El chef Edu Espejo y el metre Ricardo Espíritu están on fire. Esto no es Roma ni Troya. Pero los dos se han propuesto que arda la ciudad. La nuestra, València: la del foc i la flama. Edu y Ricardo están en su mejor momento, no solamente por la edad. Su nuevo proyecto, Flama, viene para demostrarlo. Tras una remodelación integral del espacio, que ha llevado cerca de cuatro meses, estrenaban restaurante a finales de diciembre, en esa emblemática esquina de Gran Vía donde antes se ubicaba Balbeec. Desde entonces, Edu y Ricardo van a full flama.
Si algo caracteriza a Edu, es su habilidad con el fuego, la brasa y el humo. Ese tratamiento radical, casi primitivo, del producto, que el eslogan de Flama enuncia como woodfired kitchen. Seguramente Espejo haya sido uno de los cocineros más infravalorados de la ciudad. Tal vez por su perfil bajo, su exceso de humildad o su apego por el equipo, que en los proyectos anteriores le hicieron permanecer a la sombra del grupo. Pero ahora, sin soltar la mano de quién ha sido su compañero, y sobre todo amigo, en los últimos años -Ricardo, claro-, se embarca en una aventura más personal que cualquier otra. Una aventura que prende la chispa desde el mar.