VALENCIA. Hay una costumbre muy arraigada de pensar que cuando todo va mal iremos al apocalipsis, y cuando todo va bien no habrá quien lo pare. Ninguna es cierta: los ciclos son la fuerza más poderosa y constante de la economía, y sobre ellos poco se puede intervenir, aunque seamos políticos. Es posible que lo veamos pronto en los mercados.
En España estamos perdiendo la oportunidad de alcanzar un gran acuerdo, uno plural y con visión a largo plazo. Uno que siente las bases de muchos aspectos que no deberían ser juguete de ignorantes y corruptos, como la educación, uno que sólo siga las pautas que mejor funcionen y las vacíe de ideología, produciendo ciudadanos de valor, felices, adaptados y constructivos. Y aunque sobre mercados no hacemos predicciones (no tiene sentido), sobre esto estoy convencido: en Reyes no habrá cambios.
Y estos cambios que no veremos son una nueva oportunidad perdida para la prosperidad de dentro de 20 años. Porque igual que hoy recogemos lo que sembramos hace 20 años, durante toda nuestra etapa de formación, la siguiente generación recogerá lo que hoy sembremos nosotros. Y si lo hace bien, no querrá volver atrás. Déjenme poner un ejemplo con los mercados.
Los mercados americanos suelen batir a los europeos y estar relativamente más caros. ¿Por qué? La prima del líder. Si la evolución es el resultado de la supervivencia de los mejor adaptados, Estados Unidos es un ejemplo. Su ecosistema empresarial genera miles de iniciativas, algunas de las cuales triunfan globalmente y otras regionalmente. El resto mueren, y se pasa página. Como debe ser.
No se trata de buenos y malos: hay aspectos sociales fundamentales en los que norteamérica tiene cifras vergonzosas, como en mortalidad infantil (la mayor de los países desarrollados), y otros en los que destaca, como en ayuda económica a otros países (la mayor del mundo). Pero hablamos ahora de economía. La nuestra, en concreto.
¿Será España una buena inversión? Con unos 48 millones de habitantes y unos 23 millones de fuerza laboral, nuestro país tiene brazos y piernas de sobra para realizar multitud de trabajos. Hoy en día, estimando un cerebro por persona, me parece suficiente para una economía de servicios, en la que las barreras de entrada se llaman formación, idiomas y polivalencia. Esto se ha de traducir en un emprendimiento variado, creativo, en el que el gobierno se limite a ofrecer un entorno facilitador para que la economía prospere, sin obstaculizar.
Entonces ocurrirá eso de que 'se crean' puestos de trabajo: No 'se crean', alguien los crea y de ahí surge la riqueza de un país, con empresas diversas capaces de competir local y globalmente. Pero esto no ocurre de la noche a la mañana: se planta en las escuelas y se cultiva poco a poco, hasta que da su fruto.
Esta es la oportunidad que tienen los candidatos hoy: que el nuevo curso de verdad sea nuevo, y que un análisis basado en hechos dé como resultado que España es una buena inversión porque su gente la ha convertido en una economía próspera. Aunque sea dentro de 20 años.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office