VALÈNCIA (EP). Más del 30% del agua de las redes de abastecimiento en núcleos urbanos se pierde, en términos medios, por deterioro de las redes, fugas o usos indebidos. Para dar solución a este problema, Fibsen está desarrollando una tecnología con sensores de fibra óptica inteligente que permite, al mismo tiempo, monitorizar la calidad del agua y el deterioro de las infraestructuras en tiempo real, generando diagnósticos predictivos y reduciendo el volumen de inversiones y de costes de mantenimiento. Una propuesta que le ha valido el premio especial del programa 'Innowise Scale Water Scarcity' de Climate-KIC, iniciativa europea de innovación y conocimiento contra el cambio climático.
Los sensores que utiliza Fibsen "tienen capacidad para cubrir hasta 50 kilómetros de infraestructuras hídricas con un consumo energético equivalente al de un ordenador portátil. Además del bajo coste en términos de energía, su alta resistencia a la corrosión hace que el gasto en mantenimiento sea prácticamente nulo. Esto repercute tanto en los costes generales, como en la tarifa que pagan los usuarios", subraya Javier Sanz, fundador y CEO de Fibsen.
Para conseguir el objetivo final de preservar y conservar los recursos hídricos de forma más eficiente y sostenible, y con costes reducidos, la startup, que forma parte de los equipos de la quinta edición de la aceleradora pública Col·lab de Las Naves, está trabajando en varias líneas con entidades públicas y privadas responsables de la gestión y mantenimiento de las redes de agua potable de ciudades, detalla el emprendedor.
Entre los diferentes proyectos, está el desarrollo tecnológico de nuevas soluciones en el marco de un proyecto de I+D cofinanciado por la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI). Además, está inmersa en un proyecto de I+D para la creación de unos sensores de presión de agua y una plataforma cloud de datos, de alta seguridad, para mejorar la sensibilidad de los sistemas de detección de fugas, subvencionado por el Ayuntamiento de València.
A estas líneas de trabajo se ha sumado un proyecto de sensorización de la calidad del agua a través de sistemas de fibra óptica, junto a la Universidad Politécnica de Valencia y Global Omnium.
El proyecto de Fibsen nace de la experiencia de su fundador, que trabajaba en una empresa de gestión de las redes de agua potable de ciudades. Sanz se planteó como posible alternativa la tecnología de sensado mediante fibra óptica, que ya había sido utilizada en la industria petrolífera. Actualmente, el equipo está integrado por cuatro profesionales, que están participando en el programa de aceleración de Col·lab.
"Lo que más nos ha gustado de Col·lab es la cantidad de conocimientos que estamos adquiriendo, gracias a la calidad y profesionalidad de sus personas mentoras, así como la gran acogida y la disposición del equipo de gestión para ayudarnos en todo lo que necesitamos. Sentir que estamos rodeados de personas que quieren apoyarnos en todo en muy importante en esta etapa del proyecto", destaca el CEO de la startup.