Miguel Barrachina, Isabel Bonig y Pablo Casado, en Valencia. Foto: MARGA FERRERVALÈNCIA. "Amigo Barrachina, sabes que me precio siempre de respetar las decisiones personales y como tal, la tuya, la asumo. Te agradezco el ingente trabajo que has hecho por el PP de Castellón y el que haces en Les Corts. Gente como tú hace grande el PP cada día. Seguimos remando juntos". El tuit que la presidenta de los populares valencianos, Isabel Bonig, dedicaba al líder del partido en Castellón, Miguel Barrachina, el pasado miércoles da cuenta de la persona de confianza que pierde en la provincia. Y las consecuencias de ello, puesto que supone un control más amplio de Génova sobre el PPCV.
El parlamentario –uno de los que más ha destacado en la bancada de la oposición– ha renunciado a presentarse a la reelección al frente de la formación en Castellón en mitad de los movimientos de renovación en la Comunitat orquestados por la dirección nacional.
El congreso de esta provincia –que todo apunta a que se celebrará en junio y para el que parte como favorita en las quinielas la alcaldesa de Vall d'Alba y diputada Marta Barrachina– será el último de las tres en celebrarse. Con él se consumará el dominio de Génova en todas ellas, ya que en Alicante cuenta con Carlos Mazón y en Valencia con Vicente Mompó (cuya elección ya generó en su momento importantes tensiones). A ello se unen los congresos locales de Valencia, que también están provocando enfrentamientos y supondrán una reorganización del poder territorial en este ámbito.
El siguiente lugar al que apuntará la dirección nacional una vez pase el cónclave de Castellón será al liderazgo regional, para el que desde hace tiempo suena Carlos Mazón. Aunque él se resiste a dar el paso adelante, una de sus condiciones era contar con el respaldo de las tres provincias, lo que ahora parece más sencillo. Las figuras clave estarían con él, entre ellas la presidenta en la ciudad de Valencia, María José Catalá, quien recientemente se reunió con el 'número 2' del PP, Teodoro García Egea, en una cita en la que muchas voces interpretan que le pidió la adhesión al candidato que quieren impulsar. Es decir, Mazón.
El movimiento de Castellón lleva igualmente a la lectura de los tiempos. La celebración del congreso regional antes del verano es algo que lleva meses rumoreándose, especialmente después del fracaso de los populares en las elecciones catalanas. Ahora coge mucha más fuerza, a la espera de saber si así será. Julio es el mes marcado en rojo en el calendario entre los círculos del PP.
Los próximos meses, por tanto, parece que resultarán clave para comprobar qué apuesta hace Génova y cuál es el futuro de Isabel Bonig, que con la salida de Barrachina pierde a uno de los pefiles más cercanos que le quedaban en la estructura territorial del partido. Hasta el momento siempre ha mostrado su voluntad de tratar de revalidar la presidencia. Quedará por ver si la mantendrá con el nuevo escenario que se abre.
