VALÈNCIA. ¿Quién dijo que no se puede rapear sobre feminismo a ritmo del folklore?, ¿y hacer rap con seguidillas? La rapera valenciana Tesa Altesa se atreve con todos los retos. Confiesa que le da adrenalina todo lo que tiene que ver con aportar algo nuevo al mundo, y prueba de ello son sus tres discos en los que cada vez se atreve a combinar un elemento nuevo. Lo pone a prueba en giras internacionales en las que lleva el valenciano por todo el mundo, y donde observa que su experimento funciona. En la prueba está la creación de música que le motiva, y la que “le apetece hacer”, esa música es la misma que emplea como altavoz para hablar de lo que le concierne.
Feminismo, lucha, clases sociales… Para ella rapear es un acto político en el que establecer el debate a través de la rima, y en su doble reto lo que hace es beber de lo tradicional para darle forma a sus pensamientos: “Es arriesgado tanto querer hacer sentir la música tradicional a la del rap como sentir el rap en el acento de la música tradicional. A la gente le encanta y es lo que me motiva”, explica sobre su peculiar mezcla que le ha llevado a lanzar tres discos y a girar por lo largo y ancho de Europa.
En todos ellos el valenciano es el idioma con el que transmite el mensaje, aunque gracias a los cantantes que le rodean en sus colaboraciones incluye: francés, inglés, castellano e introduce hasta melodías estilo hindú, prueba de ello es su tema Te Enteras? de su disco Rural.
Lanzamiento tras lanzamiento se prueba a sí misma que lo que puede parecer que al principio “no funciona” luego se salda con saltos y vitoreos de los que están bajo del escenario, que agradecen el riesgo: “Hay que comprender la música desde el entorno menos purista y darle un toque de atrevimiento”, explica, un trabajo que hace también junto a su productor Pere Rodenas: “Cuando empezamos a trabajar en la producción del disco [Rap d’arrel, su último lanzamiento] sabíamos que queríamos innovar, las ideas que teníamos cuajaron bastante bien y una vez mezclado todo quedaba de maravilla. Al final sacamos siete temas que beben de todo un poco y que funciona gracias a que nos estamos divirtiendo”. En este último trabajo hasta escuchando los temas en orden salta a la vista la diferencia entre ellos, como si no pertenecieran al mismo disco, creando un detonante y mezcla que le da vida a sus letras.
De esta misma manera en sus discos se pueden encontrar toques de música urbana que bailan con la electrónica y la música tradicional. Sus melodías son frescas y muy variables, pero nunca dejan de lado las temáticas que le ocupan la cabeza, las que necesita escribir como si fuera una pulsión, hablando de raíces, de defender la lengua y la tierra, de los valores del feminismo y de cómo avanzamos como sociedad.
“Realmente tiene que dar más miedo el mensaje que la música, tiene que ser algo más fuerte. Yo hago música que habla de mi y de la persona que soy, son temas que pueden parecer recurrentes pero al final son temas que me importan”, explica. Para apoyar estos temas a veces se sirve también de recursos sonoros como audios o de recreaciones de conversaciones para poner a tono al oyente, y que pueda imaginar parte de la historia en su cabeza.
Tesa a su vez pertenece a una escena valenciana en el que se siente que el rap se encuentra “en tierra de nadie” y donde ha costado mucho llegar donde están: “Poco a poco el rap va cogiendo más relevancia, tanto a nivel general como cuando hablamos de la música urbana. El trabajo del rap estatal y de la música en valenciano es algo que va poco a poco pero está empezando a cambiar la escena general”. Considera que el rap creado por mujeres se comienza a valorar gracias a una nueva escena y a los gustos de la gente más joven, que son los que consumen esta música: “Es una especie de justicia poética, no nos vamos a acobardar por los que nos rodeen. Parece que en política también retrocedemos pero estamos muy acostumbradas a avanzar y a seguir cantando lo que pensamos a pesar de todo”.