chocolates pérez (VILLAJOYOSA)

Gaspar Pérez y la fábrica de chocolate

Los Pérez son maestros chocolateros en La Vila Joiosa (Alicante) desde 1892. Ahora son la cuarta y la quinta generación los que hacen posible que esta tradición ancestral perdure.

| 14/01/2022 | 3 min, 26 seg

Si hay un pueblo chocolatero por excelencia en la Comunitat Valenciana, ese es La Vila Joiosa. Aquí llegó a haber, en el siglo XIX, más de 40 fábricas que convertían el cacao en chocolate. Ahora las que resisten no son más de media decena. La más conocida es Chocolates Valor, pero en la pintoresca capital de la comarca alicantina de la Marina Baixa aún quedan algunas familiares como Chocolates Pérez

“¿Te gusta el chocolate a la taza? ¿Quieres un vasito?”

Gaspar Pérez nos recibe así, igual que hace con cualquier visitante, en su “casa”: la fábrica de Chocolates Pérez. A sus 72 años, aún le brillan los ojos cuando habla del chocolate, que ha sido el modo de vida de su familia desde 1892. Su primo Pedro y él son la cuarta generación. Su hijo (también Gaspar), es la quinta.

“El cacao tiene colesterol bueno, más antioxidantes que el vino tinto, es anticancerígeno, calma la tos (ya que contiene teobromina), es bueno para la memoria, para los calambres de las piernas porque tiene más potasio que el plátano, ayuda a conciliar el sueño (por el triptófano), tiene más hierro que las lentejas y es la fruta que más magnesio tiene. Además, la manteca de cacao hidrata la piel, incluso las que tienen dermatitis o atopia”. Gaspar nos recita de un tirón sus propiedades: se nota que lleva toda la vida haciéndolo.

El cacao viene de Ghana, Ecuador, Colombia o Venezuela, pero el chocolate es vilero. Aquí lo fabrican de manera artesanal y lo comercializan en tabletas de diseño colorista: de chocolate con leche y almendras, chocolate negro 70% cacao con aceite de oliva virgen extra o negro 90%. Aunque su producto más icónico es el que algunos recordarán como “el de funda azul”, que tanto éxito tenía en los años 60 tanto en Alicante como en Castilla La Mancha. Era chocolate para hacer a la taza, pero como venía en tableta, también era habitual que los niños lo comieran de merienda con pan. “Se hacía un agujero en la barra y se metían una o dos onzas de chocolate en su interior para ir comiendo el pan y poco a poco chupar o morder el trocito de chocolate para que durara lo máximo posible”. En aquellas tabletas, además, venían cromos coleccionables que eran muy populares en la época.


Seguimos paseando por la fábrica rodeados de refinadoras, cintas, sinfines, embudos, depósitos, atemperadoras o máquinas de pesar, mientras Gaspar nos cuenta con orgullo una de las anécdotas más recientes, cuando la productora El Deseo, de Pedro Almodóvar, se puso en contacto con ellos. “Querían que en una de las escenas de Dolor y Gloria, protagonizada por Penélope Cruz, que hace de madre del pequeño Salvador, se viera la tableta que comía Pedro en su infancia, la del envase amarillo, igual que muchos otros niños de la provincia de Ciudad Real”.

En Chocolates Pérez conservan artesas antiguas, una piedra de molino de los años 20, tostadores de cacao de la década de los 50 o cientos de fotografías que cuentan historias del último siglo. Pero su mayor tesoro es la memoria de Gaspar Pérez. “Con los sacos de azúcar, que antes eran de algodón, las mujeres hacían sábanas y mi madre me hacía hasta los calzoncillos”. Sus chascarrillos son el recuerdo vivo de un oficio que aún perdura en este municipio alicantino, gracias a unas cuantas familias que, como la suya, han apostado por continuar elaborando un producto que a día de hoy aún modela la identidad de La Vila Joiosa.

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