València a tota virolla

Gràffica: la pareja que desde València mece la divulgación de la cultura visual en España y Latinoamérica

Ana Gea y Víctor Palau, editores desde una atalaya en un edificio melancólico, responden al vuelo a cuestiones fundamentales sobre su tarea como grandes referentes del periodismo de diseño entre audiencias en español

30/12/2017 - 

VALÈNCIA. En el edificio confluencia entre las calles San Vicente y María Cristina, en el octavo piso, atalaya a una València descubierta, atienden los editores de Gràffica, camuflados entre su redacción, alumbrando dimensiones nuevas entre paredes antiguas (“cuando ampliamos, un albañil se equivocó y descubrió el papel detrás de la pintura… le pedimos que lo dejará así”). 

Víctor Palau y Ana Gea se conocieron trabajando. Y ahí siguen. Definen con dificultad el nombre de su oficio y producen productos editoriales de recorrido imprevisible. Gràffica, en menos de una década, se ha convertido en medio fundamental de la divulgación de la cultura visual, del diseño, alrededor del mundo en español. En otra pared varios relojes cantan la hora en Ciudad de México o Lima para que no llamen a sus interlocutores en plena madrugada. 

Cómo llegaron hasta aquí, eh. Su recorrido, por atípico, refleja muchas de las vicisitudes de un universo de creación de contenidos completamente distinto, un umbral de admisión al cambio tendiendo al infinito. Sentados ante una mañana muy luminosa de Navidad desentrañan para ellos mismos las claves de una trayectoria.

Esas paredes, pretendidamente raídas, son el fondo argumental que inspira su particular historia con este edificio legendario de la ciudad… y un porvenir con fecha de caducidad. Un grupo hotelero está cerca de convertir el inmueble en un hotel de lujo con vistas a la Plaza del Ayuntamiento. Gràffica ha pedido que les dejen hacer una reunión anual en la suite que reemplazará su espacio de trabajo.

El diseño

Víctor Palau: En 1994 me fui de Erasmus a Southampton, en Inglaterra. El diseño en España y en València era una cosa abstracta que igual hacías un cartel que una silla. Yo estudiaba Bellas Artes y allí me percaté de las posibilidades del diseño, más allá de lo artístico. Si no me hubiera ido ahora sería pintor o trabajaría en el Mercadona.  

Ana Gea: En 1992 me puse a trabajar en una revista, una guía gratuita. Entré en contacto con los fotolitos, la imprenta... 

Víctor Palau: En el diseño cada día es un día diferente. Cuando haces diseño gráfico es como mantener una conversación con una persona, transmites un estado de ánimo diferente según lo que hagas.

Ana Gea: De la nada puedes idear, poner en práctica ideas muy diferentes. Ejecutar cambios. 

La profesión

Ana Gea: Todavía no sé bien cuál es la mía. No me veo como diseñadora. Me veo más pensando en ideas. Planteando estrategias… 

Víctor Palau: Eso es diseño. Ibán Ramón un día puso una foto de ella y debajo escribió ‘Ana Gea, estratega’. Mi manera de ver qué soy como profesional evoluciona. Cuando tenía quince años tomé la decisión consciente de que iba a hacer Bellas Artes porque estando en el instituto tenía una profesora magnífica (Elena Uriel) que nos llevó a muchos museos. Quería vincularme al diseño y por eso hice Bellas Artes. Haces dibujos que acaban siendo logos…

Su unión

Víctor Palau: Nos conocimos trabajando en una cartelera, La Cotorra, en Taquígrafo Martí. Una revista semanal… madre mía. Yo era diseñador y ella gestionaba publicidad, coordinaba. 

Ana Gea: Le he llegado a contratar como diseñador. 

Nacimiento de Gràffica

Víctor Palau: Hubo una crisis en España, en 2008, no sé si lo sabíais. Aquí trabajábamos cuatro como estudio de diseño, trabajábamos para empresas como Bancaja. De repente teníamos que descolgar el teléfono para que sonara. Y me puse a escribir blogs sobre temas de diseño, divulgación. El blog crecía y crecía y nos dimos cuenta que era el momento de crear una cabecera. Y lo hicimos sin más expectativa. No era habitual hablar de diseño desde una visión periodística.

