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el sur del sur / OPINIÓN

Eva Toledo y Goirigolzarri

26/09/2021 - 

La celebración del congreso de directivos Fexdir en Alicante nos devuelve poco a poco a la normalidad. Aunque hay cosas que se parecen, y las ediciones anteriores pueden parecerse, está claro que vamos hacia una nueva normalidad. No en las formas, que siguen siendo las mismas, aunque con más distancia y mejor higiene, también en los contenidos. La pandemia va a generar (si no lo ha hecho ya) nuevos desafíos y nuevos debates en las empresas. La presidenta del Circulo de Directivos (al que creo que habría que añadirle la nomenclatura de Directivas), Eva Toledo, lo puso sobre la mesa, y generó un amplio debate sobre el papel del factor humano en las futuras relaciones y toma de decisiones. Posteriormente, lo hizo el presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, aunque con algo más manido, pero quizás más urgente que nunca: la productividad de las empresas, "el nudo gordiano de la economía española", como él mismo lo definió.

Todo tuvo su contexto, y sus matices. Quizás Fexdir iba en caminado a abordar cuestiones sobre cómo salir de la crisis y con qué grado de digitalización, o sostenibilidad, iban a hacerlo las empresas. Y al final Eva Toledo consiguió que todos los intervinientes y políticos acabaran sucumbiendo en la necesidad de encajar el factor humano y emocional en la normalidad de ahora. El confinamiento nos desaliñó a todos, menos en aquello que era preciso hacerlo de manera presencial, pero la normalidad de ahora da otra oportunidad a la presencialidad y la necesidad de que las compañías introduzcan el valor emocional como un valor añadido en sus relaciones. No sólo en las comerciales, para vender y ofrecer un mejor servicio a sus clientes, sino también para conseguir que sus empleados se vean más reconocidos y, al mismo tiempo, más implicados en el proyecto empresarial.  

La pandemia ha roto barreras. Hemos demostrado que podemos sostener la economía desde nuestras casas -excepto en aquello que es necesario estar a pie de obra-, pero Toledo introdujo un elemento disruptivo que a veces olvidan los propios directivos, los empresarios y, como no, los políticos. La frase vale para todos ellos: "No olvidemos que los detalles importan y que una organización está formada por personas que trabajan por un mismo sueño, pero cada una con sus alegrías y tristezas, sus debilidades y fortalezas, y que todos, absolutamente todos importan". Toda una lección que debería hacer reflexionar. Lo que vino a decir Toledo es que viene -si no lo hay ya- un cambio de paradigma en la gestión de los recursos humanos y de la propia empresa. Como dijo la presidenta del Círculo, "nuevas materias que deben aportar valor al planeta". Además de resultados, porque el objetivo de una empresa siempre son los resultados positivos, está el entorno, el emocional y el físico, que hay que cuidar.  Lo de cuántas más gallinas entren o más gasten es importante, pero ahora hay otros elementos que entran en juego, y que, además, también aportan un valor añadido a una compañía o a un producto.

La idea que dejó Toledo sobre la mesa, y que hizo posicionar a muchos ponentes, entronca con otra que dijo Goirigolzarri, y que el presidente de Caixabank utilizó para contextualizar cómo debería ser, a su juicio, la gestión de los fondos europeos. Goirigolzarri habló de que los fondos sobre una oportunidad para mejorar la productividad de las empresas, y citó lo que para mí fueron la clave de su intervención. "La productividad no se mejora con políticas de demanda, la productividad exige políticas de oferta". Y ello significa, como dice el banquero, necesidad de hacer y aplicar reformas. Goirigolzarri admitió que las reformas políticas son complejas, "difíciles, pero necesarias".  Con un doble objetivo, cumplir con Bruselas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Después mencionó otras cuestiones, como tener una visión más de medio y largo plazo para dejar un país "con más deuda", como admitió, pero con "una mejor productividad"; más transparencia en el seguimiento de los resultados de los fondos europeos; es decir, evaluación de los resultados que generen esas inyecciones de capital (para reaccionar en caso de error); evitar el dirigismo de los fondos europeos y contar con la iniciativa privada; es decir, con los empresarios y directivos (puso como el ejemplo el éxito de Inditex y Mercadona, sin citarlos) y, por último, la necesidad de que los fondos lleguen a las pymes y que lo hagan a través de la banca, que a su juicio puede jugar un papel fundamental para hacer posible esa capilaridad. 

Parece fácil, desde fuera, pero quizás Toledo y Goirigolzarri dejaron sobre la mesa las líneas básicas sobre las que se debe mover la economía y las empresas del presente; factor humano y productividad mejorando la oferta. Talento y valor añadido. Aunque quedó en un segundo plano, y quizás pudo ser el gran centro de debate, pero la digitalización es el nexo de ambas cosas. Factor humano + digitalización dé como resultado una mejor productividad. Lo veremos con el tiempo, el próximo año, cuando Fexdir haga de nuevo balance a las coordenadas con las que se mueven los que están a pie de obra de la empresa, que a las lecciones aprendidas de manera acelerada, la digitalización a martillazos, gracias al confinamiento, ahora deben aplicar el factor humano y emocional para hacer posible el punto de inflexión que necesita la economía. Para ello, será necesario que los políticos también colaboren y tengan determinación en sus decisiones, evitando demoras y burocracia. Si hacen una buena evaluación, y se equivocan, podrán rectificar. El problema será si no saben o no admiten la revisión o el debate de sus decisiones.

Pues lo dicho, Fexdir fue un éxtasis emocional por poner sobre la mesa ideas, proyectos y experiencias diferentes y disruptivos. Que ha encumbrado la figura de Eva Toledo como directiva, y como responsable empresarial. A lo largo de los años, y lo dice uno que lleva varios al frente de esta trinchera, no habíamos tenido la oportunidad de escuchar un discurso con tanto valor. Acostumbrado a lo básico de menos impuestos, más infraestructuras (o aguas)  y mejor financiación (o crédito), lo de Toledo fue como estar en la Champions por uno día. Lástima que la CEV eligiera ese mismo día, en Alicante, para hacer su comité ejecutivo, un poco más tarde y a unos kilómetros de allí. No vamos tan sobrados para hacer dos actos de ese calibre de manera separada.

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