VALÈNCIA. Aunque no es Navidad, los chicos de Espai Tactel vuelven a casa. Ismael Chappaz y Juanma Menero ultiman los detalles para la reapertura de su galería de arte contemporáneo, uno de los espacios clave para saber qué se cuece en València (y más allá de ella). Pero, para los curiosos, un dato importante: no vayan al barrio de Ruzafa porque no les encontrarán. La galería ha cambiado su bajo en la calle Dénia por un piso en el número 35 de la calle Caballeros. La mudanza, advierten, no es solo una cuestión de cambio de aires, sino que va ligada a una evolución de su modelo de galería. El tándem Chappaz-Menero busca dar un giro de tuerca al concepto de espacio expositivo, con un nuevo proyecto que les aleja de la calle pero que les proporciona una flexibilidad necesaria para una marca que desde hace meses está trabajándose un hueco en la escena artística de Barcelona, donde se ubica su subsede.
“Hemos hecho una galería para el público especializado. El curioso, si es curiosos de verdad, entrará, nos encontrará”, indica Chappaz. “¡Incluso sin Internet!”, apunta Menero. Cuando apenas quedan un par de días para la reapertura, visitamos su nuevo espacio expositivo, en pleno casco histórico de la ciudad, un contexto arquitectónico del que no queda ni rastro en el interior de la sala. La galería se presenta como un cubo blanco, sin luz natural, un espacio todavía virgen a la espera de que el comisario Eduardo García Nieto haga la magia. Será este sábado cuando la galería celebre un acto privado de reapertura, con la inauguración de la exposición colectiva Les Enfants Terribles, que suma piezas de algunos de sus artistas estrella, así como nuevas incorporaciones como Raphaël Barontini o Momu & No Es.
Tras un año con la persiana bajada en València, la primera pregunta está clara: ¿por qué? “La idea inicial era cambiar a un espacio más grande y, también, un espacio que nos permitiese darle a nuestros clientes una experiencia más adecuada”, explica Juanma Menero. “A nosotros se nos vinculaba mucho con la marca Ruzafa. En un momento nos venía bien y luego nos dejó de venir bien. No porque sea malo, sino porque tiene sus peculiaridades”, añade Chappaz. Aquí está una de las claves de la cuestión. Si bien siguen siendo una galería joven, la etiqueta de proyecto ‘emergente’ ya les pesa. Fue en 2011 cuando pusieron en marcha un proyecto que nace como estudio de diseño gráfico y que pronto puso gran parte del peso a la parte expositiva, con unas primeras experiencias en ferias como JustMAD –“y otras que fueron una basura y ni voy a nombrar”, bromea Chappaz- que les ayudaron a enfilar sus ambiciones.
En un periodo relativamente corto, se han situado como una de las pocas galerías ‘marca València’ con presencia en ARCO, un hito que marcó un punto de inflexión en su trayectoria y que, quizá, les preparó para esta nueva aventura. “Aquí estamos más contextualizados. Hay un sentimiento de grupo, en Ruzafa nos sentíamos solos”, incide Chappaz. Explica el galerista que este movimiento geográfico les acerca a espacios como el propio Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) o a galerías como Rosa Santos, Espaivisor, Set Espai d’Art o Misterpink (un poco más alejada queda Luis Adelantado), un ‘contexto cultural’ en el que encuentran su tribu. En la conversación, también surgen nombres como los de los comisarios Álvaro de los Ángeles, Johanna Caplliure o Sandra Moros, esta última conservadora del IVAM. “Aunque pequeño, hemos generado un contexto”.
