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Entrevista al secretario del Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la CV

Luis Cabañas: "Así como aumentamos el impuesto en bebidas, disminuyámoslo en productos frescos"

1/11/2020 - 

VALÈNCIA.  Luis Cabañas es investigador predoctoral en el Instituto de Investigaciones Sanitarias La Fe, dietista en el centro Aleris y, además, secretario del Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas (CODiNuCoVa). A él acudió Compromís cuando quiso plantear la legislatura pasada la implantación de una tasa a las bebidas azucaradas -en origen también alcanzaba a los alimentos- para conocer la opinión de expertos sobre la repercusión en la salud de las personas que podría tener la aplicación de esta política impositiva.

Durante la elaboración de los Presupuestos de la Generalitat de 2021, Compromís ha vuelto a plantear la necesidad de gravar las bebidas azucaradas como ya hacen otras autonomías como Cataluña como medida disuasoria para, entre otras cuestiones, combatir la obesidad infantil. Un tributo que la coalición valencianista quiere que sea finalista y el Consell lo destine a realizar campañas para fomentar el deporte igualitario e inclusivo, a facilitar el acceso a actividades lúdico-deportivas a las que no todos los menores tienen acceso o a mejorar la alimentación en los comedores escolares promoviendo el consumo de fruta donde los padres tengan mayor capacidad de decisión en la contratación de servicio de comedor.

La negociación de este impuesto con el PSPV -Unides Podem ya lo ha reclamado también- deberá realizarse en Les Corts Valencianes en las próximas semanas. A la espera de saber si prosperará o no, Valencia Plaza se reúne con Cabañas para conocer la opinión de un experto en la materia sobre las posibles consecuencias que podría traer esta tasa.

Luis Cabañas. Foto: KIKE TABERNER

-¿Ya se han producido esos contactos con Compromís para diseñar un modelo de tasa?
-Hubo un contacto hace mucho tiempo, pero no ha habido un contacto en la actualidad. Hace tiempo que se está detrás de esto y se trata de una conversación que se ha mantenido entre ambas partes: Compromís planteando la situación y nosotros con nuestro planteamiento de "adelante, sí, hace falta", pero siempre como parte de algo. Tasar por tasar es tasar para nada, ya que va a tener siempre un efecto agudo y no crónico cuando nos estamos enfrentando a una patología crónica.

-¿Cuál es su propuesta?
-Nuestra propuesta es muy sencilla: escuchar a la OMS (Organización Mundial de la Salud). La realidad es que en septiembre de 2016 la Organización ya nos dio tres claves. La primera es que si se impone un impuesto va a tener siempre un efecto agudo y lo que queremos es un efecto crónico. La segunda es que hay que redirigir esos impuestos a iniciativas concretas que palien el problema de la obesidad, mientras que la tercera es que hablamos de aumentar los impuestos cuando se han de trabajar también los impuestos en los productos frescos, es decir, quiero que un plátano no tenga impuestos pero que un refresco sí. Lo que queremos, por tanto, es escuchar a la OMS y aterrizarlo en España.

-¿A qué se refiere con que se desea un efecto crónico?
-Lo que queremos con efecto crónico es simplemente que sean medidas largoplacistas, debido a que un impuesto es una medida cortoplacista que señala donde está el problema, pero que a la población progresivamente se le va olvidando. Es como cuando se prohibió fumar en los locales, poca gente llevó a cabo el dejar de fumar por completo. No podemos coger una medida de subir impuestos y esperar que ya esté todo hecho, la comunidad científica señala que solo es efectiva cuando forma parte de un plan a nivel de estrategia contra la obesidad.

-¿Cree que su implantación provocaría un efecto disuasorio sobre el consumo?
-Al igual que el efecto disuasorio de que si sales fuera del toque de queda te ponen una multa. Al final siempre van a ser las medidas más eficientes las disuasorias porque evitan que algo ocurra, pero tienen que ser largoplacistas. Con las bebidas, por ejemplo, si se impone la tasa en marzo es probable que en abril o mayo yo no las consuma, pero que en junio tome algunas y que luego ya me olvidé de ese impuesto por el que estoy pagando más.

Luis Cabañas. Foto: KIKE TABERNER

-¿Es tan preocupante el índice de obesidad infantil?
-Siendo que España es el país con mayores de tasas de obesidad infantil del mundo diría que bastante. Es un 23% de obesidad infantil en familias con rentas bajas y un 11% en familias con rentas altas. 

