La máxima responsable de Compromís en la corporación provincial analiza para Valencia Plaza las líneas de colaboración con la Generalitat y reflexiona sobre su manera de entender la organización territorial
VALENCIA. Uno de los acuerdos más complejos tras las elecciones de mayo de 2015 fue el alcanzado en la Diputación de Valencia, donde la Presidencia fue para el socialista Jorge Rodríguez con el apoyo y entrada en la gestión de la corporación provincial de Compromís, València en Comú y Esquerra Unida.
La abogada Maria Josep Amigó (Bonrepòs i Mirambell, 1969), militante del Bloc y designada vicepresidenta de la institución por Compromís, analiza para Valencia Plaza la relación entre los grupos del pacto, las líneas maestras de gestión y los puntos de colaboración con la Generalitat. Además, reflexiona sobre el futuro de las diputaciones provinciales enlazándolo con la concepción "de País" que se tiene en su formación política, donde se rechaza frontalmente la existencia de "barreras" como son, a su juicio, las "murallas provinciales".
Amigó, concejal desde 1999 y alcaldesa de su municipio entre 2004 y 2007, peleó en 2003 por la secretaría general del Bloc frente a Enric Morera, en una candidatura respaldada por dirigentes como Antoni Porcar, Ferran Puchades, Natxo Costa, Pere Fuset, Enric Nomdedéu o la propia Àgueda Micó, coordinadora general del partido tras el pasado congreso de mayo. En aquella ocasión, Amigó perdió por tan solo dos votos, renunciando a la segunda votación a la que tenía derecho ante el riesgo de fractura irreparable en la formación nacionalista. De esta manera, dio paso a un reinado el de Morera que se prolongó durante 13 años.
-Ha pasado un año y dos meses de gobierno en la Diputación de Valencia con el acuerdo de cuatro grupos. ¿Cómo está siendo la convivencia?
-Está yendo mejor de lo que se podría esperar. Cuando hay problemas se hablan: hemos intentado establecer órganos de comunicación para evitar malentendidos y fricciones. Es verdad que siempre hay cuestiones que se deben negociar pero bueno, como en cualquier Administración. Todos tenemos claro dónde estamos y está habiendo la madurez necesaria para esto. Después de lo que ha costado sacar al gobierno del PP, si no somos lo suficientemente responsables para superar las fricciones la ciudadanía no lo perdonaría.
-Compromís defiende la eliminación de las diputaciones. ¿No se hace difícil explicar esto siendo la vicepresidenta precisamente de esta institución?
-Sería contradictorio que yo dijera lo contrario porque venía en nuestro programa, pero también venía en el del PSPV, EU, València en Comú e incluso en el de Ciudadanos. Todos menos el PP. A ver, los resultados electorales nos dieron seis diputados provinciales en Valencia y hubiera sido una irresponsabilidad no asumir la tarea. Además, una de las maneras de ir cambiando el mecanismo de funcionamiento de las diputaciones es con la gestión diaria. Por otro lado, tampoco se puede engañar a la gente: para que desaparezcan estas instituciones se necesita una reforma constitucional. Es decir, este partido se juega en Madrid. Pero desde dentro estamos dando pasos para el vaciado de competencias de las diputaciones. Una forma para ello es la comarcalización: las competencias hay que prestarlas, ya sea directamente la Generalitat, o bien que los municipios más grandes tengan más autonomía, potenciando las mancomunidades...
-Pero vicepresidenta, entiendo que el problema de las diputaciones es de funcionamiento, no es que sean malignas en sí. Si por ejemplo se les da más poder a las mancomunidades pero tampoco tienen unos mecanismos de control, pueden convertirse en reinos de taifas. ¿O estamos hablando de una cuestión ideológica de forma de vertebrar una autonomía?
