Gestalguinos, el templo bohemio de València, cierra definitivamente

VALÈNCIA. Como si se tratara de una personalidad cultural más, hoy València llora la pérdida del Gestalguinos, el templo bohemio de València. Paca Brull anunció hace unos días en sus redes sociales que este 30 de junio sería la última vez que abriría la tasca que ha sido su refugio y el de toda una comunidad heterogénea que se ha ido formando en él.

Si bien Paca insiste en que no quiere irse "ni con protestas, ni con reproches ni con amargura", no puede evitar señalar que la administración local se lo ha ido poniendo cada vez más y más difícil, sin posibilidad de poner terraza e imposibilitando la música dentro del local. El panorama se ha vuelto poco propicio para que su hijo tome el relevo.

"Abrimos con Franco aún vivo. Hemos trabajado en la Transición, con gobiernos de todos los partidos... Pero ahora es más difícil que nunca", lamenta. Pero, otra vez, insiste en que lo que quede para la posteridad "sea un mensaje de agradecimiento a todas las personas que han hecho posible estos años aquí": "doy gracias porque hemos construido un lugar donde la gente se reconoce y tiene un sentido de pertenencia. Me lo decía uno de ellos que el Gestalguinos imprime carácter. Y es así, hemos hecho una comunidad". Y añade: "Me he sentido muy querida todo este tiempo. El Gestal se ha construido con la mirada desinteresada de todos. Me voy con un inmenso agradecimiento"

Desde que anunció su cierre, la ha abrumado el cariño y la pena de la gente. "Ayer fue una locura, y hoy será una locura y media. Todo lo que está pasando me está socavando física y emocionalmente", confiesa. Hoy bajará la persiana y Gestalguinos se despedirá para siempre, mañana tomará un avión para darse unos días de vacaciones y marcar distancia con la pena de la pérdida de su proyecto de vida.

El Gestal era el refugio escondido de la bohemia valenciana. Lo ha sido para los fotógrafos, para los aficionados al ajedrez, y ha acogido frecuentamente jam sessions de flamenco y jazz. En la época más dura de la pandemia, Paca ya mandó un mensaje de auxilio que, gracias a un artículo de Marta Moreira Culturplaza, tuvo una respuesta inmensa. Dos años después, todo se ha vuelto más difícil, y ahora su parroquia se tiene que despedir del templo.