En unos días se estrena Salir de casa, documental sobre Francisco Nixon dirigido por David Trueba. Un proyecto del que tuve el privilegio de formar parte una mañana de invierno en el edén de los festivales veraniegos
VALENCIA.
Hace aproximadamente un año, la mañana de un domingo de febrero, conducía rumbo a Benicassim. Dicho así parece que estaba dando rienda suelta a mi tendencia a estar en los lugares idóneos en el momento menos indicados –ese oxímoron que para un aficionado a la música pueden constituir palabras como Benicassim y febrero-, pero no, era una de esas raras ocasiones en mi vida en la que iba a lo que iba cuando tocaba ir. Como copiloto tenía al señor Manuel Torresano, viejo amigo atrincherado en el flanco independiente del negocio discográfico, cocreador del emblemático sello Siesta. Manuel y yo solemos vernos habitualmente en Madrid o en Cullera, así que este encuentro geográficamente atípico se debía a un motivo extraordinario. Tan especial 76como que Francisco Nixon, músico al que ambos admiramos, nos hubiese convocado en Castellón para intervenir en un documental sobre él y que en realidad podía acabar tratando también sobre muchas otras cosas.
Lo malo que nos pasa, el último disco de Nixon, ha estado presente en las listas de los mejores discos nacionales de 2015, -incluida la de Cultur Plaza- algo que tanto el disco como su autor merecen. Fran, que es de ese tipo de artistas a los que los años le sientan cada vez mejor, grabó con Australian Blonde una de las canciones emblemáticas del rock alternativo de los noventa, Chup chup. También formó un grupo con Sergio Algora, uno de los personajes esenciales del rock en castellano de las últimas décadas, miembro fundador de los no menos esenciales El Niño Gusano. Nixon y Algora grabaron como La Costa Brava una series de discos que merecen ser recordados siempre incluso en un territorio tan caprichoso y voluble para con la música como lo es el nuestro. El periplo con aquel grupo convirtió indirectamente a Fran en el potencial narrador de la historia del imprevisible Algora. Un catálogo de experiencias que en algún momento se convertirán en un libro que recuerde y explique su talento para tantas cosas, ya que Sergio nos dejó hace ya casi ocho años. Teniendo en cuenta la capacidad observadora de Fran y su buena mano para la literatura, promete ser un texto absorbente, capaz de hacerle al personaje toda la justicia del mundo.
Antes de llegar a Benicassim, Manuel y yo recibimos instrucciones para ver a Fran y al equipo de rodaje en un polígono industrial en la afueras de Castellón. El punto de encuentro, una nave de prensado de vinilos en la cual se fabricarían ejemplares de Lo malo que nos pasa. La actual demanda de vinilo ha hecho que los pocos centros de producción que quedaban en el mundo estén desbordados, y eso ha propiciado que surjan nuevas empresas dedicadas a fabricar discos en su formato de antaño. La idea original de la película era aglutinar a una serie de personajes relacionados con el mundo de Francisco Nixon, haciéndole ejercer de nexo, y narrador entre personas cuyo común denominador es el desarrollar una labor artesanal. Torresano aparecía en calidad de editor discográfico independiente y yo como periodista que está en todas partes y en ninguna en particular, y que ha seguido a Fran durante su trayectoria.
Una de las mejores entrevistas que he hecho en los últimos tiempos fue precisamente con Nixon. No fue fruto de una charla en un entorno físico, sino producto de un intercambio virtual de palabras. Fran es un gran conversador así como un excelente narrador, tal como ha ido demostrando en su blog y en el libro Aprendiz de kung fú, donde recopilaba diversos artículos. Leyendo el libro me entraron unas ganas enormes de tener una larga charla con él, una como las que hayamos podido mantener en Madrid, en la cafetería que hay frente al número 33 de la calle Azcona. Allí está su discográfica, un espacio que además de agrupar música muy apetecible, reúne a unos cuantos buenos amigos, entre ellos el citado Torresano. La entrevista a la que me refiero fue una conversación construida a base de preguntas enviadas y contestadas por correo electrónico que a su vez iban generando otras preguntas y nuevas respuestas. Una conversación a distancia, burlando las imposiciones del tiempo y del espacio que, pese a lo que pueda parecer, apenas hubo de ser retocada.
La idea del documental, que se estrena el próximo viernes en el festival Dock of the Bay de San Sebastián con el título Salir de casa, nació improvisadamente, cuando David Trueba publicó Blitz, su última novela. Fran se le unió en las presentaciones que hubo en diferentes ciudades, cerrando cada acto con un pequeño concierto acústico.A esta especie de road movie realizada por etapas se sumaron Laura Pérez como ayudante de dirección y, en calidad de productor a la vez que de chico para todo, el periodista Edu Galán, uno de los responsables de Mongolia, cuyo sentido del humor es igual de brillante y salvaje en persona como en papel. A medida que el equipo visitaba diferentes ciudades, iban programando un programa de entrevistas con gente afín a Nixon que, como él ha hecho de su pasión su modo de vida. Una vez en Benicassim comimos en un hotel restaurante junto a la playa.
En la reunión estaba también la ilustradora Susana López, autora de la portada de Lo malo que nos pasa y, a partir de determinado momento, David - que contó sabrosas anécdotas sobre el sitio en el que estábamos, relacionadas en algunos casos con el siempre fascinante mundo de Berlanga- se retiró para empezar a captar la conversación con su cámara. Ante el objetivo de Trueba, Fran pasó a oficiar como anfitrión, conversando con nosotros de las cosas que nos unen. Yo hablé de lo más artesanal que he hecho en mi vida, que es Estricnina, el fanzine con el que se puede decir que empecé a escribir y a escribir sobre música. Conté también alguna anécdota acerca de un encuentro con Lou Reed en Nueva York, y no recuerdo de qué más hablé pero espero por mi bien que tuviera algún tipo de interés, porque el elenco de voces en el documental es de alto nivel, con intervenciones del productor Paco Loco, el músico Ricardo Vicente o los responsables de la exquisita editorial zaragozana Jeckyll & Jill, responsables de la existencia de Tantas mentiras, del valenciano Paco Inclán, uno de mis libros favoritos de 2015.
Los lugares de veraneo se convierten en algo fantástico en invierno, cuando no son más que lugares solitarios y abandonados a los que solo quieren sus amantes más fieles; sé de lo que hablo porque el hecho de vivir en la playa de El Saler me inscribe en esa categoría. Benicassim, una mañana de domingo de febrero era, a pesar del sol, un poco eso. El sitio perfecto para estar y formar parte del mundo de Nixon, un músico al que admiro y también un interlocutor fascinante tanto si escribe, canta o está inmerso en una charla. Me dan ganas de cerrar este artículo diciendo algo así como “Nixon for president!”, y dada la situación política a la hora de escribir esto, yo creo que sería lo más adecuado.