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PRESENTA NUEVO SINGLE

Es hora de Medianoche

4/08/2021 - 

VALÈNCIA. “Era el momento, ahora, o nunca. Salfumán no era un nombre meditado, siempre me quedó la duda de si estaba bien. Me sonaba algo agresivo. Cuando iba a comprar a Mercadona y lo veía, me horrorizaba. Ya no me sentía cómoda con él. Así que saqué un par de libros de películas, de esos que se llaman algo así como “las cien mejores películas de todos los tiempos”, y llegué a Medianoche, que tiene un punto ochentero, de puticlub”.

Medianoche era Salfumán —o Salfvman, por imperativo del anterior sello discográfico—. Medianoche es Sandra Rapulp y no da muchas pistas del EP que saldrá en otoño de este año: "Aún no está cerrado del todo, y no quiero hablar mucho, por si acaso". Si que ha adelantado un tema, un sedoso single que en palabras de Ground Control, el equipo de management que le acompaña en este nocturno capítulo, “invita a un cálido y melancólico paseo por la playa, amenizado con trompetas lejanas y olas de mar. La banda sonora perfecta para una telenovela moderna donde la víctima del romance termina por asumir la decepción”. Pobrecito Corazón es el título de la nueva canción. En ella podemos escuchar frases como “no pasaba nada, tan simple, ¿pero era necesario portarse tan mal?”.

Medianoche le canta al fracaso amoroso, al batacazo romántico o antiromántico como tema transversal. “Hay una novela gráfica, No siento nada, de Liv Strömquist, que trata precisamente eso, cómo son las relaciones actuales, el antirromanticismo y la falta de sentimientos”. 

Sandra Rapulp

Repasar sus últimos singles —Blanco (2019), Tentación (2020)— o EPs —Ambiente Satén (2017)— es atravesar una cortina vaporosa de baterías ochenteras, pop deslindado del mainstream, grooves roncos como la voz de un actor porno y bajos pronunciados. Junto a su voz, se produce un efecto hipnótico y bailable que en muchas ocasiones invita a no salir de la habitación. “Muchas de las listas de Spotify en las que me incluyen son para follar. Pues mira, fenomenal. No es intencionado, ha surgido así. Al no tener un registro de voz supertop, tengo que jugar mis bazas, a la picardía, a teatralizar”. Esta —seductora— pose nos lleva a otra cuestión, la dualidad entre sus dos mundos: ejercer la abogacía y estar en esto de la música. “Y ser madre, que es donde tengo que poner más esfuerzo y tiempo. Puedo compaginarlo gracias a que tengo mucha ayuda. Vivo una lucha interna entre las distintas esferas de mi vida. Me dicen muchas veces: "¡Cómo molaría que tuvieras éxito y dejaras la abogacía!", y para nada, me gusta la abogacía, me considero muy afortunada por tener un trabajo con el que crezco. Si me preguntas, no soy música, soy abogada. Es tener una doble vida. Para mí la música es evasión, si fuera mi trabajo creo que no lo llevaría bien. Aunque a veces es frustrante, si no le dedicas tiempo a la música no puedes, por lógica, llegar a convertirte en megapro. También me pasa a la inversa, si me sale mal un juicio, pienso: ¡qué hago haciendo temas!

¿Cómo ha sido la evolución de la artista desde aquella entrevista que Álex Zahinos realizó a Salfvman? “Cuando nos entrevistó Álex mi hija tenía un año, fui sin dormir. Diego Fertita seguía dentro del proyecto. La evolución es la que me permite mi hija, que ahora duerme, por lo que yo también duermo. Eso de dormir está bastante bien”. Fertita se desligó para enfocarse en la producción electrónica. No obstante, siguen colaborando en temas puntuales.

En Pobrecito Corazón se escucha la huella del productor e ingeniero Vesse. Los próximos temas prometen influencias latin, más baterías ochenteras y por supuesto, altas dosis de sintetizadores. “Le pasé una serie de referencias, le encantaron y ha sido genial. Estoy muy contenta”.

Sandra Rapulp

“Mi evolución es trabajar humildemente reconociendo que no soy música, dedicar más tiempo al instrumento, a aprender armonía, tomar clases de guitarra. Profundizar es a lo que aspiro, a ir cada vez un poco a mejor, al menos para mí”. En Medianoche hay una querencia por la argentina Simona, Sade, Astrud Gilberto, Blanco Palamera o The Marías. “No es lo que estoy haciendo, pero es lo que me encanta escuchar. Simona es capaz de hacer accesibles géneros difíciles de interpretar como la bossa nova. Joao Gilberto me flipa, tiene un registro inaccesible y muy complejo, donde las instrumentales son muy guays”. La presencia de ritmos y géneros latinos en el trabajo de Medianoche viene dada por la residencia de la artista en Argentina, lo ochentero “porque es la música de mi infancia. Es la nostalgia que me evoca. Pero no es puro de los ochentas, hay mucha mezcla. Digamos que busco un sonido pero empleo herramientas actuales”.

“Compongo lo que me mola a mí, me inspiro con referencias de otros artistas, intentando dar un sonido que me guste. Nunca me he planteado hacer algo para un determinado público porque creo que saldría algo como fake”. Para hablar de la creación de productos culturales y el estado del panorama musical, hace referencia a su padre. “Mi padre era locutor de radiofórmula. Hay un abismo en la forma de entender la música, él lo hace en términos de industria, de números. Yo veo más la oportunidad que nos da internet de tener un espacio. Las plataformas han democratizado que mi tema esté en listas de novedades junto a otras canciones que cuentan con megaproducciones. Estamos compitiendo en igualdad de condiciones, esto da pie a que haya más riqueza, más diversidad. Ay, que parece que te esté hablando en plan experta en el Producto Interior Bruto”.

Después de reírse —Medianoche se ríe con frecuencia durante la entrevista, no hay rastro de abogada, ni de artista con ínfulas de diva. Se agradece— matiza: “Pero es una putada vivir de la música. Hay mucha injusticia. Tendrían que haber mecanismos para que los músicos pudieran vivir de ello, al final es cultura. Tanto por la parte pública, con ayudas, como por la iniciativa privada, revisando cómo se reparten los royalties. Los músicos solo ven las migajas de lo que crean”.

Medianoche

Las restricciones respecto a conciertos no han afectado especialmente al proyecto. “Como no hago bolos no lo he notado tanto. Mi escena está más en el estudio. No sé si es peor o mejor, pero la gente está más atenta a las redes sociales, a mí me va bien. Y no hablemos de cómo están montados los festivales, en muchas ocasiones me he sentido como ganado. Queda de pureta la declaración, pero los festivales son parques de atracciones”. Rapulp recuerda una entrevista a Tulsa, en la que la música declaraba: “Nos utilizan para vender cerveza, nos tratan como a ganado tanto a los grupos pequeños y medianos como al público. Cuando he ido como asistente, me he sentido fatal”.

Pobrecito corazón es el single elegido para esta nueva etapa, menos química y más cósmica, porque suena a verano. “Y ha quedado muy bien, es uno de los trabajos de los que más contenta me siento”. Está disponible en las plataformas habituales. Es solo la primera hora de la velada que verá la luz cuando los meses de calor del 2021, acaben.

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