-Para mí las diputaciones son obsoletas porque estamos hablando de provincias. Cuando tú tienes una visión de país y no crees en las provincias, sino que crees más en las comarcas, solo el hecho de que tengas que actuar en el ámbito de Valencia a mi me chirría. Creo que hay que eliminarlas porque son del siglo XIX y solo tenían un sentido cuando no había gobiernos autonómicos. Es evidente que muchas de las funciones que se prestan hay que seguir prestándolas, pero con una modificación de la ley de financiación, con una ley de comarcalización como toca... podríamos estar trabajando a nivel de país, no de provincia. Porque además es imposible coordinarnos con Alicante y Castellón donde las diputaciones están gobernadas por el PP. En resumen, se hacen muchas cosas buenas desde aquí pero la finalidad provincialista la rechazamos: políticamente es que no creemos en las provincias. Al final te encuentras con que el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, actúa como si fuera el Ximo Puig de Alicante y creo que ese protagonismo, si tienes una visión de país, no debería existir.
-Están colaborando con la Generalitat, incluso aportando fondos o tapando agujeros que el Gobierno valenciano no puede cubrir económicamente. ¿En qué consisten estas actuaciones?
-Al margen de medidas como el XarxaLlibres que son muy conocidas, cuando nos sentamos a hablar de presupuesto ya acordamos que si teníamos superávit podríamos destinarlo a inversiones en los municipios hablando con la Generalitat. Por ejemplo, se han concretado iniciativas en Turismo, Deportes o Bienestar Social. Medidas por ejemplo referentes a una veintena de instalaciones deportivas que estaban programadas y que no se habían terminado o llevado adelante por falta de recursos. También actuaciones en centros de día municipales, en residencias de la tercera edad...
-Entonces ahí la Diputación de Valencia sí que es un poco el cajero de la Generalitat... ¿Cuánto dinero les ha tocado poner?
-Bueno, a la gente al final le da igual quien ponga el dinero para por ejemplo terminarles el polideportivo, lo importante que se haga. Las actuaciones de Turismo han costado en torno 1,5 millones de euros, las de Deportes, unos 2,3 millones de euros, y en Bienestar Social estamos todavía calculando pero ronda los 1,2 millones de euros. No han sido las únicas áreas, hemos intentado ayudar en todo lo que nos han pedido que echemos una mano: hemos aportado algo para Transporte, también en la Primavera Educativa...
-Ha mencionado antes la comarcalización. Entiendo que el reto para ustedes es avanzar en la concesión de servicios en las comarcas, en potenciar la autonomía local y comarcal. ¿Esto el PSPV lo ve de la misma manera? ¿Qué objetivos quieren cumplir?
-Sí, yo creo que el grupo socialista está de acuerdo en avanzar en una Ley de Comarcalización al igual que en potenciar las mancomunidades. En el último presupuesto, de hecho, les aumentamos las partidas para que pudieran hacer más actuaciones y se les ha dado la posibilidad de tener Planes Provinciales de Obras y Servicios (PPOS) para que puedan hacer inversiones mancomunadas. Desde Compromís hemos primado las actuaciones que impliquen a varios municipios porque creemos que eso contribuye a la vertebración, a hacer país y que los recursos sean más aprovechables. Es una invitación a que trabajen conjuntamente: ¿de qué sirve que dos municipios uno al lado de otro tengan una piscina cubierta por ejemplo? Son servicios caros de hacer y de mantener y no tenemos la población para ocupar esos espacios. Se pueden hacer muchas cosas mancomunadas más allá de los residuos que es lo habitual, en materia de sostenibilidad, por ejemplo. Tú para tu municipio no vas a tener un ambientólogo, pero entre varios sí puedes tener a uno para que oriente a todos.
-¿Cómo estáis trabajando respecto a las ayudas a los municipios? Siempre ha existido en la Diputación la sensación de que los pueblos del signo político que gobierna son más favorecidos...
