VALÈNCIA (VP). Uno de cada dos hombres de entre 60 y 80 sufre hipertrofia prostática o crecimiento de la próstata, según datos de la Asociación Española de Urología. La gran mayoría de pacientes va a padecer sintomatología como dificultad para iniciar o mantener el flujo miccional, ganas constantes de orinar, sangrado o infecciones de orina.
Cuando los fármacos no consiguen el alivio de los síntomas, el siguiente paso es la intervención quirúrgica. “Incontinencia e impotencia han sido siempre los efectos más temidos de una intervención, sobre todo con las técnicas utilizadas hace años como era la adenomectomía y la resección transuretral”, comenta el doctor Jose Rubio, director del Servicio de Urología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre.
Para el doctor Rubio, “los avances en la cirugía con láser de última generación, menos invasivo y con un alto rendimiento, constituye una gran alternativa para paliar estos efectos y realizar intervenciones difíciles con la máxima precisión, garantizando la calidad asistencial, multiplicando el éxito de la intervención y reduciendo los riesgos y complicaciones: menos sangrado durante la intervención, menor tiempo de ingreso hospitalario y una rápida recuperación”.
En el Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, el doctor Rubio opera con una técnica láser muy novedosa mínimamente invasiva que permite el tratamiento de próstatas de todos los tamaños: HoLEP (láser de holmio) y el ThuLEP (láser de tulio). “Su principal ventaja está en las próstatas grandes (>80 cc) sin límite de tamaño, en las cuales ofrece mejores resultados que las otras técnicas, permitiendo llevar a cabo la cirugía en menor tiempo quirúrgico, con resultados más duraderos (a diferencia de otras técnicas que pueden requerir reintervenciones años tras la cirugía por crecimiento del tejido residual). Está técnica proporciona un tratamiento definitivo ya que elimina totalmente el adenoma”, comenta el doctor Rubio.
Tal como explica, el profesional “con esta técnica la tasa de preservación de la continencia urinaria es superior al 95%, siempre que la situación de la próstata lo permita, mientras que la recuperación de la erección se preserva también en la gran mayoría de los casos. Por lo tanto, existe un mejor pronóstico en la preservación de la potencia eréctil y la continencia urinaria”.
Con el láser se actúa en la zona central de la próstata enucleando la misma y creando una oquedad embudizada que permite un vaciado mejor al paciente. Según el especialista, “el paciente solamente pasa una noche en el hospital y está hospitalizado menos de 24-48 horas. Incluso, en pacientes seleccionados, puede realizarse sin ingreso hospitalario. Además, de esta forma puede reanudar sus actividades habituales a los 2 o 3 días evitando realizar esfuerzos”. Y subraya, “el tiempo quirúrgico, dependiendo del tamaño de la próstata, suele ser de una hora, con una recuperación muy rápida”.
Otra de las ventajas de esta técnica es la reducción del sangrado durante el procedimiento y a posteriori, por lo que es de elección asegurada para pacientes anticoagulados o antiagregados. “El sangrado durante la cirugía y en el periodo postoperatorio menor que la cirugía convencional, y la micción es espontánea tras la retirada de sonda en la práctica totalidad de los pacientes”, señala el doctor.
El fundamento de la técnica es la eliminación del tejido prostático tal y como hace la cirugía clásica, lo que permite su estudio anatomopatológico. La parte central de la próstata queda hueca; se suele explicar a los pacientes que es “como vaciar una mandarina o una naranja de sus gajos dejando la cáscara -la cápsula prostática- embudizada y hueca para poder orinar a su través”.