La situación de nuestro sistema educativo es de quiebra porque no puede garantizar la debida atención a todos sus actores
Es costumbre muy española tratar ciertos temas con excesiva vehemencia pero sin la profundidad y tranquilidad debida, a lo que la educación no ha sido ni es ajena. En los últimos cuarenta años se ha visto sometida a vaivenes ideológicos, aunque presuponiendo la mejor de las voluntades, que en poco o nada han venido tan siquiera a mejorar un ápice el rendimiento del sistema educativo, es más, lo ha empeorado de manera notable.
Y no se trata de una acusación a tal gobierno u otro, sino más bien una queja abierta a todos los partidos políticos que, de una u otra manera, alcanzan responsabilidades políticas en el área educativa. La situación de nuestro sistema educativo es de quiebra. Y lo es porque no puede garantizar la debida atención a todos sus actores. Y aunque las soluciones no son simples ni directas, diagnosticar dónde actuar no resulta, en principio, tan complicado. Pero un sistema con tasas de más del 20% de abandono prematuro o cercana al 45% de alumnos que no finalizan los estudios universitarios elegidos, es simple y llanamente, quebrado.
El acceso a la docencia en la enseñanza obligatoria y postobligatoria se realiza mediante un procedimiento inadecuado. Tanto es así que, a todas luces, ser profesor es una ocupación y no una profesión. Y es así, porque en el fondo pensamos que esto de enseñar lo puede hacer cualquiera, que no es tan difícil. Pero no caemos en la cuenta que los profesores no tienen por objetivo enseñar, sino que los alumnos aprendan, que eso es otro cantar. No podemos continuar accediendo a la docencia en unas condiciones de escasa formación. Y en qué se deben formar los profesores, se pueden preguntar ustedes. Uno de los secretos reconocidos por las autoridades finlandesas sobre su éxito educativo fue enseñar pedagogía a sus docentes.
Debe existir una verdadera carrera docente con una fuerte carga pedagógica; didáctica, metodología, aprendizaje y conducta, son aspectos fundamentales para todo aquel profesional que quiera ejercer la digna e importante profesión de profesor. Pero no sólo eso,cómo atender efectivamente la diversidad de nuestras aulas, adquirir conocimientos notablessobre la orientación, liderazgo en el aula. Estos son otros de los aspectos fundamentales en lafutura formación del profesorado. Y es que no todo el mundo está capacitado para la docencia.
Si en el pasado debían cursar los aspirantes a profesor un curso llamado CAP, que fracasó estrepitosamente, las autoridades se inventaron sin más ayuda que su propia ignorancia, un CAP largo, es decir, el máster. Mientras todos los informes internacionales señalan que nuestro profesorado, en su gran mayoría profesionales voluntariosos y con ganas de hacerlo bien, se ven impedidos por su escasa formación y es más, las encuestas de satisfacción como profesores, así lo reflejan. Mientras tanto no se toman medidas efectivas, estudiadas, consensuadas y contundentes. En definitiva, los profesores españoles se declaran escasamente formados y la formación permanente es manifiestamente inadecuada por la falta de controles sobre su calidad y posterior eficacia. En definitiva, la solución está en la carrera docente.
Pero nuestros hijos, los alumnos, tampoco tienen garantizada la adecuada atención. Sepan que los servicios de Orientación Educativa, se encuentran absolutamente desbordados. En la Comunidad Valenciana existe un orientador por cada 750 alumnos y la dotación para la concertada es todavía más exigua, tan solo una hora por grupo al mes. ¿Creen que el profesional que debe dirigir a nuestros hijos sobre su futura elección académica y personal puede hacer su trabajo en semejantes condiciones? Pero sepan que la Orientación Educativa en primaria es inexistente. Pero lo que es más peliagudo. Cualquier graduado puede presentarse a las oposiciones de orientación. ¿Se imaginan acudir al médico y que éste fuera economista, ingeniero o piloto habiendo aprobado una oposición?
Y qué sucede si nuestro hijo padece algún tipo de trastorno del aprendizaje y/o de la conducta que le impide continuar con normalidad su vida escolar. Pues queridos padres, lo tienen crudo.
Si nos referimos a los centros concertados, únicamente un 27% cuentan con pedagogos o psicopedagogos encargados de estas funciones. Y en los centros de titularidad pública, en la etapa de secundaria, es prácticamente inexistente. Y es que nuestras autoridades educativas no han caído en la cuenta que los niños crecen y si tienen dificultades en primaria es posible que también las tengan en secundaria o bien aparezcan en secundaria.
Y les puedo asegurar que estos aspectos los conocen sobradamente; pero oídos sordos. Es más, desde LOGSE, hace ya 25 años, estos fundamentales aspectos como son la Orientación Educativa y la Atención a la Diversidad, han permanecido en los textos legales posteriores, casi invariables, como testimonio claro y conciso del desconocimiento de nuestros dirigentes en materia educativa.
Y en nuestra Comunidad parece que tampoco vaya a cambiar con el nuevo gobierno. Ya han transcurrido seis meses tras las últimas elecciones y todavía no he escuchado nada acerca de estos fundamentales temas. Andamos con la infértil y antigua discusión sobre la titularidad de los centros, ya saben públicos y concertados, sin decir tampoco la verdad. La red de oferta pública de plazas escolares son de los centros de titularidad pública y de los centros concertados. Pero la batalla no está ahí, estarán de acuerdo conmigo.
Y el fracaso de un sistema educativo tiene la misma trayectoria que un misil enemigo. Las consecuencias económicas futuras son desastrosas. ¿En qué podrá trabajar aquel alumno que abandonó el sistema educativo prematuramente? Estudios solventes señalan que las sociedades con bajo rendimiento educativo son, económicamente, más costosas y menos productivas. La sociedad debe exigir una educación bien armada técnicamente, eficaz, que proponga ciudadanos productivos para la sociedad y felices con sus éxitos personales y profesionales. Ciudadanos justos, solidarios, respetuosos, exigentes y escasamente manipulables.
Es por ello que debemos exigir que se hagan las cosas bien, alejadas de ideologías y que los expertos en educación estén presentes. O ¿se subiría usted en un avióncon un piloto mal formado?
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Enrique Castillejo y Gómez es presidente del Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunitat Valenciana