Hoy es 15 de octubre
Me gusta observar la dedicación que emplean algunos políticos en remover nombres e ideologías. Ojalá albergaran la misma dedicación con los cambalaches fiscales municipales tipo bajar el impuesto de bienes inmuebles (IBI) y subidas de infarto en la tasa de basuras (o en la cantidad de los arrastres de la grúa; doy fe)). Elche es el laboratorio perfecto de estas cosas. Lo de los nombre e ideologías viene de antaño: al poco de ganar las elecciones la popular Mercedes Alonso, 2011, uno de sus primeros gestos más sonoros fue el de retirar una placa/homenaje a Dolores Ibárruri para mayor espanto de todos los pasionarios. Pero como el PP disponía de mayoría absoluta no hubo nada que hacer. Para mí personalmente Ibárruri es un personaje histórico, clave, que ejerció básicamente como de comisaria de Stalin: eran otros tiempos y otros contextos; pero su lucha central fue la instalación en España de una dictadura, la del proletariado.
Coincidiendo con lo de Ibárruri, Alonso renombró un trozo de la Avenida de la Libertad como alcalde Vicente Quiles Fuentes, el último regidor de la dictadura que hizo grandes cosas por Elche, fundamentalmente soterrar el ferrocarril: uno de los hitos de la reciente historia local junto con creación de la Universidad de Elche (UMH). Protesté de forma severa, entonces escribía artículos en El Mundo, porque Quiles era un falangista de tomo y lomo que acabó sus días, ya desmejorado, como una caricatura de "Martínez el Facha", personaje icónico de El Jueves. Curiosamente ningún pasionario protestó por ello, salvo excepciones: me refiero básicamente al PSOE local en manos de Alejando Soler, actual presidente del PSPV-PSOE. Incluso los intelectuales locales de izquierda justificaron la medida bajo la letanía de que "hizo cosas muy buenas para el pueblo". No los cito porque alguno de ellos es amigo. La red actual de autopistas de los Países Bajos y Bélgica fue diseñadas y ejecutadas por el Gobierno del Tercer Reich (no caigo en la banalidad de citar al señor del bigote) para agilizar el acceso a la Francia ocupada.
Luego vino la polémica de retirar una Cruz de los Caídos, Paseo de Germanías, que el PSOE/Compromís, no se atrevió a quitar en sus ocho años de mandato lo cual les resta cualquier legitimidad ahora para emitir protesta. Casualidades: Vox, instaurados en una guerra interna compleja y cainita con la defenestración de Ana Vega, reclama que la Cruz de Alicante, en Calvo Sotelo, sea declarada bien de interés cultural (BIC). Toma del frasco, Carrasco.
El alcalde ilicitano Pablo Ruz, en compañía ultra, acaba de tomar la medida de suprimir una calle que llevaba el nombre de El Che, Ernesto Guevara, que, pobre de mí, no sabía ni que existía. La ha cambiado por calle Santos Ángeles Custodios, patrón de la Policía Nacional. No tengo ninguna simpatía por este icono político y cultural, impreso en millones de camisetas con usuarios de todo tipo, incluido el ámbito LGTBI. Zoe Valdés: "No saben las las loquitas que Guevara llegó a ejecutar personalmente con el método del tiro en la nuca algunos de los cientos y cientos de homosexuales que apresaron los de Sierra Maestra por considerarlos contra-revolucionarios". Las textuales son aproximadas (muy). Aquí no sirve ni el pretexto de que eran otros tiempos y otros contextos. Guevara fue un estalinista recalcitrante, con ramalazos sanguinarios, que quería exportar su utopía por medio mundo, sobre todo en Latinoamérica y África. Por cierto tengo pendiente releer a Lezama Lima. Dicho de otro modo, El Che no es Jhon Lennon. Imagine.
Los ultras de Elche acaban de hacer una enmienda a una moción de Compromís para que se anulen los sumarios judiciales contra el poeta Miguel Hernández. Y han mezclado a García Lorca (que no tuvo juicio alguno y que fue asesinado de foma muy indigna) y a... Miguel Primo de Rivera, que sí que tuvo un juicio sumarísimo en la cárcel de Alicante. No tengo afección alguna por este personaje que, más o menos, se limitó a copiar el ideario del Partido Fascista italiano y que Franco utilizó a su conveniencia (para fragmentar el Movimiento Nacional y que se pelearan carlistas, falangistas, derechistas facciosos, y catolicones extremos de misa diaria; Él ganaba como redentor de semejante cirio). Vox juega a un insano mezclote; tóxico mezclote cuando la realidad es que el ciudadano corriente y moliente está en otras cosas mucho más urgentes.
Debo confesar que estoy pelín fartet de la Memoria Democrática y de su revés, la Concordia Democrática (otra melé sin sentido) que Carlos Mazón quiere sacar adelante con el objetivo de atraerse el voto de Vox para la aprobación de los Presupuestos y aún a sabiendas de que el Gobierno de la nación la va a paralizar de cuajo y en seco como ya ha ocurrido en Castilla-León. Matiz: la Memoria no es un tótem colectivo y colectivizante. Es ante todo individual. Otro matiz: algún día habrá que poner en valor a Adolfo Suárez como el gran arquitecto de la Reconcilización Nacional, incluida la Ley de Amnistía. No es suficiente con que el aeropuerto de Barajas lleve su nombre.
Coda: el Consell tendrá que explicar muy bien la supresión de los llamados impuestos verdes a través de un decreto y a pesar de que es norma en algunas de las democracias más avanzadas con gobiernos de centro-derecha. Al PP le falla la pedagogía política. O, volvemos a lo mismo, le sobran las ansias de atraerse a los ultras para completar la mayoría absoluta en Les Corts. Será una mezcla de ambos factores.