VALÈNCIA. "En Minimalism lanzamos nuestra primera tienda física y no descartamos abrir más si va bien". Así lo apunta Pepe Martín, cofundador de Minimalism Brand, compañía fundada en 2018 junto a su socio Víctor Rodado. Este martes 23 de julio, Martín estará presente en el Demo Day Incibe Emprende, organizado por CEEI Valencia en Biohub, en una charla bajo el título "El arte de darse oportunidades".
Empresario formado en ADE, vivió como nómada digital, montó una agencia de marketing y tiene un canal de YouTube en el que habla de sobre su marca de ropa, productos, sostenibilidad y emprendimiento. Su última aventura es el podcast Open, donde charla con autónomos, creativos, inversores, diseñadores, influencers y empresarios.
- ¿Por qué decides emprender?
- He hecho un poco de todo. Estudié Administración y Dirección de Empresas. Tengo un máster en comercio internacional. He trabajado en una pyme, entré cuatro años en una multinacional y me hice autónomo hace diez años ya. Y hay una cosa que repito mucho, que es que no tenía nada claro qué hacer y me di oportunidades. Me gustaba el comercio internacional y viajar y estudié para ello. Me gustaba el dinero, y estudié ADE porque era la única forma de entender cómo gestionarlo. Y luego, creí que una multinacional como Telefónica era la solución, pero decidí que no.
Después empecé con mis proyectos como freelance. Bajas tu estatus de un sueldo muy bueno, pero decidí probar otra serie de cosas. En la parte freelance, hacía páginas web y estrategia de contenido, con lo que iba aprendiendo de lo que hacía. Y luego cofundé una agencia de marketing, en la que tuvimos hasta 15 personas trabajando. Y tras esto, nos especializamos en ecommerce y me monté mis proyectos, y uno de ellos fue Minimalism, que ocupa mi vida a nivel profesional ahora mismo.
- ¿Por qué pusiste en marcha Minimalism?
- Eran muchos años montando ecommerce para otra gente. Tengo mucha información a nivel de marca, contenido, a nivel de tráfico, y yo veía que ellos lo podían hacer, ¿y por qué no podía hacerlo yo, que estaba ayudando a otras marcas de las que no compartía todos sus valores? Para mí, el crear una marca de ropa al principio era un juego y ahora tenemos rooa del hogar, mochilas y te puedes vestir de los pies a la cabeza.
En mi caso, siempre he estado muy preocupado de dónde compro, cómo compro, cuál es el impacto de mis acciones, cómo viajo, cómo como. Soy consciente del impacto que tiene cada decisión que he tomado. Y también siendo consciente de que no lo hago todo perfecto. Hubo una época en la que estaba más enfadado, porque no entendía el porqué la gente compraba en Primark o Shein, pero todo el mundo no se puede permitir pagar 25 euros por una camiseta de Minimalism o simplemente es que no entienden la diferencia entre los tipos de prensa.
Entonces, tenemos una responsabilidad como marca de explicar el porqué una cuesta 25 y otra 3. Y eso lo hacemos mucho en Youtube, el coger una camiseta de HM, que está fabricada en Bangladesh, mientras nosotros fabricamos en Portugal, y mostramos las fábricas. Entonces, lo que buscamos es dar información para que la gente pueda comprar un producto de una forma más consciente.
- ¿La sociedad reclama información o todavía no está concienciada?
- Para mí, es hacer algo que creo que tiene sentido. Si dedico a algo cientos de horas y se lleva tiempo y energía, al menos que tenga un impacto positivo y sentido. Para mí no existe no hacerlo. Me gusta Patagonia, Ecoalf, y me fijo en la trazabilidad de dónde lo fabrican, cómo lo fabrican, también la parte durabilidad del producto, que eso es lo más sostenible que existe. Y hay una frase que decía mi abuela y es que no hay nada más sostenible como, por ejemplo, convertir una camiseta en un paño.
Entonces, hay que hacer un producto muy bonito, pero si no dura no es sostenible. Abogamos mucho por ese tipo de cosas. Hagámoslo bien, con una calidad-precio asequible, porque nuestra competencia se puede ir a 60 ó 70 euros con una camiseta y va a un público más elitista. Pero nosotros queremos dar esa información para un público más consciente, que al tenerla le quiere dar una oportunidad a la marca. Por ejemplo, en la ropa interior tanto de hombre como de mujer, la gente se pregunta el porqué le queda tan bien. Es algodón orgánico, las costuras están termoselladas, te puedes poner la camiseta sin planchar y no se rompe el patrón o no coge tintes en la lavadora. Mucha gente no demanda esa información, pero nosotros la damos. Eso es concienciación y sostenibilidad. Intentar dar a la gente la información que muchas veces no ha solicitado o nunca ha pensado en ello.