-¿Viene provocado solo por este tipo de medidas o más por una mala alimentación generalizada?
-La obesidad es multifactorial siempre y no es casualidad que las rentas más bajas sean las que más padecen obesidad. Eso ya nos destaca que los factores socioeconómicos son muy relevantes tanto en la esperanza de vida como en la obesidad infantil. Entonces, el gran problema es que a la población se le está diciendo "no se preocupe, coma usted bien cuando este producto no se necesita" sin una educación sobre ello. Un gran problema que tiene España es que sigue siendo el único país de Europa sin dietistas y nutricionistas en los hospitales públicos. Al final, lo que va a imponer este tipo de iniciativas como pueden ser el aumentar impuestos a productos insanos es una medida de recobratoria, la cual está muy bien porque es disuasoria pero tiene que formar parte de algo. Recojo la postura de Luis Morán, presidente del Consejo General de Dietistas y Nutricionistas de España, por la que dice que se puede hacer lo siguiente: imponemos aquí un impuesto y lo que sacamos con él lo llevamos a iniciativas concretas y señalamos cuáles son como, por ejemplo, reducir el impuesto de los productos frescos o crear campañas sanitarias que estén encabezadas por el profesional experto en alimentación que es el dietista-nutricionista. ¿Qué ocurre? Que España no tiene estos profesionales en sanidad publica, por lo que siempre es la pescadilla que se muerde la cola. Este tipo de iniciativas al final van a quedar como algo paternalista, ya que tienen que ir acompañadas de algo más.

-¿Cree que una tasa a las bebidas azucaradas sería suficiente?
-Obviamente no, pero no lo digo yo sino la evidencia científica. Diversos estudios nos dicen que solo son eficientes las tasas cuando van acompañadas de algo más y no solo eso, sino que los impuestos tienen que ser altos. Concretamente, lo que nos dice un estudio americano de 2009 es que en un 5,3% de impuestos se señala el problema, pero esto sigue siendo ineficiente. En España estamos investigando el subirlo a un 21%, lo que puede ser una buena iniciativa. En la reunión que sí que mantuvimos con Compromís planteamos esto mismo diciendo además una cosa: así como la OMS dice que aumentemos un 21% los impuestos en bebidas azucaradas o en productos de mala calidad dietética, disminuyamos ese mismo 21% en productos frescos. Eso conseguiría que entre el 10% y 13% de esos productos se compren más, es decir, con un plan conseguiríamos que la población comiera mejor y con una tasa conseguiríamos que la población coma solo menos mal.

-¿Cree que debería recuperarse la propuesta que Compromís planteó en su día de que se aplicara a todo producto alimenticio? Tipo bollería, por ejemplo. 
-Por supuesto. Cualquier producto malsano, al igual que el alcohol o el tabaco, tienen un impuesto porque sabemos que provocan patologías. ¿Por qué no tenemos entonces impuestos sobre productos comestibles cuyo procesamiento empeora la calidad nutricional y cuándo sabemos que podríamos prevenir hasta el 3,7 millones de patologías en 2025? Datos de Reino Unido.

Luis Cabañas. Foto: KIKE TABERNER

-La patronal cuestiona que el objetivo de este tipo de impuestos es recaudatorio. ¿Qué opina al respecto?
-La patronal que produce este tipos de productos obviamente se va a posicionar en contra. Esto no engaña a nadie, es evidente y responde a una razón muy sencilla: probablemente estamos jugando con su pan. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el problema sigue siendo el mismo. Se van a posicionar en contra, por lo que vamos a llenarnos de aliados, concretamente la ciencia, y vamos a decirle a la gente del territorito agrario: "oye, vamos a redirigir estos impuestos a que la gente coma mejor, lo que implica un producto que sea local". Además, eso se acompaña de que intentemos que sea un producto que cuide el territorio, es decir, estudiar también la salud del territorito. Lo que habría que plantearle a la patronal es si lo que quiere es seguir enfermando a la población porque entonces aquí tenemos un problema. Es el único actor que va a estar en contra. Al final, el consumo de estos productos implica un gasto sanitario brutal y no solo eso, sino que cada x tiempo muere una persona por sobreconsumo de estos debido al conjunto de tomarlas durante mucho tiempo (riesgo de exposición). Eso implica un coste sanitario que pagamos entre todas. ¿Por qué no entre todas decidimos entonces un modelo que sea mucho más sano? Por ejemplo, reducir el IVA de los productos frescos para que podamos consumir más, mientras que en los productos malsanos lo aumentamos para decirle a la población que no vaya hacia ellos, sino hacia los otros.

