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sopa de pescado / OPINIÓN

Fachoesfera y progresismo

Foto: A. ORTEGA/EP
30/01/2024 - 

Cuando hace unas semanas Valencia Plaza me ofreció la posibilidad de dirigirme a todos ustedes una vez cada quince días, decidí encabezar cada una de las columnas que iban a ser escritas con el titulo de “Sopa de Pescado”.

Quería de algún modo suscitar, entre quienes tuvieran a bien leer dichos artículos, cierto interés por un título que recogía una expresión conocida en la Europa del Este donde se utilizaba para explicar lo fácil que puede llegar a ser pasar de una economía de mercado y de un Estado de Derecho basado en la libertad individual, a unos regímenes totalitarios en los que la ausencia de libertades y el protagonismo monopolístico del Estado en la economía y en las relaciones sociales era capaz de imponerse a cualquier conciencia individual.

Se decía entonces, y repetía yo para advertir sobre los riesgos que para las democracias occidentales consolidadas como la española supone cada uno de los pasos que se dan en detrimento de la calidad democrática de un país, cada vez que se parasita cualquiera de las instituciones del Estado, cada vez que se ataca la separación de poderes y cada vez que la acción de gobierno responde única y exclusivamente a la lógica de la permanencia en el poder y no a la vocación de servir al interés general.

Recordaba yo, recuperando la cita, lo fácil que resulta transformar un acuario en una sopa de pescado, pero lo difícil que resulta, cuando no imposible, transformar una sopa de pescado en un acuario. Y lo hacía, siguiendo con la cita, al albur de alguno de los acontecimientos con los que, semana tras semana, nuestra democracia parece semejarse más a una sopa, que a un acuario.

Foto: DAVID ZORRAKINO/EP

Y en esa misma lógica seguimos después de que la pasada semana la política migratoria ocupara el epicentro del debate político siempre con permiso de la amnistía, de las cesiones al independentismo y de esa diabólica y perversa distinción entre un terrorismo bueno - el que sirve para que Sánchez siga en el poder - y de un terrorismo malo – que es el que AÚN no sirve a Sánchez para mantenerse en el poder.

Pero, como decía, durante la semana pasada se produjeron tres acontecimientos que volvieron a recordarnos el caos instalado en la política migratoria de este gobierno que sigue navegando a la deriva en una materia que afecta a los derechos fundamentales de un importante número de personas especialmente vulnerables.

Mientras el gobierno hablaba de ceder las competencias en materia migratoria a sus socios de Junts, un partido al que el presidente del Gobierno calificaba en el 2021 como extremistas, xenófobos y proclamadores del odio por las declaraciones de uno de sus consejeros, que decía que los inmigrantes eran reincidentes y por tanto que había que expulsarlos.

Y mientras se iba gestando uno más de los muchos y habituales cambios de opinión del presidente del Gobierno, el Tribunal Supremo dictaba dos sentencias condenando al gobierno de España por expulsar del territorio nacional a 55 menores “por la absoluta inobservancia de la Ley de Extranjería” declarando ilegales tales expulsiones. Todo ello recordándonos que este ministro ya fue condenado por la muerte en la valla de Melilla de 21 personas en junio del 2022.

En fin ustedes juzgarán, pero mientras se habla de progresismo y de cómo combatir la fachoesfera el gobierno auto proclamado progresista, éste  no solo era condenado por vulnerar flagrantemente los derechos de 55 menores, sino que además se mostraba incapaz de acabar con el caos que afecta a los solicitantes de asilo en Barajas donde hasta la Cruz Roja ha decidido marcharse dadas las pésimas condiciones en las que se encuentran alrededor de 300 personas inmigrantes solicitantes de asilo.

Foto: A. ORTEGA/EP

Asunto de extraordinaria gravedad que recordaré porque quizá alguno de ustedes se haya perdido algún detalle. Remontémonos a diciembre del 2023 cuando la Comisión de Ayuda al Refugiado y la Policía Nacional comenzaron a denunciar las pésimas condiciones higiénicas de las instalaciones que existen en la terminal cuatro y terminal uno del aeropuerto de Barajas dedicadas a la atención de los solicitantes de asilo. Recordemos que tres magistrados dictaron un auto para que el Ministerio solucionara el asunto. Recordemos que el Ministerio hizo caso omiso.

Recordemos que en Barajas se hacinan más de trescientas personas donde apenas caben cincuenta. Que se produjeron dos fugas una de las cuales terminó con carreras por las pistas del aeropuerto. Recordemos que mientras la Policía Nacional hablaba de la necesidad de combatir las “pateras aéreas” que vienen de Marruecos y en concreto de Casablanca, el ministro hablaba de un “problema puntual” y el caos en Barajas seguía hasta decidir Cruz Roja marcharse y dejar de prestar su labio asistencial porque simplemente era imposible.

Si a todo ello añadimos que esta semana ha dejado de aplicarse en España el acuerdo por el que la Agencia Europea de Fronteras y Costas vigila los flujos migratorios desde Alicante hasta Cadiz con 238 personas, tres embarcaciones y dos aviones, porque desde febrero el gobierno de España se niega a facilitar los datos que la Agencia reclama para poder combatir las mafias que se dedican al tráfico de personas, yo solo puedo hacerme una pregunta: ¿tiene todo este caos que ver con nuestras tumultuosas relaciones con Marruecos? ¿Tiene que ver con el contenido que según parece Marruecos obtuvo, Pegasus mediante, del teléfono del presidente del Gobierno? ¿O simplemente es esta una nueva forma de combatir el fascismo de la fachoesfera que desconocemos?

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