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NOSTÀLGIA DE FUTUR / OPINIÓN

¡Gracias, Solar Corona!

Foto: EVA MÁÑEZ
12/04/2018 - 

VALÈNCIA. El Solar Corona ha sido durante estos años uno de los experimentos urbanos más importantes de los que ha disfrutado València. Un espacio entre edificios que encontró otros interesantes usos, y posiblemente mejores, durante la espera hasta que aquello que marcaba el plan urbanístico se realizase. 

El Solar Corona ha sido un proyecto ciudadano, de uso y no de construcción. Un proyecto cooperativo que ha activado, desde 2011, un solar en la angosta calle que le da nombre. Un proceso de abajo-arriba que ha llenado de vida un espacio que de otra manera estaría muerto hasta que el ciclo inmobiliario se reactivase. El Solar Corona ha sido un punto de encuentro que ha servido para resolver necesidades específicas de un barrio, el Carme, que necesitaba puntos de referencia vecinales, lugares para las familias, grietas para la cultura. 

El Solar Corona nació con una cuenta atrás fijada pero no definida. Las partes que lo permitieron, la asamblea y el propietario, llegaron a un acuerdo de uso temporal. Era un acuerdo estrictamente privado con unas condiciones claras. Ahora, el dueño ha decidido ponerlo a la venta cerrando así el ciclo. No deberíamos lamentarnos demasiado de la llegada de aquello previsto, si aquello previsto fue consensuado.  

He escuchado proclamas fáciles contra la especulación, la turistificación o la nueva burbuja inmobiliaria. Pienso, al contrario, que a pesar de la tristeza es un momento de celebración. El fin del Solar Corona debe significar el reconocimiento de todo lo conseguido en él mientras tanto. En ningún caso se debe demonizar al propietario, que tuvo la visión y la confianza de permitir un proceso así. Pienso que tampoco debería ser el ayuntamiento quien garantice las actividades, por muy beneficiosas a la comunidad que sean, de una organización privada en un espacio (parcialmente) privado. 

Foto: EVA MÁÑEZ

La celebración de estos años de actividad del Solar Corona significa valorar lo aprendido y lo conseguido. En primer lugar, que los usos transitorios de los espacios urbanos pueden tener un valor económico y social muy importante. En segundo lugar, pone de manifiesto que las grietas que dejan las limitaciones del planeamiento urbano tienen el potencial de ser rellenadas. En tercer lugar, señala que los usos temporales de los vacíos urbanos tienen importantes beneficios comparados con los usos alternativos ortodoxos como es la construcción tradicional. En cuarto lugar, explicita el papel clave de la sociedad civil en la construcción de la ciudad. Lo que nos enseña el Solar Corona, y el acuerdo privado que lo permite, es la importancia de generar un ambiente de confianza entre los agentes que construyen y transforman la ciudad. 

Las instituciones no deberían actuar con protecciones ni expropiaciones. Probablemente se trata de generar un entorno de confianza para los acuerdos privados y un marco institucional para permitir los usos vecinales transitorios. El papel del Ayuntamiento va más allá de preservarlo que ha pasado en el Solar Corona. Como he dicho, debe generar el marco para que más Solares Corona sucedan tanto en espacios públicos como en espacios privados en transición. Y todavía más, su papel es clave para garantizar la vida vecinal con una política de vivienda consistente o una estrategia de espacios públicos inclusivos. Pero hasta entonces y mientras tanto, ¡gracias Solar Corona, y que vengan muchos más!

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