VALÈNCIA. La polémica sobre la prohibición de aparcar en el carril bus, lejos de apagarse este jueves en el pleno del Ayuntamiento de València, se ha convertido en un incendio. La moción que aprobó el pleno era clara y diáfana en un detalle: no daba plazos. Ante las presiones de los grupos de la oposición, los tres partidos que conforman el Govern de la Nau acordaron apoyar un texto en el que en ningún momento se señalaban días concretos para poner en marcha la prohibición, con lo que se dejaba las manos libres a Movilidad.
Podría ser mañana, el lunes que viene, el 23 de mayo o el 20 de junio... Pero en lugar de aceptar este aplazamiento inconcreto, que le beneficiaba a efectos prácticos, el concejal Giuseppe Grezzi y su equipo salieron a la palestra este jueves para negar la moción que el propio concejal había defendido. Con un comportamiento que está provocando fisuras en el tripartito, Grezzi insistió a través diferentes vías que la prohibición de aparcar en el carril bus no se aplazaba y que además sí tenía fecha y era el mes de mayo.
Las declaraciones de Grezzi de este jueves se han interpretado por fuentes municipales como un pulso personal contra la teniente alcaldesa socialista Sandra Gómez, quien abiertamente se ha opuesto a la aplicación de la prohibición en los términos actuales, así como un desplante contra sus socios de València en Comú.
Especialmente significativo es el desprecio hacia la postura de València En Comú. La formación vinculada a Podemos, si bien comparte el fondo de la propuesta de Grezzi, ya que el actual uso del carril bus para aparcar en València es una anomalía, apostó a principios de mes también por una aplicación de la prohibición más escalonada y consensuada. En este sentido su portavoz, Jordi Peris, aseguraba que, “como se trata de una decisión que modifica hábitos y costumbres” y afectaba “a muchas personas” era “fundamental” clarificar y definir de forma muy precisa las alternativas que se ofrecían.
La insistencia de Grezzi en que la medida se aplicará en mayo se topa con el hecho de que la moción aprobada este jueves en el pleno y que él mismo votó, en su punto cuarto deja bien claro que “mientras se elabora la nueva ordenanza, sólo se podrán aprobar modificaciones puntuales de la vigente mediante acuerdo de la Junta de Gobierno Local”. Y estas modificaciones puntuales sólo se podrán poner en marcha “después de un proceso de participación” donde “deberá tener una participación sustancial la Policía Local”, concejalía que depende del PSPV.
La moción que ha desatado el conflicto en el tripartito y que pretendía ser conciliadora, era una respuesta a la proposición de Ciudadanos y PP de anular la prohibición. La respuesta del equipo de Gobierno era abierta e intencionadamente ambigua. El objetivo era unir al Govern de la Nau y ofrecer una imagen de solidez y consenso, imagen que Grezzi y su equipo se encargaron de dinamitar a lo largo de la tarde. Se da la circunstancia de que la moción fue defendida por el propio Grezzi en el pleno, quien además, se comprometió a continuar trabajando con medidas alternativas para garantizar la accesibilidad universal.
Frente a él, el concejal popular Alberto Mendoza argumentó “que [la prohibición] se trata de una medida apresurada, porque la Policía Local no tiene medios para hacer cumplir este acuerdo, y que la decisión, que está marcada por el absoluto desprecio al sentir mayoritario de los ciudadanos valencianos, además, va a suponer la ruina de muchos negocios”.
El concejal del Grupo Ciudadanos Narciso Estellés ya criticó este miércoles esta situación y recordó que “abordar la prohibición de aparcar en el carril bus ha provocado errores y fricciones entre los socios del tripartito que no tienen por qué pagar los ciudadanos. Y Grezzi como eje central es lo que magnifica y empeora aún más el problema”, aseguró. Este jueves Estellés pidió también alternativas “realistas, eficientes y viables” a la prohibición.
En el hemiciclo municipal se escuchó este jueves la voz de diferentes asociaciones y colectivos que apoyan la medida que impulsa Grezzi. Porque el concejal no está solo. Así, en nombre de la Asociación de Vecinos de la Amistad, Maria Dolores Barrero, como persona ciega, agradeció “la decisión de eliminar los estacionamiento en el carril bus porque garantizará la seguridad de todas aquellas personas con movilidad reducida”.
Este agradecimiento también lo hizo público Rafael Sanz, de la Associacio Amigos Malva-rosa, y como persona con movilidad reducida. En la misma línea, y en representación de la asociación de vecinos y comerciantes Amigos de Carme, se manifestó Luis Mira, quien explicó que la medida “es lógica y positiva porque busca el beneficio común”.
Por su parte, Fernando del Molino, en nombre de la Federación del Taxi, aseguró “que esta medida, que en toda Europa ya es una realidad, era necesaria”, y reivindicó “que la seguridad de toda la ciudadanía tiene que estar por encima de los intereses económicos de algunos colectivos”. También en representación del transporte público, y como miembro del Comité de empresa de la EMT, Ibán Alcalá, apoyó al concejal, al que le pidió “que proteja todos los carriles reservados para los autobuses para garantizar el mejor servicio”.
Por el contrario, David Izquierdo, de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, calificó “de estafa la Mesa de Movilidad, que sólo sirve para legitimar las decisiones de gobierno”, y expresó su rechazo a la medida de liberar el carril bus por los inconvenientes que puede generar a los hosteleros, y a las familias valencianas que viven del ocio nocturno.
Si bien al pleno sólo se invitó a una asociación contraria, han sido varios los colectivos que han expresado su oposición a la aplicación de la prohibición en sus actuales términos. Un rechazo que el PSPV y València En Comú han atendido y por el cual solicitaron más tiempo y unas alternativas más claras.
Pero Grezzi tiene prisa. Y tiene que ser en mayo sí o sí, aunque sea a costa de dejar en mal lugar a sus socios de Gobierno y suponga desoír la moción que él mismo votó y defendió. Quiere probar cuánto manda. El tiempo lo demostrará y, sobre todo, dirá si ha valido la pena que se enfrente a sus socios de Gobierno por una cuestión de plazos en un asunto que se ha convertido en el principal tema de debate de la ciudad cuando aparentemente, como apuntó este miércoles el concejal de Ciudadanos Narciso Estellés, “no era una necesidad imperiosa en esta legislatura”.
Con un añadido: en medio del debate nadie ha hecho que ver que la propuesta inicial de Grezzi no suponía la total prohibición de aparcar en el carril bus; que todavía quedaban calles donde se podría estacionar el vehículo entre las diez y media de la noche y las siete de la mañana. Pero eso ahora ya parece que da igual. Lo importante ya no son los ciudadanos sino ver quién se impone.