MADRID. España escaló una posición entre 2013 y 2014 hasta situarse en el puesto número 26 del ranking mundial de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, en el que figura asimismo como el decimo sexto país en materia de igualdad de género. Sin embargo, la desigualdad entre ciudadanos lastra su progresión.
Así se desprende del informe anual del Fondo de Población de la ONU (PNUD), que ofrece un estudio de la situación en 188 países con indicadores sobre población, trabajo, educación, salud o igualdad de género y elabora una clasificación que en 2015 encabeza Noruega y cierra Níger.
España se sitúa en el puesto 26 con un nivel de desarrollo humano general de 0,876 (el máximo es 1), justo por dentrás de Finlandia (0,883) y Eslovenia (0,880) e inmediatamente por delante de Italia (0,873) y República Checa (0,870).
Supone una ligera subida respecto de 2012 y 2013, cuando se quedó en 0,869, sin progresar, y un salto del 24,8% desde el 0,702 que ostentaba en 1980. En este tiempo, la esperanza de vida al nacer ha aumentado 7,5 años; la media de años de escolaridad se ha incrementado en 4,6 años y la expectativa en este sentido ha crecido también 4,7 años. El PIB en estos 24 años ha subido un 72,5 por ciento.
No obstante, si se calcula su progreso atendiendo al nivel de desigualdad que hay en cada país, el mapa de 2014 cambia. España pierde un 11,5 por ciento de su tasa de desarrollo humano por la falta de equidad entre su ciudadanía y se queda en 0,775 puntos, como a finales de los 80. En 2013 este impacto de la desigualdad era del 10,5%.
En este ejercicio, la pérdida de desarrollo humano no supone movimientos para España dentro de la tabla como sí lo hace para otros países. Estados Unidos, por ejemplo, pasaría del octavo puesto que ocupa ahora en términos generales de progreso, al vigésimo octavo si se considerasen sus niveles de desigualdad. Por contra, República Checa, donde la desigualdad es menor, avanzaría 10 puestos hasta situarse por delante, en el número 18.
Con todo, el impacto de la desigualdad en el progreso en España es el cuarto más alto de los 25 países que le preceden en la clasificación: Estados Unidos tiene un 17% menos de desarrollo por esta falta de equidad, Corea un 16,4% menos, Israel un 13,4% menos, Japón un 12,4 por ciento menos y España, la mencionada pérdida del 11,4%.
En total, la pérdida media debido a la desigualdad de los países con Índice de Desarrollo Humano muy alto es de 12,1 por ciento y para la OCDE es de 13,3 por ciento. Italia, por ejemplo, se deja este último año un 11,5 y Francia, 8,7%.
De hecho, el informe de la ONU sitúa el coeficiente de desigualdad en los ingresos (GINI) en España para 2014 en un 35,8%, por encima de las que registran Bulgaria (34,3%), Rumanía (27.3%) y Lituania (32.6%), que en la última estadística de desigualdad de Eurostat tenían --junto a Chipre y Portugal, de los que el PNUD no informa-- los valores más altos de toda la Unión Europea.
En cuanto a igualdad de Género, el indicador de la ONU mide las desigualdades de género en la salud (medida por años de escolarización previstos en cada género) y control de los recursos económicos (con PIB per cápita y género).
España repite en el puesto número 16 de 155 países, justo por detrás de República Checa, de la clasificación mundial que encabezan, por este orden, Eslovenia, Suiza, Alemania, Dinamarca, Austria, Suecia, Países Bajos, Bélgica, Noruega e Italia, que ocupa el décimo puesto.
Su puntuación en esta materia es de 0,095, frente al 0,100 del año anterior. En Índice de Desarrollo de Género también retrocede, con 0,975 frente a los 0,985 puntos del ejercicio de 2013. En comparación, los valores de GDI para Italia y Francia son 0.964 y 0,987, respectivamente.
Según el informe, en España, el 38,0 por ciento de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres, y el 66,8 por ciento de las mujeres adultas han alcanzado al menos un nivel secundario de educación en comparación con el 73,1 por ciento de sus homólogos masculinos. La participación femenina en el mercado laboral es de 52,5 por ciento, frente al 65,8% masculino.
Además, considera otros datos, como que 4 mujeres de cada 100.000 mueren por complicaciones en el embarazo o parto y que la tasa de natalidad entre las adolescentes es de 10,6 nacimientos por cada 1.000 mujeres de edades 15-19.