- ¿Cómo es el primer paso de salir de una multinacional a emprender tu propio proyecto?
- Me fui a viajar por el mundo cuatro meses. Nunca había parado de trabajar desde los 16 años y, como había ahorrado un poquito en Telefónica y hacía páginas web como freelance, se me ocurrió que se me daban bien los clientes, hacer contenido, y decidí probar. De ese darme una oportunidad de ver qué me apetece hacer, como tampoco tenía claro qué quería, empecé a descartar lo que no quería. Y ahí descarté el no quiero trabajar siempre en el mismo sitio, el no quiero tener siempre el mismo horario, no quiero perder todos los días una hora y media de transporte hasta la oficina.
Fui haciendo el check en lo negativo y decidí que lo que me quedaba era montar mi proyecto, tener una oficina cerca de casa, trabajar desde casa muchos días o vivir en otra parte del mundo. Mi único objetivo era ser libre y elegir dónde, cómo y cuando levantarme. Eso me ha llevado a crear una marca que no dependa de mí y de estar 24 horas encima. También crear contenido que no solo dependa de mí, sino de algoritmos que lo posicionan, o libros que la gente pueda comprar cuando quiera. VA más allá de hacer un intercambio horas hombre.
- ¿Qué pros y contras le has visto a ser nómada digital?
- Hay muchos pros, a nivel de aprender mucho, tener muchos estímulos y conocer a mucha gente. Pero con un proyecto montado, no recomendaría a nadie que se hiciera nómada digital, a no ser que se entienda como me voy a vivir a Bali un año y me quedo siempre en el mismo sitio, que eso no es serlo. Para mí, ser nómada digital es alguien que se mueve muy rápido y que se cambia cada semana de lugar. Yo lo hacía y era muy difícil trabajar. Además, me creaba bastante estrés. Si tienes un negocio y quieres dedicarle seis o siete horas al día, tienes que estar cómodo.
- ¿Qué le recomiendas a la gente para empezar a darse oportunidades?
- Lo que hice durante el último año en la etapa de Telefónica fue imaginarme cómo sería mi vida si fuera autónomo. A qué eventos iría, qué formaciones haría, y lo que el horario me permitía a partir de las 19 horas y fines de semana. Incluso empecé a buscar clientes. Esto lo recomiendo mucho. No cortes tu trabajo hoy, sino empieza a trabajar sábados y domingos en tu proyecto. O busca ese primer cliente y factura el primer euro, que es de lo más difícil. Antes de dar el salto, es mejor probar si eso es para ti. Le diría a la gente que probara todo y hay muchas formas de hacerlo. Desde emprender un canal de Youtube, una revista, un blog a una newsletter. Ese primer emprendimiento te hará desarrollar una serie de habilidades que te abrirán las puertas a otra serie de cosas.
Siempre pongo de ejemplo mis vídeos. Habré hecho más de 1.000 vídeos, pero al principio me daba miedo grabarme, hablar a la cámara y no sabía hablar ni guionizar. La primera vez que lo haces es un desastre, pero en el vídeo 100 ya tiene un mensaje y la gente te escucha. Y hay muchas personas que en realidad dicen que sí, pero no quieren hacerlo y dicen que no tiene tiempo. En mi caso, cuando empecé, no me ponía excusas. Cuando tienes esa motivación está muy bien, pero si no tienes disciplina es difícil.
- En Minimalism no tenéis inversión de fondos, ¿es decisión consciente?
- Somos cuatro socios, y no buscamos capital externo porque se retroalimenta con el circulante de las ventas. Sí que es verdad que en octubre abriremos una tienda y necesitaremos un poco más de capital, que lo podemos hacer a nivel de apalancamiento bancario. Nosotros somos rentables desde el día uno, entonces esto para los bancos está muy bien. Yo soy empresario de antigua escuela y me prefiero dar números positivos. Lo bueno de esto es que, si en algún momento tenemos inversión externa, no es igual que te inviertan en negativo que en positivo.
- Hay un cambio de filosofía en los fondos de buscar a compañías tecnológicas más rentables.
- Nuestro negocio al final es el intercambio de un producto, que al cliente le guste y que te vuelva a comprar. Tengo mis dudas de que una marca de ropa, al margen de capital, lo que necesita creatividad para diferenciarse de todo el ruido que hay de 100.000 marcas. Sí que es verdad que en Minimalism todos teníamos unos trabajos previos y podíamos estar un determinado tiempo sin ponernos sueldo.
