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GRAND PLACE / OPINIÓN

Gestionando incertidumbres y deseos

3/12/2019 - 

Dicen los expertos analistas en globalización que hay tres capacidades complementarias e imprescindibles en el siglo XXI: establecer conexiones, gestionar la frustración y gestionar la incertidumbre. Son las tres capacidades que marcarán la diferencia tanto en el ámbito personal, como en el empresarial y el político. Lo leo en LinkedIn en una publicación de un amigo que alerta sobre las “fake news” y su influencia en la sensación de desafección que invade el mundo respecto a valores tan sagrados como la democracia. 

Lo de establecer conexiones, más o menos, ya todos lo controlamos. Aunque alguno se descontrola con un Facebook y, luego, pasa lo que pasa. Gestionar las frustración tampoco es complejo. Para ello hay múltiples de páginas web con consejos en Internet, libros de autoayuda, psicólogos y hasta pitonisas. Más complicado está lo de gestionar la incertidumbre…

Leo esto en LinkedIn y me paso a gestionar mi propia incertidumbre en twitter: “La muerte es algo difuso, romántico, incluso deseable…”, leo. Conste que sigo a periodistas, periódicos, políticos… Pero a veces también se cuela algo de poesía, un oasis en el vasto desierto de redes plagadas de protestas y/o violencia, como la que se refleja en las calles, en todo el mundo, al unísono. Es la globalización de una revolución en marcha.

El coronel Ángel Gómez de Agreda intenta explicar cómo gestionar la incertidumbre, esta vez en el ciberespacio, en su artículo “Perdidos en el Ciberdespacio” (sic), con referencias a la física cuántica. Tenemos que actuar sobre lo conocido para protegerlo o para controlarlo. (…) En su día lo quise traducir como "resistencia adaptativa” -en referencia a la resiliencia-. Se trata de resistir las agresiones sin que el sistema llegue a romperse completamente y luego ser capaces de reconstruirlo en el menor tiempo posible”. Como ignoro lo de la física cuántica, vamos a ello.

Leo en un blog de Internet sobre sociología, “Sociólogos”, algunas consideraciones sobre el “principio de la incertidumbre”, que le había merecido el Premio Nobel al físico alemán Werner K. Heisemberg, y que sería considerado como herramienta de análisis de las ciencias sociales. Y me sorprenden con una reflexión de mi admirado Edgar Morin, compañero de la Fundación Asamblea de Ciudadanos y Ciudadanos del Mediterráneo. Lo explica para legos en la materia: “El principio de la incertidumbre asegura que es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula”.

Como soy de letras, hasta aquí me quedo igual. Sigo. “(…) No podemos partir de una concepción determinista de la historia ni de una visión lineal de los acontecimientos ni de realidades que nos parezcan insuperables. Las realidades son sólo probabilidades que pueden hacerse realidades según la voluntad de los actores”. Esta última frase encuentra una clave: la voluntad de los actores, es decir, el deseo. Aquí repetiría lo que decía la madre de una amiga. “No hay nada más incierto que añorar lo que nunca ha existido, sólo en nuestros deseos”. Y llegamos de nuevo a la incertidumbre…

Leo esto en el periódico -también leo directamente de las fuentes digitales, sin filtros…-. Gemma Saura lo describe en un excelente artículo en La Vanguardia, “El virus de la protesta se extiende por todo el mundo”. ¿Cómo gestionar una incertidumbre global? Remito a la película “The Joker”. Hacía años que no salía tan tocada del cine…, ahora que he recuperado una de mis aficiones vitales, ir al cine. 

“Está pasando algo en la relación del ciudadano con el Estado, con el poder público. Observamos una frustración con sus gobiernos, a quienes acusan de no dar respuesta a sus demandas. Y lo observamos tanto en democracias como en regímenes no democráticos. Ese es el nexo de unión entre las protestas”, afirma Richard Youngs, investigador del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, en el artículo de Gemma Saura. “La legitimidad del poder está siendo cuestionada”, sigue el artículo…

Leo esto en Twitter, también. Lo denuncia alarmado un profesor de secundaria en su twitter. Marcos Criado @CriadoMar1 ha comenzado el día abriendo un hilo de una práctica sobre Derecho Constitucional que hicieron sus alumnos y en la que expresaban una ideología cercana a la supresión de Derechos Fundamentales recogidos en nuestra Constitución. “Llevo 20 años dando clase de derecho constitucional y nunca había visto algo así. Los trabajos transmiten la sensación de que estos chicos se sienten amenazados y quieren prohibir o eliminar aquello que sienten que les amenaza…”. 

Chicos de entre 16 y 18 años, estos últimos los que mayoritariamente han votado a Vox,  expresan su miedo a través del rechazo al “status quo”, a todo lo que perciben como imposición, como jóvenes rebeldes que tienen la obligación de ser, sí, pero con una revolución hacia adelante, no con una involución de derechos y libertades. Una generación que no ha sufrido la dictadura franquista, ni en sus estertores, y que ha nacido en libertad, pero que ha visto cómo sus padres perdían el trabajo, la casa, la dignidad. Lo que ha nacido es una generación sin fe ni esperanza en el sistema. Y, tal vez, la amenaza que sienten radica en la incertidumbre que les va a tocar gestionar…

Lo anunciaba el domingo la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, durante la ceremonia inaugural de la nueva legislatura europea que se celebró en el museo de la Casa de la Historia Europea, en Bruselas. Junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, Lagarde no se limitó a reivindicar una Europea fuerte y unida, y recordó la terrible crisis que ha devastado Europa acabando con muchos de sus derechos sociales. “No sabemos a dónde vamos, pero sabemos de dónde venimos”, dijo. Hay que prepararse para nuestro mundo incierto y esperar lo inesperado o,  como me dijo una vez un amigo, “never expect”.

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