-¿Cómo valora que el Gobierno central quiera subir el IVA de estas bebidas del 10% al 21%?
-Es, de nuevo, una medida positiva porque vemos que el impuesto está en Finlandia, en Reino Unido, en México... Sabemos que es positivo y que la población empieza a comer mejor, por lo que nos puede venir bien. Pero luego al Gobierno Central lo que decimos es "gracias, pero ¿qué más?" Tiene que ser parte de un paquete de medidas. Insisto en que lo decía la OMS en su Estrategia de Controlación de Enfermedades no Transmisibles de 2013 a 2020, que hay que reducir por un lado el consumo de estos productos y por otro aumentar el consumo de otros productos, por lo que hay que tasar los primeros y quitar los impuestos de los segundos. Pero comparte algo más, puesto que en España seguimos teniendo el problema estructural de que quien te va a a decir que comas mejor no tiene un profesional al lado que le vaya a decir cómo es comer mejor.

-¿Entiende que se tendrían que hacer excepciones en alimentos más saludables como, por ejemplo, los zumos sin azucares añadidos?
-Hay que tener en cuenta respecto a los edulcorantes artificiales, los aditivos en general, que son seguros, es decir, que no provocan enfermedades. Pero esto no implica que sean inocuos, por ejemplo, el maltitol de muchas galletas tiene efecto laxante. Entonces lo que tendría que hacer el Gobierno Central es decir "vale, lo que nos dice la evidencia científica es que, contra menos ingredientes, un producto a priori podrá ser mejor". Lo que la evidencia nos dice es que esa bebida probablemente no aporte ningún beneficio, que tenga efecto neutro o que incluso tenga efecto negativo, ya sea un producto 0,0 o sin azúcar. El único recurso que tiene la población para consumirlo es que está rico. Por ello, si el Gobierno se preocupa de que la población beba agua y tenga acceso a agua potable, ¿por qué no reduce entonces los impuestos del agua, que es lo que necesitamos, y a las bebidas que son agua colorada y de efecto neutro le aumentan los impuestos? Esto es una medida disuasoria, pero que debe ser largoplacista, ya que sino puede pasar como en México: que se aumentaron las tasas de los productos azucarados y en un plazo largo ya nadie se acuerda de dejar de consumirlos por su salud.

-¿Cree que deberían estar exentos o aplicarse un tipo más reducido?
-La manera de pensar con respecto a estos productos debe ser la misma. La evidencia nos dice que tienen efecto neutro e incluso negativo, por tanto, hay qué pensar: ¿Qué medida disuasoria se puede implantar para que la gente compre agua y no compre otra bebida? Pues vamos a tasar las bebidas, pero señalando que es mejor beber agua, aunque quizá eso la patronal lo lleva un poco peor.

Luis Cabañas. Foto: KIKE TABERNER

-Sanidad elaboró un informe la legislatura pasada en el que avalaba la aplicación de esta tasa. El informe decía que tendría efectos positivos sobre la salud de las personas. ¿Se han dirigido a la Conselleria de Sanidad para saber si está promoviendo algún tipo de actividad para evitar el consumo de productos insanos? ¿Le consta si desde la Conselleria se está emplazando a Hacienda a aplicar esta tasa?
-Aún no hemos conseguido ponernos en contacto con la consellera de Sanidad precisamente para hablar tanto de este tema como de nuestra voluntad para ayudar en la pandemia actual que tenemos. En este aspecto, hay que tener en cuenta que al final el 50% de las personas que están falleciendo por la covid tienen obesidad. Incluso la evidencia lo que nos dice es que las personas con obesidad y sobrepeso van a tener mayor riesgo de morir o de tener complicaciones por el virus. La conselleria, pese a que ha habido un aval sobre que esto podría tener efectos positivos en la salud, no se ha puesto en contacto con CODiNuCoVa para preguntarnos qué pensamos sobre esta aplicación. Lo que sí que le hemos dicho a la conselleria en varias ocasiones es que las dietistas-nutricionistas de la Comunidad Valenciana estamos para ayudar en muchas direcciones. Una de ellas, es contra la pandemia porque la mayor parte de la población esta muriéndose con obesidad o sobrepeso. Otra de ellas es con respecto a la tasa del azúcar porque lo que podríamos conseguir es decirle a la población: "población, usted que tiene unas tasas de 44% de sobrepeso, de 23% de obesidad y que tenemos el honor de ser la tercer comunidad autónoma con mas obesidad infantil, vamos a dejar de comer algo".