Pero es verdad que a nivel de tecnología, si tú estás montando algo para lo que necesitas 25 desarrolladores y una vez montado empieza a facturar y tendrás clientes, en ese caso la inversión es positiva. Pero hay numerosos negocios que se pueden levantar sin inversión externa, sobre todo al principio. Pero nosotros, después de cinco años, seguimos validando producto. Ahora vamos a probar con la tienda y si funciona bien, yo no puedo decir que nunca voy a recibir capital, pero una vez validado.
A mí me da mucho miedo cuando alguien empieza a levantar dinero sin hacerlo, sin saber cuál es el mercado, ni el precio. Hay negocios que lo necesitan, y otros no. Además, cuando metes un fondo de inversión en tu capital, ya sabes que te va a pedir una serie de cosas, a nosotros por suerte nadie nos va a pedir nada.
- ¿Por qué decidís abrir la primera tienda física?
- Tenemos un podcast llamado Open, en el que el patrocinador es Minimalism. Traemos a gente de todo tipo, desde influencers a inversores. Y vino una persona que es como el dealer de locales. Es una persona que tiene los teléfonos de todos los locales de alquiler de Madrid. Y teníamos en mente en el equipo, este año, tener un punto físico donde la gente comprara. Hemos crecido mucho en catálogo y una vez que tocas las prendas todo el mundo se las queda. Tenemos un 2% de devoluciones, que es ridículo en la industria.
Y hablando con Carlos surgió la oportunidad de abrir un pop-up de seis meses, de octubre hasta marzo. Luego, tenemos una línea de B2B en la que hacemos ropa y mochilas para empresa estilo Google, Instagram, Banco Triodos, pero quiero ver qué pasa en la tienda. Si la gente entiende el producto, ver cómo interactúa. Porque muchos clientes ven los productos y no los entienden.
Queremos jugar la baza de que nuestro producto es muy bueno, y queremos descubrir qué pasa cuando lo toquen. Ese es uno de los objetivos a nivel de marca. Y por otro lado, facturación, porque Fuencarral es una de las calles más importantes de Madrid. No sabemos lo que puede pasar, pero si va bien no descartamos ir abriendo tiendas en toda España.
- ¿Cuáles son los aciertos y errores que has tenido a lo largo de estos años?
- Realmente no lo sé. Mi teoría es que cuando tomas una decisión no tiene mucho sentido mirar atrás. Al día tomamos 120 o 150 decisiones, de las cuales solo un 20% van a ser relevantes a nivel de negocio. Sí que es verdad que un error que cometí fue, en la etapa de Telefónica, saber que eso no era para mí y engañarme por tener un sueldo fijo muy bueno.
Luego, a nivel de negocio, nos hemos equivocado en muchas cosas. Hemos hecho campañas y colecciones en las que nos hemos equivocado. Sacamos producto de niño y salió fatal. Nos metimos en la parte de champú y gel para hacer higiene y cosmética por abrir una nueva vertical pero todavía nos quedaba mucho por crecer en textil. Nos equivocamos, pero al final esto son pruebas y ninguna ha hecho que Minimalism cierre.
El objetivo del último libro que he escrito es sobre todo lo que deberías saber antes de ser autónomo, y donde explico cómo intento evitar riesgos, problemas con Hacienda o presentaciones trimestrales que al principio no sabes ni lo que son. Intentar explicar que todos los primeros años son difíciles, pero que si intentas tomar decisiones más o menos correctas, igual no sufres tanto en el proceso.
-¿Cuáles han sido tus peores momentos?
- Como autónomo de todo. Desde no saber poner tu precio, no saber captar clientes, decir que sí a cosas que no tienes ni idea, pero como tienes que facturar las haces. Que también hay una parte positiva, y es que aprendes. Pero hay muchos momentos en los que estás apretado. Lo que sí que aprendí es que, puedo no ganar tanto dinero como autónomo, pero está bien subcontratar determinadas cosas. Si empiezan a entrar proyectos grandes en la empresa, parte de diseño y de captación de tráfico, lo subcontratábamos. Toda esa parte de hacer un equipo fuerte que entienda cosas que tú no sabes hacer, está bien.
Hay que dar la oportunidad de que la gente tome sus decisiones, no hace falta que hagamos todo nosotros mismos. Yo soy un autónomo que no se queja demasiado. Lo hago por elección y porque puedo. Pero es verdad que el primer contacto con este modelo es muy complicada.