ALICANTE. El perito naval Francesco Balbi (Sicilia, 1966) cruzó 'la trinchera' (del lado de las navieras hasta el de los puertos) hace cuatro años para ponerse al frente de la Terminal de Cruceros de Alicante. Con una experiencia de veinte años en el sector, en los que ejerció como responsable de operaciones de Mediterranean Shipping Company (MSC) en Piano di Sorrento, quedó bajo las órdenes de Costablanca Portuaria con la misión de explotar el potencial de las instalaciones… y del ‘destino Alicante’. En ello se afana en las dos décadas que dicha sociedad (con experiencia en la gestión de la terminal de cruceros de Las Palmas) todavía tiene por delante como titular de la concesión. Para ello, con humor, presume de aportar su vivencia personal: «Nací en Sicilia pero he vivido muchos años en Nápoles, así que soy una mezcla entre mafia y camorra; lo mejor de las dos», añade entre sonrisas. Su prioridad es que exista implicación política y social en la captación de nuevos barcos y trata de generar cohesión en ello a través de la asociación Alicante por el Turismo de Cruceros.
— ¿En qué situación se encuentra Alicante en el segmento de los cruceros?
— Hemos pasado de ser un puerto menor a un puerto que está en la media de los puertos españoles. No podemos competir con puertos grandes como Barcelona, Málaga o Palma, pero hemos subido nuestro nivel gracias a la gestión de estos últimos años, a nivel operativo y comercial. Estamos todavía 'en segunda división', pero en las primeras posiciones: con cien mil pasajeros al año subimos de nivel.
— Usted recaló al frente de la terminal hace cuatro años. ¿Puede decir que ha habido mejoría?
— Desde el punto de vista de la estructura, seguramente sí. La terminal era antes un espacio diáfano. Poco a poco hemos mejorado la terminal para hacerla más funcional. No es muy grande, pero es cómoda para las navieras. Hemos mejorado la disposición del control de seguridad; hemos construido una cafetería para los pasajeros, elegante y cómoda; hemos separado la terminal en tres zonas diferenciadas: entrada con cafetería, zona de espera y facturación y control de seguridad.
— ¿Y en cuanto a llegada de pasajeros, entiendo que también ha habido mejoría?
— Cuando llegué, inicié mi labor comercial con las navieras y hemos crecido desde el primer año que tuvimos 34.000 pasajeros a la actualidad que estamos siempre más o menos alrededor de los cien mil. Eso supone casi triplicar las cifras y duplicar el número de escalas. También hemos apostado por una selección de las navieras. Alicante tiene una identidad definida y estamos buscando un perfil de crucerista de medio-alto nivel.
— Estamos en torno a los cincuenta barcos y los cien mil pasajeros al año. ¿Hasta dónde sería bueno crecer?
— Nuestro objetivo es llegar a cien cruceros al año y doscientos mil o doscientos cincuenta mil pasajeros. Sería la dimensión ideal. Hay que tener en cuenta que cada crucero supone un beneficio neto de trescientos mil euros para la ciudad.
— En el marco de las primeras jornadas ‘Alicante por el destino de cruceros’, celebradas en marzo, se habló de batir el objetivo de los cien buques en 2023. ¿Es una cifra alcanzable y, sobre todo, de qué depende?
—Los cruceros son conservadores; si hay una ruta que les va bien, no suelen cambiar. Pero en este mundo todo está en continua evolución, también las necesidades de las navieras. Y el Puerto de Alicante puede recibir cualquier tipo de crucero, cosa que otros puertos no pueden. Eso lo primero. Segundo: las compañías necesitan ofrecer alternativas a sus clientes, ya que seis de cada diez pasajeros son repetidores. Hay que darles más variedad de destinos, excursiones más apetecibles, experiencias nuevas, etcétera; salir de lo clásico. Alicante está desarrollando ahora excursiones muy interesantes, muy apreciadas por los turoperadores, que son las empresas que proponen las excursiones a las navieras. Otra cosa importantísima son los servicios que se les da a las navieras. Estamos a muy buen nivel, según nos lo aseguran las propias compañías. Reconocen a Alicante como uno de los puertos más seguros del Mediterráneo. Las navieras miran siempre a largo plazo y necesitan estabilidad. Nosotros ofrecemos servicios cada vez mejores al mismo precio. Estamos poco a poco fidelizando con el cliente y a los clientes más fieles, les bajamos las tarifas, en lugar de subirlas. Es un sistema que premia a las navieras más fieles. El sistema tarifario lo fija la concesionaria, a partir de unos baremos mínimos y máximos que marca el Puerto, y no hemos subido ni un céntimo la tarifa que teníamos en 2014.
* Lea el artículo completo en el número de agosto de la revista Plaza