RESTORÁN DE LA SEMANA

Flama

La propuesta de Edu Espejo y Ricardo Espíritu hace que Valencia arda todavía más.

| 06/01/2023 | 2 min, 39 seg

El chef Edu Espejo y el metre Ricardo Espíritu están on fire. Esto no es Roma ni Troya. Pero los dos se han propuesto que arda la ciudad. La nuestra, València: la del foc i la flama. Edu y Ricardo están en su mejor momento, no solamente por la edad. Su nuevo proyecto, Flama, viene para demostrarlo. Tras una remodelación integral del espacio, que ha llevado cerca de cuatro meses, estrenaban restaurante a finales de diciembre, en esa emblemática esquina de Gran Vía donde antes se ubicaba Balbeec. Desde entonces, Edu y Ricardo van a full flama.

Si algo caracteriza a Edu, es su habilidad con el fuego, la brasa y el humo. Ese tratamiento radical, casi primitivo, del producto, que el eslogan de Flama enuncia como woodfired kitchen. Seguramente Espejo haya sido uno de los cocineros más infravalorados de la ciudad. Tal vez por su perfil bajo, su exceso de humildad o su apego por el equipo, que en los proyectos anteriores le hicieron permanecer a la sombra del grupo. Pero ahora, sin soltar la mano de quién ha sido su compañero, y sobre todo amigo, en los últimos años -Ricardo, claro-, se embarca en una aventura más personal que cualquier otra. Una aventura que prende la chispa desde el mar.


Y es que, una de las principales aficiones de Edu es la pesca, por lo que a nadie extrañarán las piezas, casi trofeos, que cuelgan de la vitrina: rodaballo, virrey, San Pedro, Besugo o lo que el mar vaya proveyendo. Hay espacio para el marisco y, en menor medida, también para la carne, siempre que goce de calidad: cecina de El Capricho, pichón de Araiz, txuletas de Valdi y presa de Wagyu 5A, como herencia de su anterior etapa en la parrilla de Honoo. Todo ello, sometido al mínimo tratamiento, para demostrar el respeto por el producto y la tradición, que también evocan algunos guisos fuera de carta. 

De la selección de vinos y de quesos se encarga el contrapeso de la casa, Espíritu, que se lanza al emplazado más académico frente al comensal. Es un perfil que comparte ese talante discreto con el chef, ya que ambos están dispuestos a ceder el protagonismo de la cocina y la sala, para que el foco alumbre los platos y la vivencia de quien se sienta a comer. Pero no conviene que nos confundamos: tienen hambre, ambición y una fuerte inversión detrás. Han dejado claro que este proyecto viene a jugar en primera línea gastronómica o, por qué no, en primera línea de fuego. 

Flama está en un barrio de moda, pero nuevo para sus comandantes, y todavía tiene que rodar en varios aspectos. A sabiendas de quién está detrás, no tardará en hacerlo. Porque Flama, además, tiene la fuerza de Bukowski, esa capaz de hacernos arder en el agua, sin ahogarnos en el fuego.

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