ALICANTE. Pareciera que Francisco González Sarriá (Alcoy, 1959) llevaba tiempo esperando esta entrevista, porque atiende a Culturplaza sin filtros. Sin pelos en la lengua. Reivindica el romanticismo en detrimento del reggaetón que impera en la música y se ofrece a representar a España en Eurovisión, a pesar del “dedazo” que denuncia en la organización. Eso sí, de lo que no quiere oír hablar es de su paso por los realities televisivos ni de sus declaraciones políticas del pasado. Todo aquello prefiere olvidarlo. Para ello, Francisco siempre se mueve entre València y Altea, donde tiene sus dos residencias, y a menudo visita también otras ciudades de su provincia. El alcoyano suele acudir a su localidad natal en busca de raíces, pero además se declara admirador de Alicante y Benidorm. “Disfruto en mi tierra”, confiesa. Precisamente actuará este sábado, 2 de octubre, en la ciudad alicantina de los rascacielos, donde se subirá al escenario del Auditorio Julio Iglesias para homenajear al valenciano Nino Bravo con un repertorio que le llevará después por Ondara, Madrid o León, en el último trimestre del año. Sin embargo, tiene más proyectos entre manos. El artista prepara un álbum, que saldrá en enero, para celebrar sus cuarenta años de trayectoria profesional. Lo hará recopilando sus mejores canciones y editando tres temas inéditos.
- Este sábado homenajeará a un cantante emblemático e icónico como es Nino Bravo, que marcó a varias generaciones… ¿Es importante reivindicar su figura?
- Es una voz que nos representó y nos representa, no solo a la Comunitat Valenciana, sino a toda España. Es una de las voces más importantes de nuestro país y tiene un repertorio sensacional. Un homenaje a un artista como Nino Bravo siempre es importante, bonito y necesario para que la gente joven lo conozca y que el resto no nos olvidemos de nuestra cultura y nuestra música. Los años cambian las modas y ahora, en la gran mayoría de las emisoras, solo se escucha reggaetón y poco más, cuando tenemos artistas y músicos maravillosos. Estamos en la tierra, en la Comunitat, con más músicos por metro cuadrado. Grandes músicos y grandes voces que hay que reivindicar. Hay que reivindicar el romanticismo que se ha perdido y que ha sido la banda sonora de nuestras vidas.
- ¿Qué es lo que más valora de la trayectoria profesional de Nino Bravo?
- Yo era muy niño cuando falleció, y tuvo una carrera muy corta, pero en muy poco tiempo logró ganarse el cariño de Latinoamérica. Tiene un repertorio fantástico con canciones como Un beso y una flor, Libre, Te quiero, te quiero, Noelia, Cartas amarillas… Canciones que fueron un éxito en muy poco tiempo. Yo tenía doce o trece años cuando murió y ya seguía su música.
- ¿Cómo ha preparado este homenaje? ¿Cómo quiere sorprender al público?
- No solo voy a cantar este sábado lo que popularizó Nino Bravo, sino también mis canciones. Yo también tengo un puñado de bonitas canciones. Todo esto lo vamos a escuchar, además, acompañados por la Orquesta Sinfónica del Mediterráneo, que tiene una música fantástica y un sonido espectacular, con la dirección artística y musical de Juan Antonio Ramírez. El Auditorio Julio Iglesias es además un marco incomparable, un lugar especial, porque la acústica es muy buena y la visibilidad es extraordinaria. Vamos a disfrutar de una noche mágica después de este año en el que hemos estado tan desconectados por la pandemia. Hay muchas ganas de volver al escenario.
- Es usted un claro exponente actual de ese tipo de canción melódica, pero ¿puede que sea el último lobo solitario?
- Creo que soy el único que queda, sí. Puede que Bertín Osborne y yo seamos los últimos cantantes románticos de los años ochenta. No me viene nadie más a la cabeza.
- Alicante acogerá la preselección del representante español en Eurovisión 2022. ¿Está al tanto del proyecto Benidorm Fest? ¿Qué le parece lo anunciado por RTVE?
- Me parece muy bien que se celebre la preselección en Benidorm. A mí me gustaría ir, pero no me han llamado porque saben que ganarían y no quieren ganar. Me presenté en dos ocasiones al Gran Premio de la Canción Iberoamericana, el festival de la OTI, y las dos veces gané. La primera en 1981, con la canción Latino, y la segunda en 1992, con Adónde voy sin ti. Me haría mucha ilusión representar a España en Eurovisión, pero no quieren ganar, viendo lo que mandan cada año. Nadie lo ha pensado, pero si mandan eso es porque no quieren ganar.
- Buscan cantantes experimentados y de acreditada trayectoria para garantizar la calidad de este certamen…
- Queda muy democrático decir que se puede presentar cualquiera a la preselección y que te pueden llamar, pero siempre hay 'dedazo'. No obstante, voy a leer las bases y me voy a presentar porque, si yo fuera, te aseguro que no quedaríamos en último lugar. Lo más importante en un festival, y yo he estado en muchos, es la canción. Hay que llevar una buena canción y yo tengo buenas canciones para ganar el festival de Eurovisión, ya lo creo que sí. También es importante un buen intérprete, evidentemente.
- Quizá encaje en el jurado…
- Pues también sería un honor. No me importaría en absoluto. El jurado debe ser profesional.
- Pronto celebrará sus cuarenta años sobre los escenarios ¿Tiene entre manos algún otro proyecto entre manos?
- Ahora mismo estamos con esta gira que me llevará el día 27 a Ondara (Alicante), el 3 de noviembre al Auditorio Nacional (Madrid), después iremos a León, y seguiremos. A partir de enero haré conciertos con un nuevo espectáculo por el cuarenta aniversario de mi carrera musical. Recopilaré mis mejores canciones para iniciar una gira por España y Latinoamérica. Ya hemos confirmado cita en Colombia, Argentina y México. Se está normalizando poco a poco la situación. Será algo especial con tres temas nuevos muy buenos.
- ¿Alguna incursión a la vista en el mundo televisivo?
- No. Aquello fue horroroso. No quiero ni hablar de ello ni acordarme. Fue horrible. Una pesadilla. Entre otras cosas porque tengo dos vértebras machacadas por un golpe que me di en Supervivientes bajando una montaña. Tampoco entiendo ni sé nada de política. No volveré a hablar de eso nunca, porque no se puede.