VALÈNCIA (EP). Las personas que viven en zonas con adversidades sociales y medioambientales pueden tener hasta el doble de riesgo de padecer cardiopatías e ictus, según un nuevo estudio publicado en 'Journal of the American Heart Association', una revista revisada por expertos de la Asociación Americana del Corazón.
En este estudio, las adversidades medioambientales incluían la contaminación del aire y el agua, los lugares potencialmente peligrosos o tóxicos, la escasez de parques recreativos y las carreteras, vías férreas o aeropuertos con mucho tráfico.
Las vulnerabilidades sociales se definieron como la pertenencia a minorías raciales y étnicas; factores socioeconómicos como los niveles de ingresos, educación y empleo; la situación de la vivienda; y el acceso a Internet y a la atención sanitaria.
"Nuestro estudio es uno de los primeros en examinar el impacto de los factores sociales y ambientales en combinación y en analizar la compleja interacción entre ellos", ha afirmado el autor principal del estudio, el cardiólogo y vicepresidente del departamento de medicina para la investigación y director del Programa de Cardiooncología y del Programa Cardio-Metabólico de Asia Meridional del Hospital y Centro Médico Lahey de Burlington (Massachusetts), Sarju Ganatra.
Este estudio utilizó el Índice de Justicia Medioambiental -elaborado con datos de la Oficina del Censo de EEUU, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU, la Administración de Seguridad y Salud en las Minas de EEUU y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU- para calificar las desventajas medioambientales en todas las zonas censales de EEUU.
Según el análisis, las personas que vivían en los barrios más vulnerables desde el punto de vista medioambiental tenían 1,6 veces más tasa de arterias obstruidas y más del doble de tasa de ictus que las personas que vivían en los barrios menos vulnerables desde el punto de vista medioambiental.
Los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares eran más elevados en las zonas más vulnerables, con una tasa dos veces mayor de diabetes de tipo 2, 1,8 veces más de enfermedad renal crónica y 1,5 veces más de hipertensión arterial y obesidad.
Además, alrededor del 30 por ciento de todos los residentes estadounidenses de entre 18 y 44 años, el 21 por ciento de los adultos negros y la mayoría de los adultos hispanos residían en lugares con cargas medioambientales alarmantemente altas.
"Me sorprendió ver los estrechos vínculos y la compleja interacción entre los factores sociales y ambientales en los resultados sanitarios. Pudimos demostrar su 'doble impacto' en los resultados sanitarios. Y más allá de eso, nos sorprendió aún más el hecho de que, incluso después de ajustar por factores socioeconómicos, los factores ambientales desempeñaran un papel crucial e independiente en la determinación de diversas enfermedades cardiacas y otros resultados sanitarios relacionados", ha asegurado Ganatra.
Según los investigadores, para revertir el impacto de las desventajas sociales y ambientales será necesario un enfoque múltiple con intervenciones para reducir la exposición a la contaminación y políticas que aborden las causas de la pobreza, la revitalización urbana, la educación pública de alta calidad, los programas de creación de empleo y la vivienda asequible, junto con medidas para garantizar el acceso universal a una atención sanitaria de calidad.
"Nuestro objetivo es capacitar a la comunidad sanitaria para que informe mejor a los pacientes sobre los factores ambientales que encuentran a diario. Los pacientes, a su vez, adquieren la capacidad de reducir su exposición a condiciones ambientales nocivas, como la exposición a productos químicos nocivos y contaminantes atmosféricos para minimizar los peligros para la salud y mitigar los riesgos para la salud", ha indicado Ganatra.