VALÈNCIA. El sector del aprendizaje de idiomas en el extranjero vive momentos de incertidumbre debido a la crisis sanitaria del coronavirus y a las medidas adoptadas por los gobiernos de los distintos países. Una situación que ha provocado el cierre temporal de escuelas y agencias de idiomas pero, además, ha visto cómo muchos estudiantes tenían que hacer las maletas para regresar a sus respectivos países. Un sector, además, que veía con optimismo la temporada alta pues en 2019 más de 120.000 españoles estudiaron idiomas fuera de nuestro país, según datos de la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero (Aseproce). También a la inversa pues 138.589 estudiantes extranjeros eligieron España para aprender español, según datos de la Federación de Escuelas de Español como Lengua Extranjera (Fedele).
El miedo a viajar, el cierre de fronteras y la anulación de viajes escolares han originado una oleada de cancelaciones o aplazamientos en el sector de turismo idiomático, que ha visto cómo esa tendencia al alza se veía congelada. "Las circunstancias excepcionales que estamos viviendo han provocado que la temporada alta se pare y sea una incógnita cuándo un estudiante podrá realizar su curso", lamenta Esteban Márquez, CEO de Eurolingua Study, una de las agencias de idiomas con sede en València. Además, es consciente del reto que se avecina: "Muchas agencias ya han organizado sus summercamp y comprado billetes de avión, a saber qué ocurre con todas esas reservas", lamenta destacando que augura una caída de las ventas del 70%.
En el mismo porcentaje se mueven las escuelas de español que hay en la Comunitat Valenciana. "La situación es muy delicada y es una incógnita saber cuándo las escuelas podrán volver a acoger a estudiantes extranjeros porque desde Bruselas se está aconsejando no viajar a otros destinos en verano así que, ¿qué vamos a hacer nosotros?", se pregunta Victoria Sanahuja, presidenta de la Federación de Escuelas de Español como Lengua Extranjera (Fedele) de la Comunitat Valenciana.
Igualmente, el turismo idiomático en España se ha visto fuertemente perjudicado pues desde hace años mantenía un crecimiento sostenido del 10%. De hecho, según los datos que maneja la Federación de sus escuelas asociadas (unas cien en toda España), en 2019 vinieron a España 138.589 estudiantes. "A la Comunitat Valenciana vinieron 28.112 estudiantes y la previsión de este año era tener un incremento del 10%, pues nuestras tres provincias cada vez tienen más popularidad", comenta Victoria Sanahuja.
Una oleada de cancelaciones que afectará a la economía, pues según el sondeo sectorial de la Federación, cada estudiante tiene un gasto medio de 826 euros, a lo que hay que sumar los gastos indirectos (excursiones, restauración…). Por tanto, la asociación calcula que el turismo idiomático en la Comunitat Valenciana mueve cifras de 23 millones de euros anuales; dato que habría que extrapolar al resto de escuelas de la Comunitat.
Un cierre temporal que se replica alrededor del mundo y cuyas consecuencias comienzan a analizarse. "La realidad de las escuelas de idiomas es compleja porque somos un sector híbrido que combina turismo y educación y no sabemos cuándo vamos a volver a la actividad", explica Ingmar Albig, director de la escuela de EC Malta, una de las 29 escuelas que EC School tiene en la actualidad cerradas por decreto del Gobierno de cada país. Con pesar, Ingmar lamenta que esta situación "ha dejado a mucha gente en el paro y la recuperación del sector será lenta".
Dadas sus características, las escuelas no saben si podrán acogerse a las ayudas específicamente diseñadas para el sector turístico por lo que, desde Fedele, confían en que las instituciones ayuden a paliar los efectos y piden a la Administración “que nos tenga en cuenta”. Por lo pronto, para paliar el impacto económico, el conjunto de las escuelas ha acordado realizar un sistema de créditos por el cual el dinero se transforma en bonos canjeables. Además, la gran mayoría de las escuelas han habilitado plataformas de enseñanza online para seguir ofreciendo la formación a los estudiantes que se encontraban en el destino.
Una de ellas es Paloma Ginés Segrelles, que tuvo que dejar su experiencia como au pair en Eastbourne (Reino Unido) antes de lo previsto. "Vivía ajena a lo que ocurría y seguía con mi vida normal hasta que una mañana, en clase, mi madre me dijo que hiciera las maletas, que debía marchame". Ahora, desde su casa, mantiene la formación online pero confiesa que "no es lo mismo porque me pierdo una parte muy importante de la experiencia: conocer gente de otros países y visitar lugares", comenta Paloma.
Una crisis que deja también una reflexión pues el sector cree que es el momento adecuado para realizar un nuevo planteamiento. Esteban Márquez considera que "algunas agencias se van a ver obligadas a cerrar o a modificar sus líneas de trabajo y todas vamos a tener que adaptarnos a la nueva realidad que se abra después de la cuarentena". En la misma línea se muestra Ingmar Albig, que augura un cierre de agencias y escuelas y, por tanto, un descenso de la oferta. "Somos conscientes de que al principio habrá una menor demanda, lo que hará que muchas escuelas no puedan superar la crisis", comenta resaltando que quizá es una manera de regular el mercado.
Por su parte, Victoria Sanahuja resalta que "la crisis del coronavirus ha dejado claro que somos turismo y educación pues la formación académica la seguimos implantando online pero lo que hace referencia a la experiencia —turismo— no".
En cuanto al futuro del sector, los directores de las escuelas son optimistas y creen que podrán abrir las escuelas en el mes de junio o julio. Unas ganas de "vivir y sumar experiencias" que ha hecho que muchos estudiantes pospongan sus cursos para los meses de septiembre y octubre. Una tendencia que justifican por un hecho: "Aprender idiomas es una necesidad para mucha gente y no es lo mismo hacerlo en casa que en un país extranjero". Igualmente, sostienen que es hora de arrimar todos el hombro porque "si el barco se hunde, nos hundimos todos".