VALÈNCIA. El arte, en sí mismo, es un acto de supervivencia. Una manera de enfrentarse al mundo entre versos, imágenes y movimientos mientras todo parece un caos. Desde Tisana Teatre hacen este ejercicio con Esto no es arte, una “comedia metateatral con tres personajes a la deriva” que se estrena en el Sporting Club Russafa el próximo 23 y 24 de noviembre. Junto a las intérpretes y creadoras, Isabel Terán, Cristina López Amorós y Ana Campos se genera una obra que funciona como contrarréplica a una prohibición: la de adaptar la obra Arte de Yasmina Reza, un trabajo con el que llevaban operando meses antes de la negativa.
Respondiendo a este “desahucio” creativo, Terán, López y Campos buscan la manera de darle una nueva vida a su adaptación bajo el juego de Esto no es arte, con el que buscan encontrar la esperanza sobre el escenario: “La pieza respira una profunda resiliencia y nos invita a creer que, incluso en el peor de los escenarios, puede brotar la esperanza. Es un llamado a no rendirse, a reconocer que en los momentos más oscuros siempre hay una posibilidad de renacer y encontrar luz”, apunta López.
Para ello se visten con una doble máscara que cuenta su historia como personajes y actrices y con una doble dirección: la imaginaria y la real. Lo hacen para hablar de una obra que busca seguir viva en una nueva ficción, que para Campos se traduce en un “revés y el coraje para franquear el camino de la ficción y hallar sitio en una nueva realidad”, con lo que generan una propuesta divertida, vital, optimista, ligada “por el amor al Arte y a la Vida”, así, en mayúsculas.
Tisana Teatre presenta la obra como un divertimento teatral en el que buscan la supervivencia de tres personajes: Marta, Sara e Inés, que nacen en la obra Arte de Yasmina Reza y a los que se les niega su existencia al no poder ser representados. Jugando con la reinvención desde el teatro buscan“hacer la mudanza a otra realidad-ficción”. “Al recibir esta negativa se nos impulsa la idea de no abandonar estos personajes, queremos que sobrevivan y en su “desahucio” encontramos un lugar de orígenes y desde el que renacemos a través de la herida -señala Terán- nos reinventamos sobre la escena y como personas intentamos seguir vivas”.
Lo hacen de la mano de Sara, “la más expansiva” de las tres, Inés y su personalidad neurótica y Marta que es un punto opuesto a Sara. Todas estas amigas buscan su manera de dialogar, debatir sobre el arte y encontrar su identidad sobre la escena: “Hablamos de la resistencia al “no”, de la continuidad de los personajes y de su sentido. Queremos alargar la vida de estas protagonistas a través de nosotras”, destaca Terán, una de las creadoras “supervivientes” de una obra que no entiende de negativas.