VALÈNCIA. Hace poco más de un año que Pere Fuset (València, 1982) abandonó entre lágrimas la concejalía de Cultura Festiva de València tras conocerse que estaría sentado en el banquillo por la muerte en 2017 de un operario en el montaje de unas gradas en Viveros. Un año "muy complicado" para el edil de Compromís tanto en lo político como en lo personal. No puede negar que tiene muchas ganas de volver al departamento de Fiestas -"mentiría si dijera que no"-, y está convencido de que saldrá indemne de la causa y que "ese momento llegará".
"Hasta que eso llegue, tengo que apoyar a Carlos [Galiana]", su sustituto temporal, al que le ha tocado gestionar "el peor momento histórico" de las fiestas. según Fuset. Señala que es "difícil" valorar la gestión de un año atacado por la pandemia, pero sí muestra cierto malestar con algunos nombramientos en el equipo directivo de la Junta Central Fallera de rostros que protagonizaron el núcleo duro de la oposición a su gestión: "Hay algunos perfiles concretos que.. en fin. Él [Galiana] sabrá por qué lo hace". Sobre el futuro de Compromís, preferiría que Joan Ribó volviera a presentarse a la alcaldía, y si hubiera que elegir sustituto, Oltra sería "una opción" pero "no la única".
En cuanto al área de Agenda Digital, en la que ha tenido que arremangarse este año por la irrupción de la pandemia, señala que ha sido "un cambio radical" y de cara a la llegada de los fondos europeos, parte de los cuales irán a digitalización, dice que los anuncios del Gobierno "son decepcionantes" porque sólo 600 de los 11.000 millones proyectados para esta área irán directos a comunidades autónomas y entes locales: "Si queremos que el dinero revierta en la población, una buena parte ha de pasar por la administración más próxima".
Recientemente la Sindicatura de Comptes ha revelado deficiencias de ciberseguridad y Fuset defiende que la exigencia del organismo es muy elevada. Con todo, asegura que de las recomendaciones que hizo, "la inmensa mayoría" están en aplicación ya. Y recuerda que los robos de la EMT y del Palacio de Congresos "no se tratan de vulnerabilidades informáticas, sino algo mucho más burdo: un engaño".
Para tratar estos asuntos y otros recibe el edil a Valencia Plaza en el edificio consistorial de Tabacalera, con especial interés en aparecer con mascarilla y en un espacio abierto. El parque interior es el lugar elegido para la conversación.
- Ha sido un año complicado desde que abandonó la concejalía de Fiestas.
- Ha sido un cambio radical. Es un año que parecen tres. He tenido un año muy complicado tanto a nivel profesional como personal. Hay muchas situaciones peores, pero he perdido a algunas personas queridas y eso ha coincidido con mi salida temporal de Fiestas y en centrarme en una dedicación que ha cobrado vital importancia, la transformación digital.
- En la concejalía de Agenda Digital ¿qué ha supuesto esa transformación casi forzada en pocos meses?
- Hay un meme muy gracioso que dice que el coronavirus ha hecho más por la transformación digital que el CEO de cualquier empresa. Ha supuesto una aceleración, pero no hubiéramos podido implementar el teletrabajo en el tiempo récord o mejorar la sede electrónica que ha multiplicado su uso por 65 en cinco años si no hubiera habido un trabajo previo.
- Se ha revelado esencial la conexión a internet. ¿Conseguirán que las empresas hagan llegar la alta velocidad a los pueblos de València?
- España es el país con mejor despliegue de fibra en Europa. Y dentro de España, València es una de las ciudades con mayor expansión de la banda ancha, sobre el 98%. Pero es cierto que hay un 2% del territorio, los pueblos de València, que no tienen una conectividad óptima y tienen dificultades para el teletrabajo, los estudios a distancia, la relación con la administración, etcétera. Es más grave que poder o no ver Netflix. Internet ha de ser garantizado como un derecho y son necesarios cambios legislativos. Nosotros no tenemos esa herramienta, pero más allá de la presión que podamos hacer estamos poniéndolo fácil. Hemos preparado un proyecto para que la Generalitat como el Ministerio puedan dedicar fondos europeos para esta fibra. No debería llegar más tarde de 2022.
- ¿Qué proyectos se plantea su departamento para presentar a los fondos Next Generation de la UE?
- Dadas las grandes expectativas generadas, hemos preparado un gran banco de proyectos. Como por ejemplo completar los de smart city que hay en marcha: aparcamiento inteligente, recogida de residuos inteligente, etcétera. O hasta proyectos transversales que buscan modernizar los servicios municipales. El problema es que todavía no se ha aclarado cuánto dinero ni cómo llegará a los Ayuntamiento. Los anuncios realizados son decepcionantes: de los 11.000 millones anunciados para digitalización, apenas 600 se repartirán entre las comunidades autónomas y entes locales. Es un sinsentido: si queremos que el dinero revierta en la población, una buena parte ha de pasar por la administración más próxima.
