir en ciudades como València, que tienen el ecosistema, la colaboración y los recursos compartidos.
- Margarita Albors: Venimos trabajando 12 años en el impacto social y la sostenibilidad, y ahora se está convirtiendo en una tendencia porque desde la pandemia mucha más gente está sensibilizada con la emergencia de actuar. Sienten que es algo que puede afectarles en el corto plazo y muchos emprendedores que provienen del mundo tecnológico están pensando qué pueden hacer con su talento para contribuir, también los inversores. No se trata de cumplir con una lista de tareas, creo que podemos hacer cosas que tienen sentido para resolver estos desafíos.