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suponen el 65 % de la colección

Fotos, cartas, partituras y libros: así son las donaciones a la Biblioteca Valenciana

25/04/2022 - 

VALÈNCIA. (EFE) Fotografías, carteles, partituras, archivos, mapas, cartas y, por supuesto, libros: estas son las donaciones que recibe la Biblioteca Valenciana, que nació precisamente a raíz de una gran donación -más de 40.000 volúmenes reunidos por Nicolau Primitiu- y que suponen el 65 % de la colección de esta gran biblioteca.

Desde que en 1979 se formalizara la donación de Nicolau Primitiu, que dio lugar al nacimiento en 1985 de la Biblioteca Valenciana que lleva su nombre, se han recibido unas 80 donaciones, sobre todo de bibliófilos valencianos o de personas relacionadas con la cultura valenciana, aunque la falta de espacio obliga a ser cada vez "más selectivos" con lo que se quedan.

Una práctica habitual

"Cuando llegamos a la sede del Monasterio de San Miguel de los Reyes en el año 2000 había mucho sitio, pero en estos 22 años se ha ido llenando: tenemos ya más de un millón de documentos y estamos al límite de nuestra capacidad", explican a EFE fuentes del centro superior bibliotecario de la Generalitat.

Las donaciones constituye una práctica habitual en las bibliotecas, que junto con la compra y lo que les entra por depósito legal permite completar unos fondos que, en este caso, deben cumplir el requisito de ser obras editadas o producidas en la Comunitat Valenciana, de autores valencianos, o de materias vinculadas a la cultura y la historia valenciana.

En general, son los posibles donantes los que contactan con la Biblioteca Valenciana para ofrecer sus fondos o colecciones, tras lo que si no cuentan con un inventario -que no suele ser lo habitual- se procede a hacer una visita para ver el tipo de material, el estado de conservación y si interesa, pues por ejemplo ya no aceptan obras duplicadas.

A partir de aquí se inicia una tramitación que comienza con un documento que detalla lo que se ofrece y las cláusulas como el nombre de la donación y el compromiso de catalogarla y de ponerla a disposición de los usuarios, hasta llegar a la publicación en el Diari Oficial de la Generaltat de la resolución de la Conselleria de Cultura por la que se acepta.

Donaciones curiosos

La mayoría de donaciones que ha recibido la Biblioteca Valenciana han sido colecciones bibliográficas, pero entre las últimas figuran 600 imágenes en placas de cristal y estereoscópicas fechadas entre 1920 y 1930, o más de 500 partituras del compositor Salvador Giner, que inicialmente acogió la Societat Coral El Micalet.

Una colección de libros de ajedrez y otra de cuentos infantiles muy antiguos se unen también a 20.000 dibujos originales de Ortifus, más de 3.000 carteles desde la década de los sesenta hasta 2016 donados por Enrique Guardiola, y a fondos como el de la Fundación Scout Sant Jordi.

La correspondencia, como la que escribía el compositor Eduardo López-Chávarri -a quien le gustaba incluir dibujos en las cartas- o la que mandaba Nicolau Primitiu cuando compraba libros también forman parte de las donaciones a esta Biblioteca, sin olvidar incunables como los entregados por Pere María Orts.

La biblioteca cervantina

Aunque en un principio la Biblioteca Valenciana admitía donaciones temporales, ahora se dona para siempre, y se está intentando que algunas que se recibieron en depósitos por un lapso de tiempo determinado pasen a ser donadas a este centro.

El depósito temporal más interesante que custodia el centro de San Miguel de los Reyes es la Biblioteca Cervantina, que fue comprada por la Diputación de Valencia y que desde 2001 se encuentra en depósito en este recinto con el compromiso de acrecentar "una de las mejores colecciones cervantinas del mundo", donde hay primeras ediciones, traducciones y "todo lo imaginable" sobre Cervantes.

Por qué se dona

Los motivos que llevan a donar estas obras son principalmente la ilusión de saber que lo que se ha recopilado durante años no se va a perder ni a disgregar, sino que además se va a difundir y se va a poder consultar por mucha gente, junto al reconocimiento de incluirlo en el catálogo de la Biblioteca con el nombre del donante.

Además, y esto es algo que muchos donantes no saben y se sorprenden cuando se les comunica, la donación es gratuita pero comporta unos beneficios fiscales, ya que cuando se acepta se le atribuye un valor estimado, que se puede desgravar en la declaración de la renta.

Las únicas restricciones para acceder a estas obras son las que hayan marcado los donantes. Por ejemplo, el periodista Rafael Ventura Meliá fijó que sus diarios personales no se pudieran consultar hasta veinte años después de su muerte, mientras Pere María Orts y Nicolau Primitiu establecieron que sus libros no salieran de la ciudad de València.

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