-¿Cataluña ya la tiene implantada. ¿Existen estudios desde su aplicación que demuestren que se ha reducido el consumo?
-Existen datos de que se ha reducido el consumo. Lo que habrá que ver es si a largo plazo eso implica que la población está mejor o si implica que la población ha mejorado su salud. En este aspecto, Cataluña es una rara avis en España porque tiene implementado en su sistema de salud dietistas-nutricionistas y, de hecho, acaba de proponer que haya una contratación de 136 de estos profesionales en atención primaria. Es decir, en esta cuestión Cataluña está trabajando muy bien. Ojalá eso fuera replicable en el resto de España. ¿Por qué Cataluña sí y el resto de España no?

-¿Piensa que se debería trabajar entonces como Cataluña?
-Tendríamos que fijarnos en lo que sale bien en cada comunidad autónoma independientemente de cuestiones identitarias. Al final, tenemos una ventaja y una desventaja. La ventaja es que podemos utilizar las autonomías como experimentos sociales para ver qué pasa. ¿Qué ha pasado con la tasa del azúcar en Cataluña? Que ha disminuido su consumo, que es lo que quiere cualquier científico que ha leído un poco sobre este tema, lo que quiere la población -porque entiendo que quiere mejorar su salud-, y también lo que querrá el Gobierno porque va a recaudar más al final. ¿Quién no quiere esto? Obviamente la patronal que promociona estos productos, pero es que el tabaco o  las armas... También hay gente que vive de esto y no por ello son buenos. Entonces vamos a fijarnos en que cuando Cataluña aprobó este impuesto también ha venido aprobando la integración dietistas-nutricionistas en su sistema publico de salud. No solo es la comunidad autónoma con más de estos profesionales en atención hospitalaria, sino que también lo es en atención primaria. En la Comunidad Valenciana necesitaríamos entre 133 y 500 dietistas-nutricionista haciendo funciones, pero actualmente solo hay cuatro en la provincia de Valencia. Son, por tanto, cuatro personas con mucho trabajo.

Luis Cabañas. Foto: KIKE TABERNER

-¿Cree que con la subida del IVA Compromís debería seguir peleando por la aplicación de otro impuesto autonómico? Al ser compatibles la coalición defiende que va a seguir insistiendo en la tasa... 
-Soy investigador, no soy economista. Entonces, puedo entender que sí porque a nivel de lo que tenemos ahora mismo nos va a venir bien. Cualquier medida que implique que la población vaya a reducir el consumo o que al menos se lleve a debate que la población deje de beber tanta bebida x siempre va a ser positiva.

-¿Qué riesgos alimenticios observa en la población?
-Hicimos una encuesta hace relativamente poco respecto a la población que se llama "Como lo que soy". Uno de los grandes riesgos que vimos tanto para la población infantil como para la gente más anciana era el consumo de bollería, lo que es un reto que ya veíamos en nuestras consultas. Por otro lado, también vimos que en la población entre los 25 y los 65 años una de las malas costumbres que tenía era la comida rápida o el consumo de productos ya preparados. El problema es que estos no son productos saludables porque meten salsas que no lo son, aliños o bebidas malsanas. Lo que sabemos es que hasta el 65%  de las cestas de la compra en general pueden estar compuestas por productos ultraprocesados o productos que no son en ningún caso sanos. Por tanto, cuanto más reduzcamos ese tanto por ciento mejor. Si esa medida disuasoria de la tasa consigue que ese 65% baje un 30%, lo que vamos a conseguir es que la población esté mejor: que necesite menos atención sanitaria, que falte menos al trabajo, que tenga menos enfermedades no transmisibles, que tenga menos obesidad y sobrepeso... Además, tanto el sistema sanitario como las empresas van a ahorrar. En todos los sectores menos en el que se producen estos productos va a venir muy bien este impuesto.  

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