Mike Powell y Jürgen Horn se instalan en una ciudad distinta cada 91 días, la cual narran ante el mundo. Así explican su reciente estancia en Valencia
VALENCIA. Mike Powell y Jürgen Horn, un estadounidense y un alemán, se conocieron hace cerca de 16 años en Boston, donde los dos vivían. Definitivamente representan una nueva clase social pululando cuyo lugar de residencia es el mundo, dedicados a profesiones que les permiten ejercerlas en cualquier lugar con una mínima conexión a internet. Jürgen -el más alto- es fotógrafo, Mike es informático y regenta varias webs. No tienen que ‘fichar’ ni que atender a reuniones presenciales.
Jürgen y Mike después de conocerse se fueron a vivir a Berlín, allí se casaron. Estando de vacaciones -de vacaciones “normales”, especifican- se percataron de una pequeña frustración: nunca les daba tiempo a conocer lo suficientemente bien los lugares de destino a los que viajaban. Hallaron una solución: sus viajes se convertirían en su forma de vida, el modus operandi sería For 91 Days.
91 días. “Más o menos 365 dividido por cuatro. Nos permitiría conocer cuatro lugares al año. Además es práctico porque muchas visas son de 90 días”. Su proyecto ha acabado convertido en un fenómeno global de promoción urbana, guías a ras de ciudad. Llevan 16 ciudades recorridas. Ahora están en Montreal. “Next: ???”, reza su bio. Desde marzo hasta junio de 2015 su destino fue Valencia, donde se convirtieron en privilegiados expositores de la realidad valenciana ante sus seguidores. Acaban de publicar su libro ‘Valencia For 91 Days’.
“Cuando tuvimos la idea (de pasar tres meses en una ciudades distintas), era más bien una broma. Pero durante las siguientes semanas continuábamos hablando sobre el tema. No había nada que nos lo impidiera... no teníamos niños ni familia, ni propiedades. Nuestros trabajos eran flexibles. Y al final, dimos el salto mortal... Hemos vendido las pocas cosas que teníamos, hicimos las maletas, y nos fuimos”, comentan al otro lado del hilo desde Montreal.
Sin ser una voluntad decidida han terminando erigiéndose en indicadores de los destinos con proyección. Acarrean buen karma turístico. “Empezamos viajando con For 91 Days en el verano de 2010. Vamos por el viaje #16. Escogimos Oviedo como primer destino. Después vinieron Sabannah en EEUU, Buenos Aires, Bolivia, Palermo, Sri Lanka, Busan (Corea del Sur), Idaho, Estambul, Islandia, el Yucatán, Tokio, Macedonia, Valencia, Curaçao y en estos momentos Montreal”.
Valencia, Valencia. Jürgen y Mike llegan en 2015 a pasar sus ‘91’ días en la ciutat. Unos cuantos años antes ya habían conocido el que sería su destino por culpa de las insinuaciones de sus amigos alemanes. “Nos quejábamos del frío y el mal tiempo de Alemania y allí nos decían que la ciudad donde hace mejor tiempo es Valencia. Así que no necesitamos más: comparamos los billetes. Era enero de 2008. “Rápidamente estábamos en una terraza llevando T-shirts y disfrutando del sol. En ese momento nos enamoramos de Valencia”.
El amor volvió a prender con su ‘trimestre’ valenciano. For 91 Days VLC. Dividían sus días entre la mañana y la tarde. “Por la mañana hacíamos de guiris, descubriendo cada jornada algo nuevo, explorando un barrio, un camino… Por la tarde, después de una comida grande, hacíamos nuestros trabajos particulares”.
-¿Qué lugar os sorprendió más?
-Hemos leído mucho sobre la playa, la Ciutat Vella, y la Ciudad de los Ciencias, pero estábamos sorprendido por el Parque del Turia. Es algo muy especial este conducto verde dentro de la ciudad. Pasábamos muchísimo tiempo aquí, en bici, haciendo picnic, o simplemente andando.
-¿Y qué lugares fueron los más especiales?
-Los barrios y sus plazas. Nos encantó descubrir tantos barrios diferentes: Ruzafa, Xerea, Benimaclet, Cabanyal… Cada uno tiene su carácter individual. También las plazas de Ciutat Vella: Negrito, Dr. Collado, Carmen, Árbol... No sé cuántas noches pasamos en alguna plaza tomando copas baratas y charlando con amigos.
-Hagamos un poco de antropología de sobremesa… Después de recorrer trece ciudades durante cerca de cinco años, ¿qué rasgo os pareció singular de los habitantes de Valencia?
-El lema de los valencianos debe ser "Live and let live." Vivir y dejar vivir. La gente es muy acogedora, muy civil. No importaba si estaba hablando con una anciana conservadora o un chaval con rastas, siempre tenía la sensación de que nos respetaban. No teníamos problema ninguno con la gente en Valencia... es una cultura muy relajada. Tal vez, porque hay tanto sol. Es más difícil ser antipático cuando hace buen tiempo.
Las imágenes y perspectivas recopiladas por Jürgen y Mike son un potente estimulante. Reflejan los mejores atractivos que conserva esta ciudad a ojos del viajero cualificado. Pero ha llegado el momento de desvelar una alteración en los planes: estuvieron más de 91 días. Exactamente 271 días. Valencia fue su gran excepción. “Cerrar las maletas, apagar las luces, pedir un taxi, derramar una lágrima... ¡y decir adiós! Después de cinco años de viajes constantes, hemos llegado a ser muy hábiles para las ceremonias de despedidas -escribieron en su alegato final-. Pero esta vez, hubo un giro. La compra de nuestro apartamento. Sabemos que volveremos pronto. Hace que esta salida sea mucho menos melancólica”.
-¿Vuestro recuerdo más emotivo?
-Fue conocer la Cremà. Aunque para muchos esa destrucción no tenga mucho sentido es un momento purificador. Un recuerdo de que la vida es corta, bonita y efímera.
Tan corta, tan efímera, como 91 días en una nueva ciudad. O algunos más.