Crecimiento

Víctor Palau: Todo nos parece fácil, pero suponía trabajar de lunes a domingo. Nos dimos cuenta hace 4 o 5 años de que nos estábamos convirtiendo en la página de referencia en español, que Flipboard nos consideraba así… nos estaban pasando cosas. Que la agencia que lleva a Philippe Starck nos invitase a El País Semanal y a nosotros para presentarnos en exclusiva en París un producto nuevo de Starck. 

Ana Gea: Empezábamos a ir a escuelas de diseño y veíamos que nos tenían como referencia.

Víctor Palau: Tuvimos un poco de suerte. Estaba fuera de nuestro control, pero siempre quisimos ser constantes.

Ana Gea: Y evitar la quietud. Te va bien porque eres muy consciente de que esto se puede acabar en cualquier momento.

El método Gràffica

Víctor Palau: Nos dedicamos a muchas cosas a la vez, eso nos permite hacer muchas cosas distintas. Tenemos cuatro o cinco actividades que nos exigen dejarlas crecer, que vayan buscando su manera de ser. 

Ana Gea: La inquietud motivó tomar la decisión de diversificar y no solo mantener un estudio de diseño gráfico. Eso nos resultaría demasiado monótono, no va con nuestra personalidad. Ambos coincidimos en que lo que hagamos debe, con la mayor pureza posible, ser reflejo de nuestra personalidad. 

Las expectativas

Ana Gea: Para nosotros es clave no tener expectativas. Hay dos maneras de trabajar en este sector: hacer lo que sientes sin tener en cuenta el business, y hacerlo por el business. Buscamos estar en medio. Si hubiéramos tenido claro un plan de negocios a x años no lo hubiéramos hecho nunca.

Víctor Palau: Estaríamos perdidos. Lo peor que puede pasar en un viaje es tener expectativas. Vas a Roma y crees que vas a cenar en una pizzeria alucinante y a ver al Papa, y luego no sucede. Mejor ve a Roma sin expectativas y descubrirás una pizzería alucinante en una esquina. 

Ana Gea: Pero cuidado, no tener expectativas no significa no tener estrategia. 

Los cambios

Víctor Palau: Sabes cuál es tu viaje, pero no te pones hitos imprescindibles por el camino.

Ana Gea: El otro día hicimos una reunión interna y hablábamos de las frases tópicas de “esto se hace así, esto se hace de esta manera…” y buscamos evitar eso, desprendámonos de la costumbre de hacerlo siempre igual. No te puedes anclar en el apego de “esto es así” y no cambio.

Víctor Palau: En este momento te das cuenta de que lo que funciona este mes al siguiente Facebook lo cambia y ya no te funciona. No podemos seguir repitiendo siempre lo mismo porque hay entes superiores que te hacen ver que no sirve.

Ana Gea: Lo que te dice la audiencia que le gusta y funciona, luego lo hace más gente y ya no te funciona. Tienes que saber bailar. Desde siempre estoy acostumbrada a vivir con la incertidumbre, y además es que quiero vivir con eso. 

Víctor Palau: Internet hace que los cambios sean inevitables. Antes en el equipo cada vez que se caía la web o había algún problema con Facebook era un drama, ahora sabemos que es lo habitual y convivimos con ello. 

Ana Gea: Debemos ser conscientes de que el error está presente, si haces cosas te vas a equivocar y te van a criticar. Y debemos asumirlo.

Eso de la innovación

Ana Gea: No me gusta nada la palabra innovación, como tampoco emprendedurismo. Se le llama innovación a mover el dedo meñique. 

Víctor Palau: No le gusta porque nos han invitado a muchos foros de innovación, y nos dimos cuenta de que se mal utiliza, se confunde con hacer algo nuevo. Hacer algo nuevo puede ser pintar algo que ya existe, cambiarle la fachada. Eso no es innovar. Innovar es crear un paradigma que no existía previamente, como define Ferran Adrià. Innovar no es crear una tipografía donde cambias una letra que ya existe, innovar es encontrar una letra entre la A y la B. Cuando pensamos en innovar pensamos en eso, que cuando lo vean lo vean como raro. 

