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Las 'telecos' están en el punto de mira tras la suspensión del MWC, pero más allá del ruido generado por el evento el sector sigue en movimiento
MADRID. El entusiasmo por las subastas del espectro inalámbrico del 5G en Europa en 2020 y el ruido comercial vinculado al despliegue de las infraestructuras serán inversamente proporcionales al impacto financiero en los operadores de telecomunicaciones de la región. Se prevé que el costo de las subastas del espectro 5G se mantenga dentro de la capacidad de financiación de los operadores europeos, en particular en los países que no cuentan con nuevos operadores de telefonía móvil para subir los precios. Mientras tanto, la tecnología en sí misma no tendrá un impacto significativo en los ingresos o en los gastos de capital.
Las perspectivas crediticias de los operadores de telecomunicaciones europeos en 2020 son estables: esperamos que la introducción progresiva del 5G en Europa sea en gran medida neutral en cuanto a la calidad del crédito. Es poco probable que el 5G transforme las modestas perspectivas de crecimiento de las ventas de los próximos años. Además, el margen para las fusiones y adquisiciones transfronterizas es limitado. Por todo ello, los directores financieros de las teleoperadoras están centrando su atención en la gestión de los balances para preservar las calificaciones crediticias con políticas de dividendos cada vez más conservadoras y la venta de activos no esenciales.
En muchos países, el espectro 5G aún no se ha asignado o sólo se ha asignado parcialmente a los operadores, mientras que la infraestructura está sólo en las primeras etapas de instalación. Por ejemplo, a finales de 2019 Deutsche Telekom daba cobertura de 5G a sólo ocho ciudades de Alemania con unas 450 antenas. Además, actualmente la oferta de teléfonos móviles con 5G es pequeña y relativamente cara - alrededor del 1% de los teléfonos móviles comercializados en todo el mundo en el tercer trimestre de 2019 eran compatibles con 5G, según la empresa de investigación IHS.
Esperamos que el 5G -como ocurrió con el 4G y el 3G- fomente un mayor consumo de datos en lugar de generar flujos de ingresos de nuevos mercados -como el Internet de las cosas, la realidad virtual y las aplicaciones de salud digital- que probablemente sigan siendo un nicho. No obstante, para los operadores la adquisición de espectro 5G supondrá solo una modesta carga financiera.
Los altos precios de subasta en 2018 en Italia y en 2019 en Alemania seguirán siendo la excepción más que la regla. El gasto en infraestructuras tampoco aumentará significativamente con el 5G: los operadores pueden utilizar las torres existentes para instalar nuevos equipos a medida que el consumo de 3G y 4G se reduce.
Más allá del ruido que genera la penetración del 5G, esperamos que los ingresos y los márgenes de Ebitda de las teleoperadoras europeas se mantengan estables. Las operadoras tienen pocas opciones de crecer en el exterior dada la ausencia de sinergias transnacionales, mientras que las autoridades de competencia de Europa han impedido prácticamente la consolidación del sector móvil a nivel nacional. Pocos operadores de cable tienen los medios para la consolidación del sistema nacional fijo-móvil.
Prevemos que haya nuevas ventas de activos en los mercados emergentes que están madurando y 'spin-off' de negocios de torres de telefonía móvil y redes de fibra, o salidas a bolsa parciales, que deberían ayudar a los operadores a proteger la calidad del crédito. En este sentido, el operador francés Orange recientemente ha creado una filial para reagrupar sus actividades en África y Oriente Medio, allanando el camino para una posible salida a bolsa, y también llevará a cabo una venta parcial de las redes de fibra instaladas para los departamentos franceses.
Orange también engrosa la lista de operadoras europeas que, como Vodafone, Deutsche Telekom y Telefónica, han avisado a los accionistas de la posibilidad de que los futuros dividendos sean planos o incluso se reduzcan. Las políticas conservadoras de remuneración de los accionistas son la nueva normalidad.
Jacques de Greling es analista de Scope