VALÈNCIA. Erige Sehiri ha desarrollado documentales de autor, como Railway Men, distinguidos en festivales como Visions du Réel, IDFA o Cinemed. Por eso ha querido que su ópera prima de ficción esté llena de verdad, lo que fue apreciado en su debut en la Quinzena de Realizadores de Cannes. Como tantas obras artísticas, esta película nació de un recorte de periódico: “Leí en una página de sucesos que hay gente que va a trabajar en esas camionetas a recoger higos sin ningún tipo de seguridad, que uno esos vehículos sufrió un accidente en la carretera y varias personas murieron. Intenté conocer los nombres de aquellas víctimas, todas mujeres, pero no lo conseguí; solamente sus fechas de nacimiento”, asegura Erige Sehiri, directora de Entre las higueras.
A pesar de estar inspirada en aquel suceso, nada en la cinta hace presagiar explícitamente la tragedia, aunque sí se apunta en algunos de los diálogos. Más bien se centra en los coqueteos de un grupo de jóvenes, en su mayoría mujeres, mientras recogen la cosecha, pese a las condiciones de explotación a los que se ven sometidos: "El drama no está en la historia, pero se va intuyendo. Quise imaginar cómo fue aquel último día de trabajo y me di cuenta de que seguramente transcurrió como uno cualquiera", asegura Sehiri. Los personajes femeninos hablan de su relación con los hombres y del deseo como en pocas películas árabes. La realizadora asegura que sus personajes se expresan como las mujeres reales, algo que consiguió escribiendo el guion con la protagonista y con muchos ensayos: "Efectivamente, hay muchos matices entre los distintos grados de libertad que viven las mujeres tunecinas, que se ve en cosas como la manera de llevar el pañuelo. Esos matices existen en todas las sociedades, he querido reflejar el mundo árabe de una manera menos estereotipada, como esos hombres que están bastante perdidos y con muchas frustraciones". Considera que es posible hacer cine de este tipo gracias a los últimos acontecimientos en su país: "Toda revolución supone un borrón y cuenta nueva y este es un buen momento para que las mujeres hagamos cine en el Magreb".
A pesar de la aparente sencillez, pues la cinta no refleja más que ese día de labor campestre y está interpretada por actores no profesionales, existe un gran componente metafórico: "Quería recrear un microcosmos de la sociedad tunecina, con la higuera como metáfora. Los personajes trabajan en el exterior, pero están atrapados en el interior de las higueras. Deseaba reflejar cómo la sociedad vive en esa contradicción, entre el encierro y la libertad. También construyo una metáfora con el higo, que es una fruta muy sensual y que no madura al mismo tiempo, igual que los personajes. La contradicción de la que hablaba también se refleja en el contraste entre un árbol robusto y su fruto que es frágil", asegura la directora.
La película guarda bastantes similitudes en la atmósfera, el tratamiento y la manera de rodar con Alcarràs, además existe la coincidencia de que ambas lucharán por estar en la lista final de los Oscar a Mejor Película Internacional: "No he podido verla aún, pero ya en el rodaje me hablaron de ella. Hay ocasiones en las que se producen conexiones mágicas y creo que esta es una de ellas". La cinta llegará a los cines españoles en abril de la mano de Atalante.
La 37ª Mostra de València – Cinema del Mediterrani, que se celebra hasta el 30 de octubre, cuenta con la colaboración del Institut Valencià de Cultura (IVC), Rambleta, València Film Office, Barreira Arte + Diseño y À Punt Mèdia como medio oficial.