VALÈNCIA. El diseñador valenciano que protagonizó la movida madrileña, que conoció el movimiento hippy y disfrutó de los veranos en la primigenia Ibiza, actualmente disfruta cuidando sus plantas en su casa de Llíria.
-¿Cómo recuerdas los veranos de tu infancia?
-Los recuerdo en familia, fuimos muchos años a Montanejos hasta que descubrí Ibiza, gracias a que mi hermano mayor montó el primer colegio en la isla y nos fuimos toda la familia a visitarlo, yo tendría 16 años y recuerdo que le decía a mi madre: “mamá, yo al año que viene no voy a Montanejos”, porque me hacía más ilusión ir a Ibiza.
-Y entonces ¿convertís Ibiza en vuestro lugar de veraneo?
-Sí, de hecho, recuerdo que la carretera del aeropuerto a Montesol estaba sin asfaltar, había algo de turismo, pero nada que ver con lo de hoy en día. Era una isla muy virgen había algunos extranjeros, pero no existían aún ni Lolas, la primera discoteca de Ibiza, era la casa de Lola, una señora muy moderna y avanzada. Aquella época fue muy agradable y de descubrir muchas cosas, desde ver una playa nudista a una pareja del mismo sexo besándose, fue pasar de la España en blanco y negro a una en color.
“En Ibiza descubrí que había otra España”
-Te formas académicamente en el mundo de la moda, ¿estamos ante una clara vocación?
-En aquellos tiempos sólo estaba la Escuela de Artes y Oficios, al estudiar diseño y decoración, cuando acababas había una asignatura de moda y yo era muy precoz, con 17 años ya visitaba camiseros, pantaloneros, modistas y empecé a diseñar.
-Empiezas enseguida a trabajar y de alguna forma a tener una vida de adulto, ¿no?
-Pues en parte sí, había que hacer la mili, pero pude librarme por excedencia de cupo. Con 19 años monté mi primera tienda, y antes incluso de tenerla yo ya tenía un gran interés por la moda y el diseño, de hecho, mis amigos venían a casa antes de salir para que yo les dejara ropa. La suerte fue tener un local de la familia y el apoyo de mi madre, porque rápidamente me introduje en el mundo de la creación, desde una prenda de vestir a un complemento, para mí la creatividad era un campo abierto a diferentes objetos vinculados a la moda.
-Una persona tan joven y ya con un negocio, ¿las vacaciones sufrirían?
-Pues a mediados de los 70 abrí un taller en Barcelona y a partir de ahí nunca más tuve vacaciones en agosto porque septiembre es el mes de las presentaciones y debías trabajar y preparar todo en verano. Fue una década entre Barcelona y Valencia, intentaba tener vacaciones en octubre y aprovechaba para visitar las ciudades europeas que más me gustaban como Londres o Amsterdan.
-Una vida profesional muy intensa, ¿los viajes han sido un revulsivo para desconectar?
-Totalmente, a partir de los años 80 descubro las Américas y solía ir mucho a California, me gustaba mucho visitar tiendas, buscar las especializadas en ropa antigua o vintage para coger ideas. Los estrenos de teatro se hacían en California, aunque finalizaban en Broadway, y yo prefería ir a la América más auténtica y no tan turística.
-Y hay un momento en que además de Barcelona abres tienda y casa en Madrid, un cambio importante y que supone una gran carga de trabajo.
-Fue una época de mucho estrés, era un no vivir, porque significaba tener tres casas en marcha y tres tiendas a la vez, mucho viaje y mucho trabajo. En esa época firmé con Lois, era un trabajo exigente, requería mucha atención y cuidado, pruebas, colecciones, muestrarios.
-Este tipo de profesión, ¿permite desconectar?
-Realmente la cabeza no para, puedo estar de viaje en el extranjero o en España y siempre estoy pensando en creaciones e ideas nuevas. Lo que más me relajaba era estar en mi casa, no me apetecía irme de viaje después de estar todo el año cogiendo aviones y preparando maletas. Mi descanso real era estar en mi casa de Santa Bárbara, cuidar el jardín y regar bien las plantas y también cocinar son las únicas cosas que me hacen olvidar por un rato la moda.
“Disfruto cambiando los esquejes en las macetas y cuidando las plantas de casa”
-Fuiste el rey de la movida madrileña, ¿cómo fueron esos veranos?
-Una época apasionante, casi todos estábamos en Madrid y en verano nos quedábamos allí. Me siento un afortunado por haber vivido dos movimientos culturales muy potentes como el hippy en los años 60 y la movida en los 80, tuve la suerte de hacer las tres primeras películas con Pedro Almodóvar. Recuerdo la intensa vida social, todos los días hacíamos fiestas y las terrazas empezaban a destacar y tenían mucho ambiente, aunque también se hacía mucha vida en casas.
-Llega la etapa de la consolidación y la madurez y te instalas en Valencia.
-Efectivamente, en Liria donde vivo actualmente y donde encuentro la paz total, una vida mucho más tranquila, donde me vuelco más en el arte y en agosto me encanta quedarme ahí y cuidar mi jardín, limpio las hojas de cada planta. Esa vida tranquila contrasta con los viajes profesionales, en estos meses China, Asturias, Madrid, Puerto Banús, Alicante, Cuba, por ello cuando puedo disfruto en mi casa de Liria.
-Estamos en el año de tu 50º aniversario como diseñador valenciano de referencia a nivel mundial.
-Estamos muy contentos de poder celebrar este aniversario y de hecho esto nos va a llevar a tener un año muy intenso, es un proyecto maravilloso, se ha creado la Fundación Francis Montesinos, habrá exposiciones en museos como el MuVim en Valencia, el del traje en Madrid o el textil en Barcelona. Además de otros lugares como La Habana o Marrakech. Así que espero tener el próximo año unas merecidas vacaciones.