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LA SEÑORA SIEMPRE TIENE RAZÓN

Fin de fiesta

29/07/2017 - 

VALÈNCIA. La diosa Atenea era obsesiva-compulsiva. Dionisio tendía a la dipsomanía. Hefaistos padecía una clara celotipia.

La única parte vulnerable de Sigfrido era un punto de la espalda donde se la había pegado una hoja de tilo cuando fue sumergido en la protectora sangre del dragón. La de Aquiles, el talón del que su madre le agarró para bañarlo en uno de los ríos infernales. 

La psicología aplicada, la sabiduría de los libros del XIX y el arte de manejar a los hombres, aconsejan buscar en punto débil del prójimo, y también evitarlo. El emperador Guillermo II expulsó de su ejército a un general que durante una conversación había puesto su mirada sobre su brazo izquierdo, atrofiado por una enfermedad infantil.


Cuando un individuo tuvo la sinceridad de decirle a la muy premiada condesa Ana de Noailles que era más hermosa de frente que de perfil, la poetisa obstaculizó la carrera de aquel hombre en el momento en el que se presentó a la campaña electoral después de la primera guerra.

 

El jefe de la propaganda de la Alemania de Hitler, Goebbels, mandó arrestar al fotógrafo que había sacado su pie deformado por la poliomielitis y suspender al periódico que había publicado la instantánea.


El qué dirán

En el mundo de los artistas, donde van con el corazón en la mano y cara siempre descubierta incluso con gafas, como héroes sin armadura, la susceptibilidad aplicada en un punto de su personalidad es más frecuente que en la gente común. Pueda ser que tengan una personalidad más importante que defender. Esto se lo preguntaré la próxima vez que vea a Cuchita Lluch. Aunque como primera prueba, la del poeta Chateaubriand –con d al final, con t es un filete de buey asado, con patatas- que tiraba a la basura las cartas en las que su apellido acababa con una t.

Podría creerse que un elogio, la alusión a su mejor obra, pudiera dar resultados infalibles para llegar al corazón de la gente que vive de su bello ego. Sin embargo encontrar el punto débil no es tan sencillo. Muchos grandes escritores odian hablar de sus obras. Flaubert detestaba que se le hablara de su Madame Bovary, que sepultaba el éxito de sus obras posteriores y pasó el resto de sus días trabajando incansablemente en una sátira de la futilidad del conocimiento humano y la omnipresencia de la mediocridad, su desconcertante Bouvard y Pécuchet.

Es difícil escoger un tema, un libro del que hablar, de qué estrofa; o si revisar la vida de un familiar común, o qué elogiar que no sea un fastidio o algo que se quiera olvidar como la familia. Por eso muchas crónicas sociales se escriben como se escriben: el único método infalible para no equivocarse, cuando se habla con una persona de mundo,  especialmente si es de la constelación artística, es hablar mal de todos sus colegas pasados, contemporáneos y futuros.

Conclusión

En algún momento todo debe concluir. Las personas tenemos un final para todo, pero el relato de las aparentes pequeñeces es interminable. Vean sino cómo cobra interés si Pablo Iglesias se baña en piscina o si come gambas: la personas vulgares creen ver concesiones al capitalismo si el obrero disfruta de los bienes que le han sido vedados por su condición, como el jamón bueno. Y encuentran como significativa concesión a la democracia que el presidente de la nación vaya en chándal corriendo con sus escoltas ante una cámara.

El protocolo y el copete

En uno de esos experimentos televisivos que buscan atraer a lo que se da en llamar eufemísticamente “el ama de casa” se les ocurrió poner –quién sabe el motivo- a Josemi Rodríguez Sieiro como abanderado purista de los buenos modales, la educación y el protocolo, en recepciones y actos de alto copete a los que, obviamente, la mayoría nunca irá ni serán invitados. Algunas personas de poco mundo le preguntaban cómo había que comer los moluscos o los espárragos en la mesa, pero no por querer comportarse en su piso del barrio del Cristo como en el Palacio de Buckingham, sino para humillar intelectualmente a la cuñada en la siguiente reunión familiar y poderla llamar basta y ordinaria.

