CASTELLÓ (EFE/Rosabel Talavera). La preocupante falta de precipitaciones en la provincia de Castellón ha llevado a sus embalses al nivel más bajo desde hace siete años, una situación que sin embargo no hace prever restricciones pero que fuerza a fomentar la cultura del agua porque "estamos en el filo de la navaja de la escasez".
Así lo explica a EFE el director técnico de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Manuel Torán, quien matiza que la situación de los embalses castellonenses "no es tan alarmante" pero es necesario que "llueva bien y durante mucho tiempo".
Cuando se gestiona un embalse, señala Torán, se tiene en cuenta la capacidad máxima del embalse -que en el caso del Millars puede ser de 200 hectómetros cúbicos- y la real por la posibilidad de inundación.
Así, la capacidad en enero será de 124 hectómetros cúbicos y ahora mismo se está en 60. Por lo tanto, no es tan bajo en general aunque sí respecto a la capacidad máxima, porque "siempre se deja un resguardo para las posibles avenidas".
Además, indica, el embalse de Arenós "necesita unos escalones de carga que ahora mismo aún no están hechos", sino que se acometerán en unas futuras obras.
La situación real, apunta el director técnico, es que "ha llovido muy poquito, prácticamente nada, en lo que llevamos de año hidrológico". Esto significa que "aunque pudiéramos tener más capacidad de almacenamiento, no podemos al no tener aportes", y pone como ejemplo el de Arenós, cuyo aporte "es el más bajo en los últimos 33 años".
Y añade que estamos en situación de falta de precipitaciones, con agua embalsada (con cerca del 50 % de la que se puede embalsar) que es "mas o menos normal", pero con el problema, en Castellón y en casi toda la cuenca, de que "no ha llovido".
Desde el inicio del año hidrológico, el pasado 1 de octubre, "no ha llovido nada" y por ello "los niveles son los más bajos". El volumen embalsado desde el año 2000 es el cuarto más bajo, en estos momentos, y Torán indica: "Estamos con problemas".
Sobre las previsiones, el director técnico señala que no se puede saber lo que lloverá, pero se debe tener en cuenta las peculiaridades como en el caso del embalse de Ulldecona, en la Tinença de Benifassà, que tiene 9,1 hectómetros cúbico de capacidad, y "con una lluvia intensa se nos llena". Y en el Palancia, el Regajo, "ahora mismo su volumen máximo a embalsar son 3 hectómetros cúbicos solamente".
Sobre la posibilidad de que haya restricciones de agua para la agricultura o el consumo si no llegan las lluvias, Torán apunta que en lo que se refiere a aguas superficiales no se prevén restricciones a excepción del Palancia, que "ya tuvo restricciones la campaña pasada", debido a la poca capacidad del embalse del Regajo. Aunque allí, los usuarios, por su singularidad, "están acostumbrados a las restricciones ante la escasez".
En la Comunitat Valenciana se está a un nivel similar, y en la demarcación del Júcar, con alguna singularidad concreta. El Mijares y el Turia "están más flojos" y el Júcar no está excesivamente mal "dentro de que estamos siempre en el filo de la navaja de la escasez", remarca.
Lleva "mucho tiempo sin llover pero no estamos todos en situación de escasez", a excepción de dos casos en la provincia de Castellón, el del Senia y el Palancia.
Esta falta de lluvia afecta igualmente al medio ambiente, y por ello, en el Plan Hidrológico se contemplan los caudales ecológicos, que "tienen cierta contestación social en algún caso", porque "en situación de escasez se suelte agua por el río, y en algún caso genera cierto rechazo".
No obstante, explica que desde la CHJ siempre se defiende que "los ríos tienen que llevar agua", salvo los que no la llevan habitualmente, como es el caso de la Rambla de la Viuda, que lo hace "solo cuando llueve".
En cuanto a las infraestructuras, desde la CHJ se aboga por una mejora constante de las mismas y se incide en un uso "más eficiente del agua" para ir "hacia la excelencia", porque en una situación constante de estar "en el borde de la sequía, somos un pueblo acostumbrado al ahorro de agua y gestionarla"-
Pero "debemos ir a más, evitar pérdidas; ir a usos más adecuados y fomentar la cultura del agua", agrega el director técnico, aunque reconoce: "Estamos satisfechos con la gestión que se hace de este bien preciado", que "ahora mismo sí se está usando de manera adecuada".
Desde la CHJ, señala, la necesidad más apremiante es "que llueva" ya que la gestión de los últimos años "nos ha permitido ser de las cuencas del Estado con más agua, cuando es de las que menos ha llovido".
"Miramos a nuestros vecinos, como el Segura, las cuencas mediterráneas andaluzas -que tampoco tienen agua- o miramos a Cataluña -una situación espeluznante-, el Guadiana o el Guadalquivir, que también están mal" y por ello aboga por "seguir gestionando de manera racional el agua y por que tengamos un poquito de suerte con la lluvia".
"Cuando llueve tres días pensamos que ya se ha acabado la sequía y se ha acabado el problema", indica el director técnico para añadir: "Necesitamos que llueva bien y durante mucho tiempo".