- Están trabajando en un registro de licencias y actividades, el 'Rayo'. ¿En qué punto está y cómo se va a llevar a cabo?
- Esta es una de las asignaturas pendientes del Ayuntamiento. Se ha hecho buen trabajo desde la concejalía de Actividades que gestiona Compromís desatascando buena parte de las licencias, pero la herencia recibida era inmensa. Por eso hace falta ir más allá: estamos preparando el pliego para un proyecto de transformación digital que va más allá de ese registro y que busca estandarizar los formularios y la información para que sea asequible. No dará resultados inmediatos. Posiblemente hará falta proyectos posteriores que lo desarrollen, pero es un primer paso.
- ¿Se están dedicando suficientes recursos para impulsar los proyectos smart city?
- Si preguntas al concejal, siempre te pedirá más. Ahora mismo València está muy bien posicionada y estamos gestionando proyectos europeos a través de Red.es que abarcan muchos frentes. En todo caso, lo que nos hace especiales es el uso de la plataforma de ciudad. De hecho estamos coordinando un grupo internacional en la ONU para explicar su uso. No es tanto tener miles de sensores en la calle sino cómo emplearlo para tomar decisiones.
- ¿Cree que la gente sabe lo que se está haciendo?
- No. Es una tarea escondida, como la de alcantarillado: sólo evidencias la necesidad cuando falla.
- Pero la gente debe enterarse para poder hacer uso de ello.
- Sí, pero esto es algo de lo que ni siquiera te das cuenta. Es una concejalía que luce poco y es de difícil 'venta', pero es imprescindible. A día de hoy el Ayuntamiento necesita de esta tecnología para funcionar. ¿Cómo lo habríamos hecho sin la sede electrónica con la capacidad de gestionar centenares de expedientes o miles de ayudas sin atención presencial?
- Me refería a proyectos como el del aparcamiento inteligente, entre muchos otros. Si la ciudadanía no sabe que puede usarlo o cómo puede hacerlo, no sirve de mucho.
- Lo imprescindible es que estén hechos y conectados. Además de la información que gestiona el propio servicio, lo importante es que esa información se reproduzca en otras aplicaciones como Google, Apple, Facebook, etcétera. Que puedan usar estas herramientas e incluirlas en las que estamos habituados a usar. Por ejemplo, que Google Maps facilite al usuario información sobre dónde puede aparcar. Son datos abiertos que puede revertir en uso de terceros. Por ejemplo, estamos convencidos de que los sensores en las paradas de taxi servirán a las propias empresas de taxi, o también en las paradas de carga y descarga para las empresas de logística.
- La Sindicatura de Comptes ha revelado deficiencias de ciberseguridad en el Ayuntamiento. ¿No es preocupante que todavía haya problemas de este tipo?
- Hizo una auditoría a los principales ayuntamientos y en todos encontró deficiencias. El grado de exigencia es muy alto. En 2020, de las trece recomendaciones que hacía, la inmensa mayoría o están hechas o presupuestadas ya. Si entonces aprobábamos raspado, ahora estaremos cerca del notable. Me gustaría recordar, dado que la oposición ha aprovechado esto, que donde está el reto es en los organismos autónomos, que estuvieron abandonados por el PP, y que lo vivido en la EMT o en el Palacio de Congresos no se trata de vulnerabilidades informáticas, sino algo mucho más burdo: un engaño. El lobo disfrazado de caperucita. Eso tiene poco que ver con la tecnología.
- ¿Echa en falta la concejalía de Cultura Festiva?
- Sí, mentiría si dijera que no. Pasé un primer mandato bastante duro. Después de pasar por primarias y salir en elecciones quise repetir. Es obvio que estaba cómodo, tenía proyecto y equipo. Tenía todas las ganas del mundo por continuar. Las tengo después de una necesaria desconexión mental. Ese momento llegará. Hasta que eso llegue, tengo que apoyar a mi compañero Carlos [Galiana], que está gestionando posiblemente el peor momento histórico de la fiesta. Le deseo la mayor de las suertes.
- ¿Han mantenido contacto para compartir ideas o propuestas de cara a la fiesta, dada su experiencia en la concejalía?
- Soy muy respetuoso con las áreas de mis compañeros y compañeras. Particularmente en una en la que he de ser especialmente cauto. Entiendo que mi opinión pueda pesar más en este caso que la de otros compañeros, pero en todo caso, él sabe donde estoy y cuando necesite un consejo, lo tendrá.