Latinoamérica

Ana Gea: Es el lugar donde puedes estar muy presente sin haber estado jamás.

Víctor Palau: Nunca hemos estado en ningún país de Latinoamérica, pero de Ciudad de México es desde donde más seguidores de Facebook tenemos, más que en Barcelona, València, Madrid… El día que vayamos quizá nos encontremos con miles de personas. 

Ana Gea: Desde allí nos dicen que si nos podemos pasar a una inauguración esa tarde en México…

Víctor Palau: México, Colombia, Argentina y Chile son nuestros primeros países de audiencia en Latinoamérica. España es el 50% y prácticamente el otro resto viene de allí.

Ana Gea: Son mucho más activos que en España. 

Víctor Palau: Sabemos que llegará un momento en el que habrá que estar allí, tener estrategias para estar presentes. Una chica que venía de Colombia nos dijo tras una conferencia: “no tienen ni idea en mi facultad la importancia que se les da”

Universo de emociones

Víctor Palau: Tenemos tres hijos: Palau Gea como estudio de diseño; Gràffica como editorial de cultura visual; y el tercer proyecto es Universo de Emociones. Escuchábamos mucho a (Eduard) Punset hablar de emociones y le propusimos visualizarlas, darles forma, ver dónde se localizaban, cómo se conectan entre ellas. Crear un mapa de carreteras, como un mapa celeste de constelaciones pero en emociones. Nuestro primer reto fue crear un lenguaje con treinta emociones.

Ana Gea: Fue en 2011, no se comercializaba. Pero a partir de ahí nos dijimos: si en las escuelas hay, o había, mapamundis, mapas de la anatomía… ¿por qué no uno con las emociones? Al final convivimos a diario con ellas. Ahora mismo estamos aquí los tres y estamos experimentándolas. Oye, Eduard, ¿esto por qué no lo hacemos más serio, como una herramienta didáctica, que sea útil y no solo un trabajo artístico? 

Víctor Palau: No existía a nivel mundial un dibujo en el que situar cada una de las emociones. Los psicólogos han empezado a usarlo en sus consultas. Nos dicen: cuando sacamos el ‘universo de emociones’ y lo ponemos encima de la mesa los pacientes se dan cuenta de la complejidad emocional que tenemos. 

Ana Gea: El primer mapa contenía treinta emociones, y el segundo más de 300. Si le preguntas a alguien cuántas emociones puede escribir como mucho te dicen veinte. El libro por ejemplo explica que la alegría es muy muy efímera.

Víctor Palau: Hay sociedades que le ponen nombre a distintos matices emocionales que en otros sitios no tienen importancia. En Inglaterra a la vergüenza ajena le llaman spanish emotion. A alegrarse de las desgracias ajenas en Alemania le han puesto nombre, en España todavía no. 

Ana Gea: Queríamos abordarlo desde el rigor, porque hay mucho misticismo en torno a esto.

Víctor Palau: Por ejemplo pensábamos en incluir la valentía, y pensábamos que estaba asociado a lo heroico, a… y Rafael Bisquerra nos dice que no, que había que incluirlo en la categoría del amor. Ser valiente no significa que no tengas miedo, el valiente es el que se tira sabiendo que se va a pegar una hostia pero hay algo por encima que es más valioso, un amor superior que lo justifica. 

Salto al papel

Ana Gea: Convertimos Gràffica en una revista impresa porque echábamos de menos el papel. Nos saltaban alarmas. Hace seis años entrevistamos a Ferran Adrià, publicamos la entrevista en digital y no fue excesivamente leída. La hicimos en papel y fue trascendente. Si comparas las lecturas de ‘las 10 cosas que tienes que hacer…’ con un reportaje en profundidad, lo primero tiene siempre más visitas de promedio. A nivel diseño la fotografía a toda página, el uso de las tipografía… te permite jugar mucho más. Había una época que cuando te presentabas ante una marca se nos seguía considerando un blog… y con el papel entienden mejor que tenemos una redacción, una periodicidad.

Víctor Palau: Sigue diferenciándose entre las cabeceras que tienen papel de las que funcionan sólo en digital, aunque las del digital hagan información más trascendente. Nos pasaba un poco eso. Era una necesidad. Y luego ocurrió que cuando salimos en papel pasamos de ser cuatro trabajadores a quince.

