El exgerente de la depuradora de Pinedo, Esteban Cuesta, no ha defraudado en su declaración y ha repartido acusaciones para los principales imputados en el juicio abierto por el presunto saqueo de Emarsa. Entre el empresario conocido como Chanín, Juan José Morenilla, Ignacio Bernácer y Enrique Crespo han recibido el 90 por ciento de las acusaciones del exgerente
VALÈNCIA. Según él mismo ha explicado al tribunal “las empresas me daban un dinero en efectivo, yo no le he pedido nada a nadie nunca, me lo daban ellos. Me traían dinero en efectivo hasta que le dije que no lo trajera en efectivo y que lo ingresara en una cuenta. Se pasa de 12 a 48 euros por tonelada de lodo y Sena me da 12 euros por tonelada en un sobre que yo reparto en cuatro para Crespo, Bernácer, Morenilla y para mí. Sena venía cuando cobraba, dependía de cuándo él cobraba los pagarés pues podía ser cada mes o cada 40 días. Primero pagaba en efectivo y luego con tarjetas de crédito. Viene Sena y me dice que las personas que bajan el dinero tienen miedo de que los pillen los mossos, se ha decidido que a partir de ahora vais a llevar tarjetas de crédito, y yo se lo digo a las personas que les daba el dinero”.
Y prosiguió diciendo a este respecto: “nos entrega 8 tarjetas, dos para cada uno de nosotros. Yo los llamo y les reparto las tarjetas de crédito, Sena aconseja que no se saquemos más de 500 euros al día y que no vayamos siempre a los mismos cajeros para que no nos graben las cámaras cada día. Eran de Caixa de Penedés. Al mes le digo a mi hermana Luisa si se quiere encargar de sacar el dinero mientras haya saldo y yo le doy 500 euros por hacerlo, ella sabía que procedía de un dinero de ilícito. Además luego se lo expliqué porque se tuvo que reunir con Sena porque Crespo había perdido una de las suyas”.
Esteban Cuesta volvió a repetir que su hermana, que no se encuentra imputada en esta causa, colaboró con ellos. El exgerente asegura que “tiempo después Crespo, Morenilla y Bernácer me dijeron que era muy pesado ir siempre a los cajeros, yo propuse que lo hiciera mi hermana, durante un mes las tuvo todas, pero al mes Crespo las pidió. Mi hermana se compró dos agendas en un chino en la que apuntaba cada día qué cantidad sacaba y la fecha, pero luego las quemamos. Mi hermana acudía los lunes a la Emshi y se identificaba como Luisa de la gestoría y les daba la parte de Bernácer y Morenilla”.
Preguntado por las fiscales cómo hacía para avisar al resto de que tenía el dinero, cuando los pagos aun eran en efectivo, dijo que mandaba mensajes a los móviles con frases como:
Y prosiguió contando que “he llegado a organizar los sobres hasta en los aseos de la Epsar, para repartirlo iba yo solo. Cuando tenía que ir a ver a Crespo, le decía a Bernácer que bajara que estaba en doble fila y dentro de la guantera tenía los sobres”.
Su letrado, Carlos Serrano, le preguntó por su confesión tanto ante la Justicia como ante los medios de comunicación, a lo que Cuesta respondió: “Me siento mejor después de confesar, es un punto cero para comenzar a caminar. He hecho declaraciones en los medios y me ha servido, dejaron de ponerme carteles de fuera corruptos y hay gente que me ha visto de otra manera a raíz de ello”. “Asumo mis errores y pido perdón y asumiré la pena que me toque”.
Una de las partes fundamentales para el Ministerio Público es poder acreditar que los contratos de los que, presuntamente, salió el dinero de las mordidas estaban manipulados de alguna forma. Sobre este extremo, el exgerente le contó al tribunal cómo, según su versión, se llevaba a cabo el desfalco de dinero público.
“Si hubiera hecho los contratos bien no nos hubiéramos visto aquí, faltaba la publicidad y concurrencia en los contratos. Cumplí con las normas que me dieron los auditores de Emarsa y la Emshi. Eran contratos simulados para que parecieran correctos. Si teníamos que contratar un servicio, al que me indicaban que debía contratar le decía trae tu oferta y dos más caras para poder rellenar el expediente de contratación. Los contratos de microprocesadores me los traía Sebastián García firmados por sus hermanos y me los traía ya realizados y yo los firmaba y les ponía cuño. Yo tenía una plantilla para confeccionar los contratos, también lo hacía Arnal”, aseveró.
“De los contratos de informática eran 2.500 euros mes. De los contratos era tal el dinero….cada operación era de 30.000 euros. De García Martínez (el informático Chanín) habré recibido máximo 150.000 euros de sus empresas”, dijo en referencia a la declaración de éste donde aseguró que le daba el 60 por ciento de lo que marcaban los contratos, “Pero era incontrolable e intocable. Con Chanín he hecho viajes familiares que pagaba Emarsa, ha estado en la comunión de mi hijo, de vacaciones en la casa de mis padres y llega aquí y dice que casi no me conoce. Es imposible que me diera el 60 por ciento de sus contratos y llevar el ritmo de vida que yo le he visto llevar”.
Al exconcejal Silvestre Senent se le nombró en diversas ocasiones. La primera fue para explicar que su hombre “dentro de Emarsa” era Chanín. Según la versión de Cuesta: “Silvestre Senent me deja bien claro que el señor García Martínez es intocable, y a pesar de que Crespo hablaba con Senent, Crespo nunca ha recibido un euro de los que me daba García Martínez. Fui incapaz de controlar al señor García Martínez. Fue él el que me dijo te voy a dar 2.500 euros al mes, y a que mala hora me fui de la Conselleria de Sanidad”.
El abogado de Cuesta trató de que su defendido explicara por qué Chanín era intocable, pues Cuesta afirma que era el enlace de Senent para recibir maletines con dinero que presuntamente se utilizaron para pagar actos del PP de Valencia, tal y como Cuesta explicó en el programa Malas Compañías de Cristina Pardo. Sin embargo, el presidente de la sala cortó de raíz el intento y le dijo al letrado que “no le iba dejar preguntar por la financiación irregular de ningún partido porque eso no es lo que se está juzgando”.
Pero sí que pudo decir que: “Unos meses antes de las elecciones municipales y autonómicas se renovaban los contratos de García Martínez por si perdía el PP, que él siguiera trabajando para Emarsa. García Martínez era el conseguidor, le encantaba regalar, la play station de la comunión de mi hijo está en Emarsa y un cuadro para mi casa. Al final me harté y he ido al Corte Inglés porque quería un teléfono. Las obras en casa de mis padres me las regaló García Martínez, lo admito. Le dejé el coche de mi mujer y me lo devolvió con las ruedas cambiadas a costa de Emarsa”.
Otro de los que salió mal parado de su declaración fue el socialista Ramón Marí de quien dijo que cuando recibía plumas Mont Blanc o cestas de Navidad solo decía “gracias”.