La Unidad del Dolor y Suelo Pélvico de los hospitales Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Valencia Consuelo está compuesta por cinco médicos especialistas, dos fisioterapeutas, una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico femenino, una psicóloga y dos enfermeras especializadas en dolor.
VALÈNCIA (VP). Esta unidad es un referente en el tratamiento del dolor crónico desde su creación, hace 35 años, por el doctor José De Andrés que, en la actualidad, aporta su experiencia como asesor científico de una unidad que ha ido creciendo con el paso de los años. Hoy en día está compuesta por cinco médicos especialistas, dos fisioterapeutas, una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico femenino, una psicóloga y dos enfermeras especializadas en dolor.
En la sociedad actual se vive en la creencia de que el entrenamiento físico es importante, pero se ha perdido la noción de que es “imprescindible”. El doctor José De Andrés Ibáñez, director científico de la Unidad del Dolor y Suelo Pélvico de los hospitales Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Valencia Consuelo, subraya la importancia del deporte en nuestras vidas, también para prevenir y controlar el dolor crónico.
El dolor crónico tiene un efecto devastador en muchos aspectos de la vida diaria. No solo disminuye la calidad de vida del paciente al repercutir negativamente en su salud física y emocional. También tiene efectos adversos en ámbitos no relacionados con la salud, ya que dificulta participar plenamente de la vida social y familiar, y disminuye la capacidad para trabajar de manera productiva. Los pacientes que presentan a diario dolor de forma mantenida durante varios meses tienen alteraciones importantes del estado de ánimo y de la autoestima además de alteraciones del sueño (más del 50% de los pacientes).
“Está demostrado, -subraya el doctor De Andrés-, que el ejercicio o actividad física provocan resultados efectivos tanto fisiológicos como psicológicos en personas con dolor crónico (DC), pero la dosificación del ejercicio terapéutico es necesario que esté pautada por parte de un profesional que es quien dará al paciente consejos específicos y detallados sobre la intensidad, frecuencia y duración del ejercicio. De esta manera se influye positivamente en la activación de las vías inhibidoras del dolor espinal y supraespinal”.
Según el doctor Rubén Rubio, médico especialista de la unidad, “para una prescripción de ejercicio adecuada en el DC es necesario identificar y promover estrategias que faciliten la participación real del paciente. Comenzar el ejercicio terapéutico con una intensidad o dosis baja y progresar gradualmente hasta una intensidad moderada según la tolerancia de cada persona. El ejercicio de intensidad baja a moderada (50-60% de la FC máx.) es suficiente para mejorar los síntomas del DC en muchos casos”.
Para la doctora Carmen De Andrés Serrano, directora médica de la unidad, “desde el momento en que contemplamos la posibilidad de no tener que apartar unas horas semanales para invertir en nuestro cuerpo, abrimos el camino al sedentarismo, que conduce inevitablemente a la patología del dolor crónico en mayor o menor medida” y afirma que “el mantenimiento de posturas durante un tiempo prolongado o la realización de actividades repetitivas llevan a una actitud viciada de los músculos y a una descompensación y puede incluso favorecer lesiones articulares, artrosis, contracturas, compresión nerviosa, cefaleas e incluso afectaciones viscerales crónicas”.
Los músculos, al igual que cualquier otro órgano del cuerpo, tienen que moverse todos juntos y de la forma adecuada para poder mantener la ergonomía y la salud postural. El mal funcionamiento de un único músculo puede tener consecuencias desastrosas para la realización del trabajo en la vida diaria. Según la especialista, “sin un abdomen tenso y firme, por ejemplo, las vísceras caen hacia delante, expandiéndose, girándose y adaptándose a este nuevo espacio que se genera en este abdomen abombado, y debido a su cambio de posición empiezan a funcionar de forma menos eficiente. Esto, combinado con elementos como una dieta poco cuidada o simplemente la acumulación de años lleva al mal funcionamiento visceral crónico” y añade “asimismo el abdomen abombado pasa a ser un elemento inútil en la tarea de mantener el cuerpo erguido y esto somete a la espalda a un exceso de trabajo, deformándola, aumentando sus curvas y alterando el centro de gravedad, llevando con el tiempo a la artrosis y a las hernias”.
En respuesta a este problema, la Unidad del Dolor de Vithas ha establecido un equipo multidisciplinar orientado a controlar el avance de la lesión crónica, reorientar los desequilibrios musculares y reestablecer la ergonomía corporal por medio de diversos programas de entrenamiento de reeducación global y específica que se listan a continuación.
Este tipo de programas tienen la ventaja de hacer trabajar en conjunto a todo el cuerpo para así desarrollar la autoimagen de la postura que el cerebro tiene establecida, asimismo desarrolla la capacidad contráctil, la elasticidad y la adaptabilidad del sistema musculo-esquelético en su conjunto, aumentando la habilidad del sistema nervioso para reclutar el máximo número de fibras musculares y a ejercer un control preciso y eficiente sobre ellas.
Se basa en el trabajo de reeducación y control corporal. Se realiza un planteamiento de mejora de la movilidad y estabilidad global del cuerpo, con trabajos de estiramientos y de tensión muscular. Este entrenamiento, que incluye algunas técnicas de otros métodos como yoga, pilates o entrenamiento funcional, tiene la ventaja de poderse adaptar de forma individualizada a la patología y a las necesidades de quien lo realiza.
“Es una actividad que se recomienda a cualquier paciente que se encuentre en estadios intermedios y avanzados de su recuperación con el propósito de lograr una mejor readaptación a las exigencias de la vida diaria al tiempo que previene posibles recaídas”, comenta Manuel Casado Serrano, fisioterapeuta de dicha unidad.
Este novedoso método de entrenamiento se centra en el reequilibrio corporal ayudado de un banco, con dos planos móviles, en el cual la pelvis queda fija y segura. A partir de aquí se realizan trabajos centrados en las cadenas musculares (anteriores, posteriores, cruzadas y respiratorias) y de propiocepción corporal.
“Este trabajo, -afirma el profesional-, ofrece multitud de ventajas en pacientes con patologías muy limitantes, debido a que pueden empezar la tarea de la reeducación musculo-esquelética en estadios muy tempranos de su proceso de recuperación y en un entorno controlado y seguro para sus afecciones dolorosas”. Tiene muy poca carga dado que los ejercicios se realizan tumbados sobre el banco. También es muy eficaz en el terreno del deporte o en pacientes sanos que buscan desarrollar el control preciso y la propiocepción corporal.
Esta unidad es un referente en el tratamiento del dolor crónico desde su creación, hace 35 años, por el doctor José De Andrés que, en la actualidad, aporta su experiencia como asesor científico de una unidad que ha ido creciendo con el paso de los años. Hoy en día está compuesta por cinco médicos especialistas, dos fisioterapeutas, una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico femenino, una psicóloga y dos enfermeras especializadas en dolor.