Estábamos agazapados en la retaguardia y confiando en que aún tardaría el hachazo, y de golpe nos bombardearon con una brutal descarga de impuestos. No nos dio tiempo a defendernos, aunque cuando llegue un nuevo tiempo electoral supongo que podremos sacar nuestras baterías de artillería en forma de votos. Este aluvión de medidas económicas es tal que nos convierte en un Ejército de borregos bajo un poder que insulta a la inteligencia y nos utiliza como rehenes de intercambio con nuestros supuestos aliados o prestamistas.
¿Alguien creía que la UE nos iba a salvar gratis del despropósito económico en el que nos han metido, cuando los hombres y mujeres de negro estaban ya asentados de lleno en un gobierno nacional que nos pasa a nosotros el coste de sus verbenas y fiestas populares? Yo no, desde luego. Es como si el efecto Madrid nos tuviera que pasar factura a todos, o que todos tuviéramos que pagar las consecuencias de una gestión más que cuestionable en todos los sentidos, pero sin derecho al pataleo. Cuando la política desbarra da mucho miedo.
Si tenemos que ahorrar, desmontemos instituciones, cerremos televisiones públicas, descarguemos asesores y chiringuitos, unamos municipios y servicios, eliminemos diputados, senadores, prebendas, fiestukis, subvenciones a fondo perdido que nadie controla y otros gastos manipulados, como nuevas mordidas por derecha e izquierda. Al menos para no pagar por cambiar de ciudad por una autovía que ya hemos pagado con nuestros impuestos y ahora nos avisan que también deberemos de pagar después de haber estado en manos privadas durante lustros.
¿Realmente alguien confiaba que nuestros casi veinte gobiernos entre autonómicos y central y los miles de municipios e instituciones provinciales varias iban a salir en armas en defensa de nuestra sociedad? Pues ya ven que no, por muy rojos que se definan, que de colorados tienen más bien poco por cómo viven y se manifiestan, o azules que se vistan. Que es lo mismo. Porque explicaciones, pocas. Luego vendrá lo del IVA y nos dirán que es una “sustentación equilibrante de la realidad económica de alteración de precios” por mucha coleta que se corte alguno que se va de vacaciones con cinco mil euros al mes en el bolsillo.
Es algo así como cuando habla o interviene, también en el momento oportuno, nuestro Pere Navarro, ese director de Tráfico tan dicharachero que “vela” por nuestra integridad con sus discursos benevolentes. El mismo que no sale nunca sin disfraz cuando en el fondo es un amasador más que ayuda a nuestros municipios a recaudar con medidas tan impopulares con las que querer hacernos creer que todo es cuestión de evitar en lo posible muertes accidentales y, además, son culpa nuestra. No se lo cree ni él.
Un país/Gobierno que cada día coarta más libertades y nos pone más obligaciones no parece muy solidario, sino más bien coercitivo a base de multas y controles. Pero sirven para trincar. Ya está bien de prohibir. Sólo nos faltaba que ya que los municipios nos ponen trabas para lo que haga falta, esto es, desde entrar en un barrio histórico sin facilitar información a los vecinos y hasta aparcar a las puertas de casa, nos limiten el movimiento por nuestras ciudades con escusas cuando nos acaban de pasar el impuesto de circulación. ¿Para qué un impuesto que impide desplazarnos? Cualquier día ciclistas y patinadores también lo pagarán, matriculaciones incluidas.
Al menos hay que agradecer a nuestro concejal de Hacienda de Valencia, Borja Sanjuán, que haya eliminado temporalmente el pago de impuestos a terrazas. Manifiesta cierta sensibilidad. De momento.
Aún así, y vistos los resultados de esta encerrona económica que no busca salvar a todos sino contentar a unos cuantos, hay que estar, por ejemplo, con los motoristas. Pues no van y ahora quieren que nos paguemos un chaleco con airbag para poder circular por las ciudades. Alguno ya estará frotándose las manos por el negocio que se avecina, como las ITV. Esto es de locos. Nuestros “gobernantes” sí que van sin freno por mucha bicicleta que animen a utilizar cuando son ellos los que se saltan los semáforos.
Los motoristas de toda España están llamando a una movilización el 13 de junio para protestar contra el uso obligatorio del airbag y contra los peajes en autopistas, hartos también de denuncias exageradas, tasas, impuestos y gestión de vehículos. Nos la clavan, pero por el contrario no ponen medidas contra el IVA para mejorar medidas de protección o contra las muertes producidas por ausencia de medidas de seguridad frente a los guarda raíles, el firme de las carreteras, las marcas de viales y la mala señalización, verdaderas causas de accidentes mortales, medidas reclamadas desde hace muchos años pero sobre los que nadie pone remedio. Y es que, incrementar en esas medidas no permite recaudar.
Lo del ex ministro Soria y su impuesto al sol se está quedando en un sarcasmo cuando en sí mismo él y aquella medida era un chiste siniestro y descarado. No sé por qué no se lo aplicaron o aplican a los turistas que se lo beben a chorro. Seguramente porque eso es, como dicen, anti economía. Lo nuestro es entonces…
Por cierto, el vehículo oficial de nuestro Director General fue interceptado en 2007 por la propia policía a “velocidades superiores a lo permitido. La supuesta sanción habría recaído sobre la responsabilidad de su chófer, ya que el señor Navarro no disponía entonces de carné de conducir”. Imaginen su capacidad objetiva de conocimiento. Pese a ello, en 2018 volvió de nuevo al cargo de director general de Tráfico. Además, en su vuelta al despachito se gastó un dinerillo en dar lustre a su nuevo espacio de gestión, o sea, monumental despacho. ¡Todo un crack!
O no saben más, o no están en lo suyo. Sólo cegados. Hasta parece que nos regalen las vacunas por gracia política. Estaban para que nadie se quedara atrás, pero hace tiempo que han dejado a la sociedad española en el furgón de cola, sin salida y a la vista sin vehículo.
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