VALENCIA. Fundación Bancaja ha decidido relanzar su Monte de Piedad, marca que registró en mayo de 2015 como Monte de Piedad de Valencia, y que ahora estrena con la apertura de su primera oficina fuera de la ciudad, en Alicante. Y es que el plan estratégico de la fundación incluía la potenciación de este modelo, una de sus pocas vías de autofinanciación.
La actividad de Monte de Piedad está en el origen de la caja de ahorros en 1878, con un servicio de créditos personales inmediatos a través del empeño de joyas que se ha venido prestando en Valencia de forma ininterrumpida durante 137 años. Ahora, se ha escogido Alicante como emplazamiento por estar la ciudad y su provincia dentro del ámbito geográfico de la Fundación y por el potencial de demanda, ya que 650 operaciones registradas en Valencia vienen de Alicante.
Su modelo de negocio permite obtener un préstamo inmediato y en efectivo con la aportación de joyas como prenda, sin más avales o garantías exigidos, y con una operativa más rápida, ágil y eficaz que la financiación tradicional al consumo. Y es que se conciben como una alternativa más para que la gente pueda obtener pequeños préstamos, de alrededor de unos 700 euros, y al que ya no solo acceden los necesitados, sino también personas que quieren adquirir algo y prefieren esa alternativa.
Su fácil concesión y el fácil acceso, al no requerir más garantía que la joya aportada que luego es recuperable, hace que esperen realizar en la ciudad hasta un total de 2.000 operaciones. La operativa del Monte de Piedad también permite renovar el crédito, que se formaliza por un periodo de un año, cuantas veces se necesite así como cancelarlo en cualquier momento de vigencia del mismo.
El 97% de las joyas depositadas en el Monte de Piedad de Fundación Bancaja son recuperadas por los clientes sin llegarse a subastar. Se trata de potenciar la marca de nuevo en un contexto en el que tiene un potencial de crecimiento y donde podrían contemplarse nuevas aperturas, pero siempre dentro de la Comunitat, su entorno de actividad.
El Año Sorolla clausura sus actividades en València con una gran exposición en Fundación Bancaja en la que la emoción une el trazo del pintor y el relato de Manuel Vicent