- No se ha producido entonces.
- A decir verdad, como a veces me cuesta no opinar, de manera privada le he trasladado alguna percepción.
- ¿Cómo valora la gestión de Fiestas este año?
- Es difícil de valorar por el año que ha sido. Valoro la actitud de máximo diálogo con los agentes. Habrá matices, cada uno tendremos sensibilidades diferentes, pero se ha puesto de manifiesto que Cultura Festiva es un campo de minas particularmente cuando es la izquierda la que gobierna. Ya lo vimos con el PSOE cuando Pérez Casado era alcalde y durante la primera legislatura. Es un toque de atención para la izquierda, que de alguna forma paga la penitencia de haberse apartado o haberse dejado apartar del mayor movimiento asociativo de la ciudad, que son las Fallas.
- Es cierto que el nuevo presidente de Junta Central Fallera se ha rodeado de gente en algunos casos próxima a la derecha o grandes arietes contra la gestión de Pere Fuset e incluso impulsores de su reprobación. ¿Cómo se puede interpretar esta elección?
- Yo he tratado siempre de rodearme de gente fallera y diversa con una perspectiva transversal. Me atrevería a decir que muchos de los que elegí no me han votado, por tanto ese no es el problema. A partir de ahí, hay algunos perfiles concretos que... en fin. Él sabrá por qué lo hace.
- Si vuelve a su puesto al frente de Fiestas, ¿valora cambiar parte de esta directiva en JCF?
- Haría mal si ahora estoy pensando en qué haré cuando vuelva porque estaría quitando tiempo a pensar en lo que estoy haciendo ahora. Lo haré cuando ocurra.
- Llegará cuando se solucionen los procesos judiciales, como ha dicho el alcalde en varias ocasiones. Sigue viva la causa de fraccionamiento en varios contratos. El juzgado pide ahora información de la época del PP para comprobar si la forma de hacer era la misma.
- Siempre he sido prudente para hablar sobre investigaciones en marcha. Sólo recordar que en cuanto al fraccionamiento, ya se han archivado cuatro o cinco denuncias similares y esta no es diferente. Como he dicho siempre, todo se ha hecho siempre con la máxima conformidad y los informes favorables, por lo que estoy tranquilo. Se está haciendo largo pero como hemos visto en cuanto al tema del accidente de Viveros, al final se hace justicia.
- ¿Cómo afronta el juicio por homicidio imprudente del accidente de Viveros?
- Tengo muchas ganas de que se celebre el juicio. Con un auto de sobreseimiento libre, la justicia ya ha dicho que todas las autorizaciones y contrataciones fueron ajustadas a la legalidad, que en todo momento actué convencido de esa legalidad y que además no existió mi intervención directa en las gradas instaladas por los promotores. Con esas premisas afrontaré el juicio por el accidente. Explicaré mi no responsabilidad sobre esas gradas que ya explica un auto.
- En septiembre se hizo público que le hicieron cambiar de despacho en favor de personal de la concejalía de Fiestas tras asumir el mando Galiana. ¿Cómo lo entendió?
- Supongo que necesitaba el despacho para acoger a un coordinador general. Yo había hecho un esfuerzo por hacer una distancia mental que creo que era necesaria, tanto para mí como para quien ha tenido el reto de llevar las Fiestas. De alguna manera, creo que se quería que esa distancia también fuese física
- ¿Le molestó?
- Mmm... (Ríe) Next.
- También se acabó eligiendo una persona para la jefatura de servicio de Cultura Festiva diferente a la que estaba prevista. ¿Es reversible?
- No he pensado todavía lo que haré. Me extrañó por que el nombramiento anterior era reciente y el tiempo que llevaba ejerciendo de facto había dado unos resultados magníficos para la gestión. Pero en todo caso es comprensible y legítimo que un concejal quiera hacer su equipo de confianza el tiempo que esté al frente. Es su derecho.
- ¿Cómo definiría la relación actual entre Compromís y PSPV en el Ayuntamiento?
- A día de hoy, miércoles, es difícil negar que existen tensiones. En todo caso me gusta desdramatizarlo o hasta normalizarlo. Al final somos un gobierno de coalición. Si dentro de un partido no todos pensamos igual, ¿cómo vamos a pensar igual dos proyectos tan diferentes con trayectorias tan diferentes como PSPV y Compromís?
- Una cosa es pensar diferente y otra cosa son los enfados que hemos visto.
- Hemos visto, vemos y veremos. Es inevitable. Lo importante es que este gobierno ha tenido siempre la capacidad de llegar a acuerdos. De hecho, como se ha visto, la sangre nunca ha llegado al río. No ha habido una sola votación que haya minado esa unidad. Hemos sido siempre capaces de que los presupuestos lleguen a tiempo. ¿Tensiones? Sí. ¿Enfados? También. ¿Discrepancias? Todas las necesarias. Pero los acuerdos llegan.
