17/10/18. Cada vez que algunos altos cargos se desplazan a Madrid a exigir mejoras en financiación o inversión para nuestra comunidad no puedo evitar rememorar los personajes de “La ciudad de los prodigios” de Eduardo Mendoza. Se trata de dos funcionarios catalanes, Guitarrí y Guitarró, a los que envían de Barcelona a reunirse con el Ministro de Fomento para lograr financiación y cuya labor es acudir todos los días a la puerta del despacho del ministro para ver si éste les atiende, sin, por supuesto, ninguna fortuna.
El rol reivindicativo del gobierno valenciano es más reciente. Pues hasta hace bien poco Madrid era más una meta de los políticos que nos gobernaban que un lugar de reivindicaciones. Y no porque no hiciera falta reivindicar.
Aunque la crisis golpeó con mayor dureza a las comunidades con más industria, como la nuestra, y menor apoyo del gobierno central, la sucesión de escándalos de corrupción del PP en todas las instituciones hacían de difícil venta al resto del Estado mejorar las inversiones en nuestra Comunitat, vista desde fuera como rica y derrochadora.
Así, al encontrarse el consell del Botànic con las arcas vacías y los cajones repletos de facturas impagadas, siendo el capítulo de la deuda de la Generalitat más elevado en cifras que el presupuesto anual de muchas consellerías, con escasas inversiones estatales y con un modelo de financiación que nos hace seguir aportando al resto de comunidades a pesar de tener todos los indicadores por los suelos, todos los partidos han tenido que reconocer que el modelo es injusto y nos asfixia económicamente, en lo que coinciden unánimemente los expertos.
Y si hay unanimidad, ¿por qué no se percibe así?
El problema aparece cuando, en lugar de apoyar y de sumar presión y voces en Madrid, algunos juegan al desconcierto y a aprovechar políticamente un problema en lugar de apoyar a su solución. ¿Es el president Puig igual de reivindicativo, ahora que en Madrid gobiernan “los suyos”? Él no para de reiterar que su compromiso no ha variado con el cambio de gobierno estatal, aunque al parecer todo indica que el nuevo gobierno no tiene en su agenda revisar el modelo de financiación y de la visita de Sánchez nadie puede prever cambio alguno.
Pero, ¿fue el PP reivindicativo cuando su partido gobernaba? A la manifestación conjunta, en la que incluso participaron los empresarios, el PP fue el único partido que no acudió y solía reiterar que el supuestamente benévolo gobierno del PP nos financiaba a través del FLA, obviando que se trata de un préstamo con devolución más intereses, esto es, más y más deuda. Tampoco apoyó en el pasado el PP medidas como la tasa por depósitos bancarios, por cuya compensación Andalucía recibirá 200 millones estos presupuestos ¿Nos favorece que el conseller de Hacienda vote a favor de un mayor endeudamiento cuando de eso tenemos de sobra y lo que necesitamos es dinero que no haya que devolver? El conseller de hacienda Soler, del PSPV, así lo decidió sin consultar a Compromís, sus socios de gobierno, que no compartimos incrementar la deuda en lugar de que nos financien justamente y se nos compense. ¿Sustituyen las mejoras en inversiones presupuestarias a un nuevo modelo de financiación? Evidentemente no. Son dos cosas bien distintas, aunque en ambas nunca hemos sido bien tratados.
La Comunitat lleva discriminada tanto en inversiones como en financiación demasiados años. Ello, sumado al despropósito de gestión padecido por los sucesivos gobiernos del PP, nos ha conducido a una situación financiera insostenible. Cuando en el invierno de 2015 se celebraron las elecciones generales en Compromís sabíamos que la única oportunidad de que el modelo de financiación se reformara era que la derecha perdiera las elecciones, pues la asfixia a los gobiernos del cambio era una estrategia más para impedir que lleváramos a cabo las políticas sociales prometidas. La repetición de las elecciones no cambió el panorama y gracias al apoyo de Ciudadanos, a pesar de todo lo que habían prometido en campaña, Rajoy siguió alojado en la Moncloa. Con ello, el modelo de financiación siguió sin modificarse, incumpliéndose el plazo legal de 2013 dispuesto en la LOFCA, quedando hasta hace bien poco paralizada sine die por la Mesa del Congreso la reforma del Estatuto valenciano. Así entretanto, y de forma muy consecuente para sus propósitos, PP y Cs se burlaron de la petición del Parlamento valenciano y por ende de la democracia valenciana.
Pero hoy el panorama político es diferente, y aun reconociendo que con 84 diputados que tiene el grupo socialista reformar el modelo de financiación que afecta al conjunto de España no debe ser fácil, la tarea no puede esperar más, el pueblo valenciano no puede esperar más y las excusas están más que agotadas. Los datos son concluyentes como reconocen unánimemente los informes de expertos, como lo reconoció ya Montoro y ahora lo reconoce Montero. El modelo de financiación español es injusto para nuestra Comunidad. Pero eso nosotros ya lo sabíamos. Ahora queremos soluciones.
Y mientras se discute un nuevo modelo de financiación que no asfixie la economía valenciana no está de más que estos presupuestos cuya andadura acaba de comenzar incluyeran una compensación de la deuda histórica que nos ha generado ser una comunidad pobre y aun así financiar al resto, teniendo además en cuenta en las inversiones territorializadas el factor poblacional. Si cabe compensar a Andalucía, País Vasco o Cataluña ¿por qué no a la Comunitat valenciana?
Por ello es necesario que nadie se olvide de lo que nos corresponde, lo que queremos y reivindicamos, que es un modelo de financiación acorde a nuestra realidad económica y poblacional. Las promesas llenan titulares, pero no pagan facturas, y cuando éstas ni siquiera se concretan todo se reduce a una visita de cortesía del presidente el 9 d'Octubre.
Exigimos un tracte just. Y mientras ello no ocurra, aquellos funcionarios que enviamos a Madrid deberán seguir esperando en la puerta del despacho del ministro hasta ser atendidos y sin poder volver con esta misiva extraída del libro de E. Mendoza: “Valor, uno de los dos tendrá que ceder, y por Dios bendito que no vamos a ser nosotros”.
Isaura Navarro es diputada de Compromís en Les Corts