-Estamos trabajando mucho en la objetivización de las ayudas. Por ejemplo, tras 20 años sin hacerse, hemos revisado la fórmula de los PPOS: hemos intentado premiar a los consistorios que están adheridos al Pacto de Alcaldías por la sostenibilidad. Eso exige unos compromisos medioambientales y eso se valora en la puntuación. Luego en las áreas que maneja Compromís como Turismo y Cultura buscamos sacar bases con criterios objetivos y eliminar los convenios singulares. Y queremos que en el resto de áreas se haga así.
-¿Quiere decir que el PSPV por ejemplo no está de acuerdo en estos criterios para eliminar los convenios de singularidad?
-A ver, hay una cierta independencia de gestión. Creo que el PSPV camino hacia ahí también: para nosotros es una prioridad y animamos a que todo el gobierno lo aplique. Pero vamos, yo creo que todo el mundo tiene claro esto. De hecho, los conveniossingulares de Presidencia y Vicepresidencia prácticamente se han eliminado, más allá de una pequeña reserva para alguna problemática de un municipio concreto que sí tiene una situación realmente singular. Cualquier municipio, sea del color político que sea, debe tener los mismos derechos.
-¿Han calculado cuántos convenios singulares se firmaban?
-El presidente anterior, Alfonso Rus, hacía muchísimos. Creo que simplemente venía el alcalde de turno a hablar con él y presentaban el proyecto y él decía sí o no. A ver, agraciados ha habido de todos los colores, de Compromís también, aunque imagino que más de los 'azules'. En cualquier caso, no creemos que esa sea una manera apropiada de funcionar.
-¿Cuándo y por qué es la última vez que ha discutido con el presidente y socio de gobierno, Jorge Rodríguez?
-No he discutido nunca con Jorge Rodríguez.
-Algún punto de desacuerdo habrá habido...
-Sí, claro, pero creo que ambos tenemos la función de ser intermediarios y poner paz cuando hay algún problema. Jorge es una persona muy amable, cariñosa, aunque cuando tiene que sacar el carácter lo saca. No conmigo, pero por ejemplo recuerdo cómo respondió al diputado del PP de Requena en un pleno y fue muy contundente. Eso sí, sin despeinarse.
-Rodríguez ha tenido algún encuentro con los presidentes del PP en las diputaciones de Castellón y Alicante. ¿Cree que puede sacarse algo interesante de esas citas?
-Quizá se puede llegar a algún acuerdo puntual sobre algo pero creo que es muy difícil ir más allá. Funcionamos de formas muy distintas aunque sería interesante que pudiéramos trabajar conjuntamente para eliminar las murallas provinciales de las que hablaba antes.
-Pasando a hablar del Bloc, viendo la tensión vivida con el nombramiento de Enric Nomdedéu, ¿se arreglaron realmente las cosas con el VIIé Congrés?
-Sí que pienso que del congreso el Bloc salió reforzado. Este tipo de cosas son normales y pasan en todos los partidos. Ahora el Bloc y Compromís, el valencianismo político en general, está en su mejor momento. De aquel congreso salió una Ejecutiva fantástica que está ayudando mucho a los cargos institucionales. En cuanto a Nomdedéu, creo que no podía haberse elegido a una persona mejor para el puesto, por su preparación concreta para ello y por su bagaje político.
-Aquí en la Diputación de Valencia están representadas y conviven las dos sensibilidades del Bloc que han venido midiéndose en los últimos tiempos. ¿Cómo se lleva eso? ¿Es cierto que esto es como la Fórmula 1, que tu principal rival es tu compañero de equipo?
-A ver, hay gente que prefiere no pronunciarse públicamente. A mi no me importó reconocer desde el minuto 0 que yo soy de Àgueda Micó. Para empezar porque yo me presenté a liderar el Bloc en 2003 y ella hizo lo mismo por mí y lo agradecí. Ahora bien: eso no tiene nada que ver luego en el día a día, porque las personas que dieron apoyo a Rafa Carbonell son mis compañeros de partido también. Aquí en la Diputación Emili Altur o Pilar Moncho por ejemplo respaldaron a Rafa y no hubo ningún cambio respecto a la gestión del día a día. Eso sería una irresponsabilidad.