VALÈNCIA (EFE). España es el país de la Unión Europea con un mayor número de productos a los que se ha concedido etiqueta ecológica europea, con más de 14.000 registrados en este programa que busca promover la "excelencia medioambiental" tanto de productos como de servicios.
En concreto, España tiene 14.364 productos con etiqueta ecológica, una cifra que es superior a las de Italia (14.138), Francia (13.163), Alemania (9.540) y Portugal (6.868), los cinco países que se sitúan en cabeza de la lista publicada este jueves por la Comisión Europea.
En total, entre todos los países de la UE existen 98.977 productos y servicios certificados con la etiqueta ecológica comunitaria, lo que supone un incremento de 10.000 respecto al año pasado, a los que se suman las 2.983 licencias de excelencia medioambiental concedidas a empresas europeas.
La clasificación de estas licencias ecológicas está liderada por Italia (515), seguida de Francia (490), Alemania (467), España (377) y Austria (311).
El Ejecutivo comunitario destacó la "constante tendencia al alza" en la concesión de etiquetas a productos y licencias a empresas desde marzo de este año, de forma que "el número de etiquetas ecológicas de la UE concedidas es el más alto jamás registrado".
En particular, la cifra de productos con etiqueta ha crecido un 3 % en estos seis meses (3.219 nuevas) y la de licencias ha aumentado un 9 % (240 más), lo que, en opinión de las autoridades comunitarias, "refleja el interés en productos ecológicos entre empresas, consumidores y comerciantes minoristas".
Así, la categoría de servicios de alojamiento turístico ha experimentado el mayor crecimiento, con un aumento del 14 % desde marzo, y además posee el mayor número de licencias ecológicas europeas.
También se han observado incrementos significativos en muebles, productos de papel de tisú y productos de limpieza para superficies duras.
La etiqueta ecológica europea es un programa voluntario europeo lanzado en 1992 con el objetivo de promover productos y servicios que demuestra "claramente" su "excelencia medioambiental" en función de unos procesos establecidos y una serie de pruebas científicas.
Los productos y servicios que deseen obtener dicha etiqueta tienen que garantizar esta excelencia medioambiental según varios criterios y a lo largo de todo su ciclo de vida, que abarca desde la extracción de las materias primas y la producción y la entrega hasta el uso y el final de su vida útil.