Cómo hacer amigos

Durante dos años he tratado estos párrafos web protocolarios tanto para los que no saben vivir elegantemente en sociedad –igual que el libro Cómo hacer amigos ha sido escrito para sociópatas- como para gente que entiende los guiños y la literatura. Las grandes damas sólo salen a exhibirse fuera de sus castillos cuando tienen que promocionar el ala oeste como hotel con encanto o si una marca de ropa le ha pedido que pasee sus trajes o sus bolsos en Instagram. Del resto no esperen que sepan por experiencia directa que con el smoking blanco se requiere el pañuelito de seda negra o qué tipo de traje exótico se tiene que llevar para la fiesta de Ecuador que aún tiene lugar en los barcos.

La señora seguirá teniendo razón

A pesar de una inicial pero breve oposición, esta sección se llama así porque desde la primera línea de las aquí escritas nunca quise estar en lo cierto. Pericles, cuando su flota se asustó por un eclipse de luna, explicó el fenómeno tirando una capa encima de la cabeza del piloto de su nave y le dijo “¿Crees que lo que hago yo con esta capa sea signo de alguna desgracia?”. Esta demostración de mecánica celeste le valió la acusación de impiedad y escapó de la pena de muerte porque un discípulo le ayudó a conmutarla por el destierro. No fue por algún error de lógica que Sócrates tuvo que beber la cicuta ni por teorías erróneas que Copérnico, Galileo, Pasteur, Koch y Semmelweis tuvieron sus disgustos, sino por haber querido tener la razón por encima de la señora y sacudir a su prójimo de la costumbre.

Esclavos de las cosas

Hay que amar las cosas, pero no hasta el extremo de hacernos esclavos de ellas. Si uno desea hacer carrera debe suscribir las maneras del jefe: beber las cervezas con él cuando no quiera volver a casa a encontrarse con su esposa poniendo énfasis al reírse de todas sus ocurrencias. Pero el día que pueda liberarse de esta esclavitud, que se rebele espectacularmente, cuando encuentre otros modus vivendi o si está seguro de no ser un mediocre.


Alegrías musicales

El Ayuntamiento, Pere Fuset y el secretario de la Asociación de Promotores Musicales de la Comunitat Valenciana, Sergi Almiñana, deben estar de enhorabuena: los conciertos del nuevo recinto de Viveros han sido un éxito de público con más de treinta artistas de todo tipo: el venerado violinista libanés de origen armenio Ara Malikian, Leiva, Love of Lesbian y Txarango, Jamie Cullum o UB40.

El último artista en participar fue el colombiano Carlos Vives que se llevó las ovaciones finales del público. Acudió al día siguiente con su esposa Claudia Helena Vásquez y los dos hijos de su matrimonio con ella, Elena y Pedro, al restaurante del Cabañal-Canyamelar Casa Montaña. Sabedor de la cantidad de fans de su música, colombianos y españoles, de nuestro país, posteó un video en las history´s de su Instagram de 3,5m de seguidores recomendando el valencianísimo establecimiento de Emiliano García, al que acudió bastante tarde. ¿Qué comió? Según los comensales cercanos, ante todo jamón ibérico, un manjar que hasta hace poco no era plato de costumbre de los latinoamericanos pero que poco a poco empieza a hacer furor. Y luego las tradicionales habas, patatas, croquetas y atún marinado de la casa. Todo el mundo quedó encantado con el carácter sencillo y agradable de la pareja.


Como Guillermo Vives, el hermano de Carlos, es chef del restaurante bogotano “Gaira Café”, se habló de traerlo para el próximo València Culinary Meeting, lo cual sería una gran atracción para nuestra ciudad que ya tiene algunos chefs de este país muy enraizados.

Este año Montaña traerá al lituano Ernestas Virgilas, chef del hotel Palanga, a quien pienso visitar aprovechando que la embajada de Lituania en Valencia me invita en octubre a hacer un reportaje  que saldrá en una conocida revista de tirada nacional.


La ciudad se abrirá a partir de ahora a las actividades propias del mes de agosto, que suelen ser variadas y marítimas, como las de la Marina Real, que acaba de cumplir su décimo aniversario, con actividades náuticas, gastronómicas y culturales en las instalaciones que se hicieron famosas durante la America´s Cup durante el fin de semana del 16 y 17 de septiembre. Más actuaciones musicales y ofertas de todo tipo, intelectuales, de ocio, sexuales, religiosas e infantiles de las que tendrán noticia en las páginas virtuales de este diario. Después de dos años ininterrumpidos de crónicas, este mes de agosto tomaré mi primer descanso. Descansar la escritura es una rara honradez del periodista, pero necesaria: a todos nos remuerde alguna vez un adjetivo impropio.

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