Ana Gea: ¡Pero porque estamos locos!

Víctor Palau: Desde que salimos en papel empezamos a crecer. Algo sucedió con el papel. 

Ana Gea: Crecimos como dimensión, pero económicamente… 

Víctor Palau: Afianza a un medio más allá de que sea el propio medio en papel quien te dé rentabilidad.

València

Víctor Palau: Daba igual que Gràffica la hicieramos desde València o desde París o desde Madrid, porque de hecho muchas veces la hacemos viajando en Berlín, en Londres… Pero València te permite tener lo mismo que en esas ciudades sin la presión y el estrés. Económicamente esta estructura allí nos costaría diez veces más. Nos permite también ver el mundo con cierta perspectiva, en Barcelona por ejemplo se creen el centro del planeta pero son parte de otro planeta más. 

Ana Gea: València te da la calma que te provocan las ganas para marcharte y luego volver. Yo he vivido en Barcelona y en Londres. Vivir en València y trabajar solo para València me costaría, pero eso te provoca las ganas de buscar más allá de tu propio círculo… en Madrid o Barcelona a veces entras en una rueda que acaba consumiéndote. València da anhelo de cambio.  

Víctor Palau: Normalmente las ideas te salen cuando estás tranquilo, por contra cuando estás en la vorágine es difícil que te salga algo nuevo. València nos lo permite. La revista Monocle hace un estudio anual de ciudades y el año pasado decía algo muy interesante: Londres y Nueva York tienen un problema con la generación de nuevos proyectos creativos, tienen tanta presión para sobrevivir en el día a día que a duras penas les permite generar nuevas ideas. Sin embargo lugares más tranquilos como Berlín, Lisboa o Burdeos te lo permite mucho más. 

Ana Gea: Obviamente nos crea algunos problemas estar aquí. En otras capitales sería mucho más fácil encontrar ciertos roles profesionales. Nuestro negocio es muy nuevo y personas que hayan trabajado en medios de comunicación en València con un know how plenamente digital es difícil encontrarlas.

Victor Palau: Aquí te pones a buscar un trafficker o a un viralizador de contenidos… y te cuesta mucho encontrarlo.

El edificio

Ana Gea: El edificio en el que trabajamos (Maria Cristina con San Vicente), con una terraza mirando a toda València, nos sería imposible en grandes ciudades. Tenemos presente la luz valenciana todo el tiempo. Miramos posibilidades de mudarnos, algún bajo… pero no encontrábamos la luz de este edificio. Tiene un encanto decadente. La propiedad, cuando queríamos mudarnos, nos dijo si no queríamos cambiarnos al piso de abajo que era más moderno, pero no, nos gusta esta antiguedad.  

Víctor Palau: Se construyó en 1930. Llegamos en el 2000. Aquí donde estamos alguien vio como caían las bombas en la Guerra Civil, y siguió en pie. Nos da la sensación de estar en un lugar lleno de pequeñas historias, de tener vida… Aquí mataron a un rockero que siempre que nos encontrábamos con él en el ascensor nos decía: “vosotros vais al cielo”, porque estamos en el último piso. Nuestra vecina de puerta con puerta, Adela, nació en este edificio. 

Ana Gea: Ahora dicen que van a construir un hotel y nos tendremos que ir… 

Víctor Palau: Nos damos cuenta de que vivimos en una ciudad y los centros de las ciudades inevitablemente expulsan a la gente y a las empresas que viven en ellos. 

Ana Gea: El índice de la tortilla de patatas dice muchas cosas. Cuando en 2000 llegamos podíamos ir cerca a tomar un pincho de tortilla de los de verdad, a un bar. Ahora no podemos. 

Víctor Palau: En principio en menos de dos años este edificio en lugar de acoger a gente que vive y trabaja pasará a ser un hotel de lujo. 

Ana Gea: Le digo al equipo: aprovechad, que estamos trabajando en una suite… 

Víctor Palau: Le hemos dicho a la propiedad que cuando esté el hotel nos dejen hacer la reunión anual de Gràffica justo aquí, aunque la conviertan en una habitación nupcial. 

Ana Gea: Un cambio, otro cambio más.  

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