- Se vieron votaciones diferentes dentro de la Junta de Gobierno al decidir dedicar los ahorros a pagar deuda.
- Hablo del pleno.
- En la EMT se vivieron también momentos muy tensos cuando Grezzi se negaba a salir de la comisión de investigación. ¿Cómo cree que se gestionó aquella crisis?
- Este es un ejemplo claro en el que de la tensión se pasó al acuerdo. Hay que poner en valor que tiene para Compromís el vicealcalde Sergi Campillo, que demostró que era posible el acuerdo.
- ¿Campillo está cumpliendo esta función de mantener el equilibrio dentro del gobierno?
- Sí, de hecho era un poco el motivo por el que apostamos por un modelo de dos vicealcaldías y está dando sus resultados. Eso no pasa por que no haya broncas, sino por solventarlas.
- El alcalde ha dicho varias veces que esta era la última legislatura que se presentaba de candidato, aunque más tarde ha dejado la puerta abierta a una tercera vuelta. ¿Qué es mejor para Compromís?
- A mí me gustaría que volviera a presentarse pero entiendo que llega un momento en un cargo con esa responsabilidad en el que te lo tengas que pensar dos veces.
- ¿Cree que volverá a presentarse?
- No tengo una bola de cristal, pero creo que todavía no lo tiene decidido.
- Parece que más allá de Joan Ribó no hay grandes liderazgos dentro de Compromís València. ¿Cómo se puede gestionar esto en el caso de que Ribó no vuelva a presentarse?
- Una de las virtudes de Compromís, de hecho, es que tiene muchos liderazgos. No de la dimensión de Mónica [Oltra], Fran [Ferri], Baldo -Baldoví-, o del propio Joan Ribó. Pero hay muchos liderazgos medianos con los que podríamos jugar. Todo tiene su momento y el ruido todavía no se ha de producir porque no hay nada decidido.
-¿Qué le parece la posibilidad de que Mónica Oltra encabezara la lista electoral para el Ayuntamiento de València?
- Es una opción, pero no es la única. Mónica tiene hoy todo mi apoyo como vicepresidenta de la Generalitat. Si mañana esas son sus aspiraciones, hablaremos de qué proyecto tiene, con quién quiere posicionarse, etcétera. Y a partir de entonces me posicionaré. Pero ahora, y más en la esfera pública, no es bueno adelantarse a los acontecimientos.
- ¿Cree que Compromís debe caminar hacia una mayor integración? Hacia una suerte de federación de partidos, por ejemplo.
- Decididamente. No sé si la fórmula debe ser una federación, una confederación, un matrimonio, una pareja de hecho,... Tengo claro que las dinámicas internas aburren mucho a la gente de fuera de los partidos, pero sería deseable formalizar esa alianza de la manera en que todos estemos cómodos. Puedo tener complicidades ideológicas con gente de Iniciativa, Verds o Gent de Compromís y discrepancias con gente de mi propio partido. Se ha superado internamente esa dinámica de partidos y hace falta plasmarlo con una alianza estable.
- Por cierto, el Bloc se debate ahora entre diferentes futuras denominaciones. ¿Cuál prefiere de las que se han planteado?
- Mi nombre favorito para el Bloc sería Compromís. Pero como parece que eso aún no acaba de llegar, me reservo la opinión hasta ver los finalistas y la posibilidad de presentar enmiendas.
- Hay quien piensa por ejemplo que de cara a las próximas elecciones no deberían realizarse primarias conjuntas en Compromís València sino que cada pata eligiera a sus representantes de manera separada. ¿Qué opina?
- No lo tengo claro. Creo que todos los escenarios tienen pros y contras. Compromís hizo una apuesta muy fuerte por las primarias. ¿Qué voy a decir yo si he sido la persona más votada en dos ocasiones? Pero desde esa legitimidad, creo que hay cosas que mejorar. Cualquier decisión ha de contar con el máximo apoyo posible y debemos trabajar por minimizar esas contras.
- ¿Qué se podría mejorar?
- Es importante que se configuren equipos pluridisciplinares, sobre todo cuando hablamos de un equipo de gobierno, es fundamental.
-¿No ha pasado hasta el momento?
- El resultado puede ser bueno, pero siendo sinceros el proceso no busca personas con X capacidades, sino una elección democrática lo más abierta posible. Sería necesario introducir factores correctores que garantizaran que el equipo elegido tiene conocimientos bien diversos como para ganar un campeonato de trivial y gestionar un Ayuntamiento.