Hablan de ese contexto cuando la conversación nos lleva a esa Barcelona que se ha convertido en su segunda casa. Casa artística, se entiende. “Los coleccionistas en Barcelona valoran mucho que se trabaje en su contexto, ver qué aportan otros artistas al él. Hay una idea de escena artística". Fue hace algo menos de un año que Espai Tactel anunció la apertura de una subsede en Barcelona, de la mano de estudio Toormix y Patricia Carrasco. Para aquellos que pensaron que esto suponía el cierre en València o un ‘entremés’ hasta su reapertura, un aviso: ni una cosa ni la otra. Ambas galerías seguirán funcionando. Como anécdota, explican, ya forman parte de la asociación de galerías de la Comunitat Valenciana, de Barcelona y del Consorcio de Galerías, la entidad de ámbito nacional. Y es que la cocción de este proyecto no ha sido exprés, sino que lleva ocho años en el horno. Hace casi una década que una conferencia de los diseñadores en la EASD conectó a unos y otros, con una posterior cena en Bouet que selló el pacto, una promesa de exponer en Catalunya que se cumplió en 2018.
"Hay una relación cultural obvia entre València y Barcelona. Siempre debería haber sido más fuerte […] Estamos totalmente en Europa, donde se celebran algunas de las ferias más interesantes, y Barcelona es la puerta. Ojalá València lo fuese, pero no lo es”, explican los galeristas. Si bien la marca es la misma, sí hay algunas diferencias entre una y otra galería. En Barcelona apuestan por una línea centrada en los diálogos o proyectos específicos, como su apuesta para la próxima temporada a cargo de Mery Cuesta; mientras que en València se centrarán en exposiciones individuales, un camino que inaugurarán en septiembre Carlos Sáez. Con él volverán a Abierto València, el acto de apertura de la temporada expositiva de las galerías locales, tras un año de vacío.
Imposible que la conversación con los galeristas no esté salpicada de algún modo por el contexto político, máxime cuando hace menos de una semana se decidía el futuro de la ciudad. Como viene haciendo la propia asociación de galerías, Chappaz y Menero tienen claro la reivindicación: necesitan más apoyo. "Las galerías que hacemos ferias internacionales y nos vamos a la otra parte del mundo poniendo en nuestra cartela 'València'... eso no tiene precio. Estás exportando la excelencia con tu dinero, porque las ayudas que tenemos son ínfimas", refleja Chappaz. "Si un político mínimamente culto no sabe quién es Luis Adelantado, mal vamos", completa Menero. Habrá que esperar para ver si sus deseos de un mayor apoyo se hacen realidad.
Aunque el largo plazo se enfocará en las exposiciones individuales, para esta ‘reapertura’ han apostado por hacer una ‘demostración de fuerza’ con una colectiva que ponga sobre la mesa a su nómina de artistas: Aggtelek, Raphaël Barontini, Christto & Andrew, Fito Conesa y Siddharth Gautam Singh, Antonio F. Alvira, Natacha Lesueur, Momu & No Es, Amanda Moreno, Miguel Rael, Michael Roy, Carlos Sáez, Luis Úrculo y Vicky Uslé. Todos bajo la batuta del comisario Eduardo García Nieto, encargado de dar forma a Les Enfants Terribles, un proyecto expositivo que parte de la obra de Jean Cocteau . “Lo primero que hay que hacer es leer el libro y buscar sus ítems y constantes. No para ilustrarlo, sino para ver sus pulsiones”, explica el comisario sobre el punto de partida de un proyecto que parte de la “fricción constante” que se genera en la obra del francés.
A partir del libro se genera una narración poco explícita aunque con un claro vínculo entre artista-Cocteau, una relación que se hace extensiva al propio proyecto de la galería, a partir de esa idea de “estar en el juego” y no de jugarlo que plantea el libro, que se conecta con una galería que no juega, sino que está en el juego. En el nuevo concepto de galería de Chappaz y Menero todavía hay una pieza que no hemos desvelado. Ese espacio expositivo se conecta –y continúa- en su propia vivienda, anexa a la galería, y que contará con una suerte de ‘segunda capa’ de la muestra, en la que se incluyen piezas de la propia colección Chappaz. “Para crecer hay que arriesgarse", deslizan en un momento de la conversación. Toca riesgo, toca Espai Tactel.